Los cambios y el destino

 

Hay cambios en las sociedades que marcan nuevas oportunidades y, a la vez, pueden crear renovados desafíos, mientras otros solo se orientan a repetir injusticias. Esto se repite constantemente en un corsi e ricorsi continuo. ¿Será que la historia se repite? Hay muchos que así lo creen, y exhiben pruebas de ello, aunque es natural que solo sea en lo esencial, pues los tiempos y circunstancias cambian inexorablemente.



A propósito, la filósofa argentina Delia Steinberg Guzmán, aborda el tema: “¿La historia se repite? Sí, aunque no nos demos cuenta de ello, y, si no lo advertimos, se evitarían dolores inútiles, y habremos avanzado una vuelta más en la espiral del destino sin tanta brutalidad, sin tanta oscuridad, sin tantos sacrificios estériles, sin saber quiénes somos, de dónde venimos ni hacia dónde vamos”. Esto mismo ha sido abordado por muchos historiadores y politólogos, con diverso enfoque, pero lo  innegable es que hay ese vaivén, que puede ser benéfico o, en ciertos casos, catastrófico.

En Bolivia, el Movimiento al Socialismo que gobernó durante casi catorce años, nuevamente se apresta a asumir el gobierno, pese a serias acusaciones en su contra por fraude en las elecciones del 18 de octubre. Son otros los propuestos por el MAS, apegados a lo que se hizo –o no se hizo– anteriormente. Esto lleva a preguntar –no hay respuestas– si se repetirán los casi 14 años de abuso o, por el contrario, habrá cambios. Ciertamente el presidente electo, Luis Arce Catacora, no tiene, ni el estilo, ni el dominio sobre su partido que tuvo Evo Morales y que, aparentemente, conserva.

En un régimen presidencialista en el que el primer mandatario impone políticas, es posible que haya cambios de estilo y una que otra transformación en la concepción de cómo se debe regir el Estado, pero siempre se teme la repetición de errores y abusos, los que, en este caso, sería la continuación de una conducta dictatorial.

No hay unanimidades como las que persiguen los dictadores, sino diversidad opiniones y de convicciones políticas. También es innegable que nunca la historia se repite exactamente; siempre hay variaciones. Esto, porque las sociedades también cambian, y las nuevas generaciones tienen diferentes concepciones sobre lo que debe transformarse para asegurar el bienestar, la libertad y los valores democráticos.

Un régimen, por duradero que haya sido, puede no repetirse  puntualmente. Lo corriente es que, cuando se produce un cambio,  generalmente se abandona un estilo y muchos principios que se consideraban permanentes. Esto puede y debería suceder en nuestro país. Las exigencias populares de mayor libertad, de depuración de una justicia parcializada, de dejar atrás un proceso plagado de corrupción, siempre estarán presente en la mente de muchos ciudadanos. Es que hay repeticiones que, como en todo, pueden ser beneficiosas, y otras que pueden convertirse en retorno a la tiranía.