La mujer fue víctima de maltrato psicológico y físico por parte de su hermano, quien además, le quitó sus pertenencias
Una mujer decidió emprender un viaje hacia la ciudad de La Paz para pedir justicia, denuncia esclavitud, la víctima habría atendido durante 40 años a su hermano, el cual, le destrozó la casa y le quitó sus pertenencias que ella pudo obtener gracias a su trabajo.
Doña Epifania Aguilar junto a su esposo marchan hace tres días desde la comunidad Pipini hacia la Sede de Gobierno en busca de justicia. La mujer tiene 40 años, y durante toda su vida sufrió maltratos por parte de su hermano.
“Por miedo nos hemos salido a la carretera junto con nuestro perrito, pero nuestro perrito se ha perdido en el camino, y nosotros estamos preocupados, pero tengo que acompañarla (a su esposa), tengo que resguardarla, hemos caminado tres días y una noche”, indicó a la red UNITEL René, esposo de la víctima que la acompaña en este largo viaje.
La mujer originaria de Pipini, una comunidad alejada de La Paz, solo habla aymara, es consciente de la violencia psicológica y física a la que fue sometida, tanto que hasta se le privó el derecho de estudiar.
Algunos familiares de René y Epifania se sumaron a la marcha, no imaginaron las condiciones en las que vivía, por lo que viajan junto a ella para respaldarla.
A tomar conocimiento del tema, el Viceministerio de Transparencia e Igualdad de Oportunidades, se dirigió a dar encuentro a la pareja quienes les proporcionaron alimentos y se comprometieron a brindar ayuda a la familia con todas las acciones legales.
Las autoridades lamentaron que el municipio de donde pertenece Epifania debió haber buscado una solución previa, pero no cumplieron con su deber constitucional, por lo que buscarán que el Ministerio de Justicia se haga cargo.
Además, personal médico les brindó atención, les curó las heridas que tenían debido a la larga caminata que emprendieron, donde también, les entregaron barbijos para su protección.
Epifania cargó durante todos esos días una wiphala, no solo como símbolo de su origen, sino también, como símbolo de que su lucha debe continuar.