¿Qué más deben aprender los niños y adolescentes en el sistema escolar?

Hernán Cabrera M. – eju.tv

 

Parafraseando a Jesús cuando acusaban a Magdalena, podríamos decir hoy: Que tire la primera piedra, la madre que nunca le dio un celular a su hijo, para que deje de molestar y ella sigua con sus quehaceres o charlas.



Sin duda, muchas han procedido de esa manera e incluso los primeros regalos que ya se hacen a nuestros hijos es el aparato celular de último modelo o el que tenga todas las novedades tecnológicas. Nos consta, porque lo vimos en amigos, parientes y conocidos.

¿A qué viene estas comparaciones? A que sencillamente los padres de familia y los profesores tendrán a partir del de febrero del 2021, una enorme y doble responsabilidad de acompañar el proceso de la formación de los estudiantes, desde primaria hasta secundaria y ahora más de cerca, más estricto y con más responsabilidades, porque antes de la pandemia y la cuarentena, el papá y la mama “se libraban” de sus hijos por algunas horas, porque tenían que llevarlos al colegio, durante toda la mañana o la tarde. Pues bien, ahora lo tendrán a sus pequeñitos las 24 horas del día y supervisando si están atentos a las clases virtuales o a la educación a distancia. Enorme cuota de responsabilidad familiar. Pero a la vez, un gran reto y redefiniciones de roles y de contenidos educativos que se deben impartir a los niños, niñas y adolescentes en estos tiempos de posconfinamiento, cuando la pandemia sigue haciendo estragos en el mundo entero y en Bolivia también.

Cada día informan de cientos de contagios y de muchos muertos, además con un virus cada vez más agresivo y más fácil de contaminarse. Así que ahora el camino que se presenta está lleno de oportunidades y de puertas, antes que de obstáculos o problemas. Hay que sacarle provecho a todo que se nos presenta, con la convicción de que la humanidad ha sabido siempre superar cada prueba que se le presentó por su sendero. Hemos sobrevivido hasta el presente.

La pandemia nos tiene que dejar muchas lecciones, no solo en las vidas de las personas, sino en los sistemas educativos. Además debemos aprender de esas lecciones que nos interpela como sociedad, individuos y como Estado, porque nos encontró en pañales en todos los campos de la actividad humana y científica en Bolivia.

Pero una de las enseñanzas que debemos recoger como sociedad y Estado es que debemos fortalecer las competencias y las capacidades en la dimensión humana y social de los niños y niñas, desde la perspectiva de la realidad, de los problemas diarios y de los sufrimientos y logros que se tiene como seres humanos. Pero no recurrir al fácil expediente de dotarles de un celular, para que ese muchacho se divierta, se automatice y viva en las nubes, con base en las aplicaciones, juegos y todo el bombardeo de videos, fotografías, memes, TikTok e informaciones que puede observar y disfrutar en minutos. Sin duda, que se debe aprovechar este hermoso instrumento de comunicación, en el proceso de formación. ¿Qué debemos enseñar o compartir desde las familias y en las escuelas con los alumnos, que otra vez estarán en sus casas para ser formados en los ciclos primaria y secundaria? Acá algunas propuestas desde la filosofía y de la cotidianidad:

  • Que la vida es lo más importante, y la que se desenvuelve en un permanente aprendizaje, además se alimenta de los esfuerzos y lágrimas que protagonizan papá y mamá, para asegurar la formación escolar de todos ellos.
  • Que este Planeta Tierra es el único que tenemos y que no es nuestro, donde cada detalle cuenta para su cuidado y protección, como el no botar la basura donde uno quiera.
  • Que debemos impulsarles a lanzarse a vencer los riesgos y los obstáculos que la sociedad siempre tiene frente a cada uno de sus integrantes, pero en base a los valores de bondad, solidaridad, justicia y de respeto hacia los otros.
  • Cultivar el alma, el espíritu, el cerebro con los detalles de la vida y con las lecturas poderosas y revitalizantes que nos han dejado filósofos, literatos, científicos, religiosos, cuyos escritos no están hechos para grandes o todólogos, sino para ellos, que son más sensibles y aptos para aprender.
  • Impulsarlos a que reflexionen, que hagan y que digan lo que ellos piensan, sin tener miedo a las burlas o a las equivocaciones, alimentarlos en un viaje a su interior para que emerja la curiosidad y el asombro en sus cabecitas.
  • Generarles las condiciones para despertar en ellos la fuerza innovadora y el impulso de la creatividad, que todo niño tiene potencialmente en sus corazones, en sus voluntades y en sus estados de ánimo.
  • Motivarlos a desarrollar todas sus capacidades, potencialidades, destrezas, habilidades desde las manuales, intelectuales, a través de los juegos didácticos y de las ciencias humanas, como la filosofía, la psicología, la pedagogía, el deporte.
  • Darles responsabilidades para que repartan de la mejor forma sus tiempos que tienen, para el ocio la diversión, para el estudio, para el descanso y que no se dejen atrapar por las maravillas y sorpresivos adelantos que de forma permanente tienen los aparatos celulares y otros. Usar las tecnologías, no dejarse y absorber por ellas.
  • Decirles a los niños y niñas que cada paso que darán les costará, pero que luego recibirán el doble en cada esfuerzo que desplegarán por su presente y futuro.
  • Así como esperan del Papa Noel, que les llueva de regalos, así deben exigirse que sus deseos se vayan cumpliendo, pero asumiendo que ellos son los protagonistas de cada logro que harán y de que cada paso, de que ellos son los artífices de sus decisiones y que la sociedad los espera con los brazos abiertos.

Que este 2021, el sistema educativo se humanice y se transforme, y que los niños y adolescentes encuentren respuestas a los problemas de la vida y de las adversidades y no solo salgan repitiendo las fechas de fundación de la República, o sumando 2 más 2.

El sistema escolar debe dar respuestas revolucionarias y vitales en estos tiempos pandémicos.