Una enfermera reconoció que la “obligaron” a poner en un informe que había controlado a Diego Maradona

Lo declaró ante el fiscal la encargada del turno de la mañana, llamada Gisela, que cambió la guardia con el asistente que dijo que a las 6.30 Diego estaba con vida.

Fuente: https://www.clarin.com

Los restos de Diego Armando Maradona viajaron desde la Plaza de Mayo al cementerio de Bella Vista y allí la ceremonia se hizo totalmente íntima.



El enfermero que cuidó a Diego Armando Maradona (60) durante la noche del martes y la madrugada del miércoles declaró en la causa que antes de irse a las 6.30 de la madrugada, constató que el ex futbolista estaba con vida. A esa declaración se le sumó la de la enfermera que contó que, tras el cambio de guardia, «promediando las 7:30 lo habría escuchado moverse dentro de la habitación».

Ese primer testigo, de nombre Ricardo, se presentó a declarar ante la fiscal Laura Capra en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Benavídez. También declaró el coordinador administrativo del grupo de enfermeros quién expuso acerca de la modalidad del servicio.

Luego, hizo una ampliación de su declaración la otra asistente médica, llamada Gisela, que tomó el turno de las 6.30 en adelante y detalló haber escuchado esos movimientos en la habitación de Diego a las 7.30. Y admitió un detalle importante: reconoció que la «obligaron» a poner en un informe que esa mañana había controlado a Diego, cuando en realidad lo dejó descansar.

La declaración cambia el panorama respecto a que ahora la última persona que declaró haberlo visto con vida es el enfermero Ricardo a las 6.30 del miércoles y no su sobrino Johnny Espósito, el hijo de Mary (María Rosa), que lo había visto a las 23.30 de la noche del martes. Y abre un escenario de interrogantes respecto a las últimas horas de Maradona y si se siguió el protocolo de cuidados médicos que supuestamente se había montado en esa casa del barrio San Andrés.

Muerte de Maradona: la primera ambulancia llegó al barrio San Andrés a las 12.28 del miércoles.

Muerte de Maradona: la primera ambulancia llegó al barrio San Andrés a las 12.28 del miércoles.

Así, los nuevos datos contradicen esas primeras versiones que marcaban que habían pasado 12 horas sin que nadie haya asistido a quien era el técnico de Gimnasia y Esgrima La Plata.

Según la data de muerte calculada por el médico forense que hizo la autopsia, Maradona falleció alrededor de las 12 del miércoles, después de que a la habitación ingresaran su psicólogo Carlos Díaz y su psiquiatra Agustina Cosachov y notaran que no reaccionaba cuando intentaron despertarlo.

Asimismo, se estableció que a las 12:17 horas (a confirmar mediante informe de la empresa prestataria del servicio de telefonía celular) el secretario personal de Maradona (Maxi Pomargo) requirió servicio de asistencia médica, haciéndose presente una ambulancia de la empresa +VIDA a las 12:28, conforme registros fílmicos del Barrio San Andrés.

En los minutos siguientes se observó el ingreso de distintas ambulancias de otras prestadoras de servicios médicos. En la casa del barrio San Andrés, del partido de Tigre, además de Maxi había un empleado contratado para su seguridad física y una cocinera.

Se estableció también que a las 12:16 horas se generó un llamado al servicio de emergencias 911 requiriendo una ambulancia, por parte de Leopoldo Luque, contándose con la grabación de audio pertinente.

Cortejo fúnebre en la entrada al cementerio de Bella Vista. Fotos Emmanuel Fernández

Cortejo fúnebre en la entrada al cementerio de Bella Vista. Fotos Emmanuel Fernández

La orina y la sangre extraídas en la autopsia de Maradona comenzarán a ser analizadas para los exámenes toxicológicos ordenados por la Justicia. Las muestras serán remitidas a los laboratorios de la Policía Científica de San Martín, cuyos expertos serán los encargados de detectar si el ex futbolista tenía rastros de alcohol o algún tipo de droga, fármaco o sustancia tóxica.

Luego de recibir el alta en la Clínica Olivos, Maradona seguía con la recuperación de una operación en la cabeza en una vivienda de San Andrés, un barrio privado exclusivo y en pleno desarrollo, ubicado entre Nordelta y el complejo Villanueva, en el límite entre Tigre y Escobar.

La casa fue adaptada para que pudiera seguir con su tratamiento tras la operación por un hematoma subdural crónico en la parte izquierda de su cabeza.

La autopsia arrojó que murió como consecuencia de un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada” y descubrió en su corazón una miocardiopatía dilatada, una patología que produce un agrandamiento de las cavidades del corazón y que tiene múltiples causas. El corazón de Diego fue preservado para ser estudiado y se comprobó que tenía el doble del tamaño de uno normal.