El 2,4 % de los cóndores perecieron en el envenenamiento de Tarija

La especie se encuentra en puertas de entrar a la categoría de Peligro de extinción. Una matanza similar ocurrió en Argentina en 2018, cuando murieron otros 34 cóndores.

Jorge Quispe

Fuente: Página Siete

Se estima que en Bolivia viven unos 1.400 cóndores, por lo que el envenenamiento de 34 ejemplares en Tarija significa el 2,4% de su población. Y para una especie donde la tasa de reproducción es una de las más bajas, con un huevo por padres, cuya cría recién alcanza su madurez sexual a los ocho años, lo sucedido en el sur es atroz, según el biólogo e investigador asociado al Museo Nacional de Historia Natural, Diego Méndez.



“Es un golpe muy duro para la especie, realmente atroz lo que pasó. El envenenamiento de los 34 cóndores es el caso más grave en Bolivia y uno de los peores solo comparado con el sucedido en Argentina en 2018”, sostiene Méndez que estuvo en la zona Laderas del Norte, dentro del Bioparque Urbano de Tarija, donde el fin de semana fueron halladas muertas las aves. En enero de 2018, en Mendoza, Argentina perecieron curiosamente otros 34 cóndores, también envenenados por sustancias tóxicas que usan los comunarios para alejar a otros animales que acechan a sus rebaños.

Méndez insiste en que si se toma en cuenta que una pareja de cóndores empolla un solo huevo y que la cría alcanza su madurez sexual a los ocho años. “El golpe para esta especie es grande por el tiempo que tardan en crecer las crías y que mueran muchísimos cóndores en un solo evento es terrible ¿Cuánto tiempo ha costado que lleguen a tener esa edad?”, pregunta el estudioso. El especialista recuerda que los padres asignan incluso más tiempo a la crianza del pichón que la madre.

Por eso, Méndez considera que al menos una generación de cóndores de los últimos ocho años ha muerto en Tarija. “Claro, claro, los cóndores que han nacido hace al menos ocho años han muerto ahora. En este grupo una mitad eran adultos y los otros eran inmaduros (próximos a alcanzar su madurez sexual para buscar pareja), por eso esto crea un desbalance muy crítico para su población”.

Si se considera que existen unos 1.400 cóndores en Bolivia, por la zona tarijeña, habrían sido vistos unos 150, por lo que el 23% de esa población murió a causa del envenenamiento. No obstante, los cóndores recorren desde 8.000 kilómetros hasta 80.000 kilómetros.

Próxima a entrar en peligro de extinción

Según el Libro Rojo de los vertebrados en Bolivia, publicado en 2009, el cóndor (Vultur gryphus), se encuentra en la categoría vulnerable de extinción a nivel nacional, no obstante eventos como el que pasó en Tarija empujan más a la especie a llegar a categorías superiores.

“Vulnerable significa que está en la puerta de entrada a las categoría de Peligro de extinción, según criterios de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) y por supuesto estamos empujando a la especie a categorías superiores de riesgo”, refrenda Méndez.

Por ello reitera que el envenenamiento de los cóndores es la peor catástrofe para esta especie en Bolivia al menos en los últimos 20 años y en los últimos 100 años.

Méndez reitera que por la investigación in situ que hizo todo apunta a que algunos comunarios utilizaron un cebo envenenado para acabar con algunos depredadores que acechan a sus rebaños, sin contar quizás que las víctimas serían los cóndores. “Si bien aún no se ha determinado el tipo de veneno, los pesticidas son sustancias habitualmente empleadas en estas prácticas. Estas sustancias son bastante tóxicas y en consecuencia letales”.

El fin de semana fueron encontrados los cuerpos de 34 cóndores en un perímetro de 50 metros. El biólogo afirma que los cóndores, que se juntan para devorar la carroña, habrían muerto inmediatamente por un fulminante veneno sin tener tiempo si quiera para levantar vuelo.

“Es probable que comunarios querían controlar el conflicto con depredadores de su ganado (podrían ser pumas, zorros o perros asilvestrados, por ejemplo) y usaron un método inadecuado (el peor de todos), lo cual tuvo como consecuencia la muerte de los 34 cóndores y otras aves rapaces carroñeras. Es lo que se llama envenenamiento indirecto o secundario. Mueren individuos de especies a las que no se pretendía eliminar”.

Para los aymaras y quechuas, el cóndor es el hermano mayor de los animales, el mensajero del Sol y en algunas comunidades los ancianos aún creen que matar a un Mallku Condori es un delito que merece ser castigado por la comunidad. En tanto, las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente y Agua buscan a los culpables del envenenamiento masivo de los 34 cóndores.