Un consejo para debates políticos

Aarón Mariscal Zúñiga

Es época electoral y los cruces de palabras abundan por internet. Resulta molesto tener que prestar atención a tantas notificaciones en el teléfono, pero a veces toca hacerlo. ¿Cómo debatir adecuadamente? Basta un solo consejo: preguntar.

Pregunte, pregunte y pregunte. Muchas veces, discutimos hasta los insultos porque malinterpretamos lo que dice la otra persona. Esa malinterpretación lleva a un ataque contra argumentos imaginarios: usted piensa que está refutando lo que dijo su oponente, pero en realidad está atacando a una caricatura de lo que él dijo. Eso se llama ‘falacia del hombre de paja’ o del espantapájaros.



Por ejemplo, si un partidario del MAS asegura que la Iglesia Católica siempre ha sido ladrona, corrupta y vendepatrias, y usted es católico y está en contra del MAS, tal vez respondería: “¡Vendepatrias y corrupto será su partido!”.

Sin embargo, eso no ayuda en nada: solo contribuye a que esa persona se siga enojando y a que usted se enoje también. Lo más lógico y razonable es preguntarle por qué cree que la Iglesia fue corrupta y vendepatrias. Es más, debería consultarle cuál es su definición de ‘corrupta’ y ‘vendepatrias’, y la cereza del pastel: por qué cree él que siempre fue así.

A lo mejor, esa persona responde “porque siempre ha robado y mentido por sus intereses oscuros, tienen harta plata en el Vaticano”. Aquí nuevamente cabe interrogarlo: “¿Por qué cree que la Iglesia siempre ha robado y mentido?, ¿qué intereses oscuros tenía?, ¿cuánta plata tiene en el Vaticano y debido a qué?”.

Eventualmente, la persona no va a saber qué responder (lo puedo garantizar). ¿Por qué? Porque no sabe lo que dice. Y podemos probar lo mismo con algún partidario de CC, Creemos o gente de cualquier partido. No todos son igual de fanáticos, seguramente hay gente cuerda y respetable militando en todos los partidos, pero es muy frecuente esa tendencia a soltar afirmaciones gratuitas.

¿Y qué es una afirmación gratuita? Es una afirmación por la que usted no tiene que pagar nada. ¿Y qué es lo que normalmente tendría que pagar? Su razonamiento. Pensar requiere tiempo, esfuerzo, cuidado. No debería ir a acusar a la otra persona de corrupta o mentirosa si usted no tiene las pruebas, aunque las redes sociales le den la ilusión de que sí. Puede, pero no debe.

Las afirmaciones gratuitas son como versos poéticos: suenan bonitos para algún poemario, pero no da para tomarlos en serio. Si razonamos bien, podemos notar que ese tipo de afirmaciones son conclusiones sin premisas: decir algo sin tener que explicarlo, soltar ciertas palabras solo porque suenan bonitas.

Una vez que usted entienda la importancia de preguntar, se va a dar cuenta de que muchas veces los ‘debates’ de redes sociales son solo un concurso de poesía: se trata de ver quién recita su opinión con las palabras más bonitas.

Vengan del partido que vengan, las afirmaciones gratuitas nos convierten en poetas, tanto para acusar como para halagar. Ejemplo: “Tuto siempre ha defendido la libertad y la democracia”. ¿Cómo la ha defendido?, ¿en qué fechas y lugares?, ¿lo hizo desde que nació?, ¿qué se entiende por ‘libertad’ y qué por ‘democracia’?

Otro ejemplo: “Chi es un machista retrógrada que quiere volver a la Edad Media”. ¿Por qué es machista y por qué retrógrada?, ¿ha manifestado actitudes machistas milimétricamente en cada momento de su vida sin arrepentirse?, ¿ha manifestado públicamente sus deseos de recuperar aspectos del Medioevo?, ¿qué aspectos específicamente?, ¿los gremios?, ¿el arte sacro?

Preguntando y preguntando se puede lograr muy buenos resultados. Hágalo y se va a dar cuenta de que posiblemente las personas con las que usted debate no saben por qué dicen lo que dicen.

*Lic. en Ciencias de la Comunicación por la UAGRM, columnista en la web Razón+Fe.