La inauguración de Arce

Guido Añez Moscoso

Cuando se inicia un nuevo periodo presidencial en cualquier país, el pueblo lo hace con esperanza, expectativa positiva, curiosidad y sentimientos de que un nuevo tiempo se inicia en tu país. En Bolivia hoy que ha jurado un Luis Arce como presidente ninguna de esas sensaciones están presentes en la población, una parte con miedo por el inminente retorno de la dictadura, sus partidarios con poco entusiasmo porque se acostumbraron al liderato de Evo, y muchos esperando su discurso inicial para ver el rumbo que tomara el país los próximos 5 años.



Lo escuché su primer discurso y no hay nada nuevo bajo el sol. Repitió el libreto político de noviembre de 2019, que en Bolivia hubo golpe de estado, que no existió fraude electoral, que se escamoteó la voluntad popular del triunfo de Evo 2019, rindió homenaje a las víctimas de Senkata y Sacaba, que al igual que en octubre del 2003 trataron de tomar esas instalaciones con un peligro inminente de causar una verdadera matanza en El Alto, calificó al gobierno de Áñez como el causante del recrudecimiento del racismo, de sembrar terror y muerte, de tratar de proscribir al MAS, de perseguir y criminalizar a sus dirigentes y de provocar persecución y exilio, en síntesis todo lo que provocó el MAS en sus 14 años de dictadura se lo endilgó a un gobierno transitorio que nunca tuvo la capacidad de aplicar la ley ni de deshacerse de la herencia que dejo el MAS en el aparato estatal y más bien fue visto por la población como conviviente con el masismo agonizante que inmediatamente se reacomodó por las políticas erradas del gobierno, y la inmadurez de una oposición que nunca entendió la Bolivia profunda y popular con unos candidatos que en vez de tener organizaciones políticas serias, más parecían clubes de amigos o comparsas que no le dieron certidumbre ni confianza a la población.

Mala señal de la oposición en la primera sesión parlamentaria, unos protestando en el hemiciclo parlamentario y los otros refugiados en el atrio de la catedral, y un sector de la población en las calles sin lideratos pero con la angustia de saber lo que se nos puede venir. Si la oposición no se da cuenta de la responsabilidad que tienen y no coordinan acciones en el Parlamento, de nada valdría recuperar los dos tercios de votos y el MAS reimplantará la dictadura a gusto y placer con el manejo de los tres poderes del Estado más el ministerio público. Nunca es tarde para madurar en política.

Arce no necesitó nombrarlo a Evo para enviarnos el mensaje que su gobierno es la continuidad de la dictadura, cuando habla de unidad desde el poder, es simple retorica, cuando habla sobre datos económicos y acusa de la crisis al gobierno transitorio, está preparando el camino para dar pan y circo al pueblo, cuando se refiere a política internacional y reivindica organizaciones como UNASUR, CELAC, e invita a una delegación Iraní a su posesión, está dando las mismas señales de Evo.

Es bueno recordar que Arce y Choquehuanca fueron los ministros que más tiempo acompañaron al Jefazo.

Aunque resulte cansador, si no nos preparamos desde ahora y en unidad para enfrentar las subnacionales, tendremos un partido con poder hegemónico en Bolivia y las tentaciones totalitarias, represoras y de uniformidad cultural en contra de regiones como Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca donde han sacado menos votos se acrecentaran. Espero que la madurez y la racionalidad se imponga en nuestros actores políticos.

Fuente: eju.tv