Padres y maestros piden la pronta entrega de los textos de aprendizaje para paliar las falencias en el acceso a las herramientas tecnológicas.
Leny Chuquimia / La Paz
Con un acceso inestable a la plataforma virtual y sin textos de aprendizaje para apoyar las cápsulas educativas de radio y televisión, así vivieron gran parte de los estudiantes su primera semana de clases. Aunque la evaluación del Ministerio de Educación es muy positiva, los maestros señalan que sólo el 60% de los alumnos lograron iniciar el año escolar.
“La educación a distancia está funcionando, hemos verificado y se complementa con los programas de televisión y de radio. Los reportes que tenemos muestran que las clases con más audiencia son las de televisión. Los textos ya serán entregados”, señaló el ministro de Educación, Adrián Quelca.
Sin embargo, los maestros tienen otra percepción. El secretario ejecutivo de la Federación Departamental Urbana de Trabajadores de la Educación, Leandro Mamani, sostiene que la calidad educativa y su gratuidad están en riesgo.
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“En la educación a distancia, en estos días de clases, hemos constatado que sólo un 60% de los alumnos logró conectarse. La plataforma del ministerio se saturó y ya no se usó”, dijo Mamani.
La presidenta nacional de las Juntas Escolares, Florencia Iraola, afirmó que se solicitó a la juntas departamentales una evaluación para determinar las dificultades. “Ahora nuestra preocupación es que los textos no están llegando. Queremos saber qué pasa con la plataforma; los maestros dicen que se cuelga o que no fueron capacitados y el ministerio dice que todo está bien. Necesitamos saber quién miente”.
Un engranaje suelto
Para garantizar el derecho a la educación y el acceso de todos los alumnos, el Gobierno diseñó cuatro componentes esenciales: plataforma virtual, textos de aprendizaje, clases por Tv y clases por radio.
Todos deben funcionar de forma complementaria, como un engranaje que ponga en marcha la educación a distancia. Si un elemento falla, los otros cubren la falencia para evitar un colapso. Sin embargo, si dos tienen problemas, el sistema está en riesgo.
“Hay un 40% de estudiantes que no se conectan porque no tienen acceso a la plataforma virtual, a un equipo o a internet. Otros no tienen cobertura en su casa o son varios hermanitos con una sola terminal. Los que no se conectan acuden a la televisión o la radio para aprender, pero sin los textos no hay con qué poner en práctica y no completan el aprendizaje”, reprochó Mamani.
Jhanet es profesora en una unidad educativa de El Alto, camino a Viacha. El lunes pasado, ella, sus colegas y todo el alumnado trataron de ingresar a la plataforma del ministerio: Educa Bolivia. El sistema estaba saturado, se colgaba y colapsó. Nadie logró ingresar.
Muchos avanzaron hasta el punto en el que el sistema les solicitaba el código de ingreso, pero al digitarlo no los aceptaba. Insistieron, pues la navegación en este sitio es gratuita y no se podía desaprovechar. “No hubo éxito. En reunión decidimos usar una plataforma que el año pasado el colegio compró y que ya sabemos manejar”, contó.
“Pintaron la vuelta a clases muy bonita, pero no está funcionando. La plataforma no se usa”, insistió el ejecutivo de la confederación de maestros, Ludwin Salazar.
“Los primeros días se colgaba o no entraba, pero ahora ya se puede navegar en la biblioteca -aunque a veces se cuelga-, cualquier persona puede revisar los textos, están todos. El problema es entrar al aula virtual. Ponemos el código pero no entra, así no podemos dar clases”, explicó un profesor de secundaria.
Quelca aseguró que estas denuncias son falsas y que el sistema no dejó de funcionar -en ningún momento- desde que el presidente Luis Arce lo inauguró, el 1 de febrero a las 9:30. “Estas denuncias no son ciertas”, sostuvo el ministro.
El viceministro de Educación Regular, Bartolomé Puma, indicó que el problema no está en la plataforma sino en fallas administrativas. “Parece que han quedado algunas unidades educativas que no pueden ingresar y es porque sus directores no hicieron la validación debida para habilitar las cuentas de su plantel y alumnado”, dijo.
Sin embargo, el que la plataforma funcione no soluciona las falencias en el acceso. Y es que si bien navegar en esta herramienta es gratuito, para acceder a ella se debe contar con un equipo y una conexión a cualquiera de las tres operadoras de internet que hay en el país.
Como explicó Quelca en varias oportunidades, para atender estos problemas están los textos de aprendizaje; éstos deben ser apoyados por las cápsulas de Tv y radio.
Doña Martha tiene tres hijos, la más pequeña está en primero de primaria y el mayor en quinto de secundaria. No entiende mucho de tecnología y para los tres tiene sólo su teléfono móvil.
El año pasado fue suficiente pues sólo usaron el WhatsApp y en algún momento el Zoom. Lo costoso fueron los megas. Por eso cuando se anunció la clausura el año escolar, sus hijos dejaron las tareas.
Ahora que hay clases por Tv, sus hijos las aprovechan. Usan un viejo reproductor de VHS para grabar las clases del canal estatal.
Las cápsulas son emitidas de lunes a viernes; nivel inicial y primaria de 9:00 a 10:00: primaria de 11:30 a 12:00 y secundaria de 15:00 a 16:00 y de 18:00 a 18:30.
Cada cápsula condensa una clase que en las aulas hubiera durado 45 minutos en sólo diez. Cada una está enfocada a un grado. Son contenidos concretos que para quien ya terminó el bachillerato son un repaso, pero para un alumno que no conoce el tema saben a poco.
El martes a la hija menor de Martha le tocó una clase para aprender a lavarse las manos. El programa en el que la maestra cantaba le llamó la atención y aunque su clase terminó, ella continuó viendo la de segundo de primaria, que explicaba los tipos de alimentos.
Ese mismo día, tercero de primaria aprendió el uso de los signos de puntuación. Y cuarto de primaria, cómo se redacta una noticia.
“Con la pequeña no hay problema, incluso ve las clases de inicial que son igual cortitas”, dice Martha. Añade que el problema está con su hijo mayor, que este año cursa el quinto de secundaria.
El martes le tocó aprender ecuaciones de primer grado. Aunque la explicación del maestro fue clara para los 13:23 minutos que duró su clase, los ejercicios matemáticos requieren de práctica.
Es aquí, según Mamani, que es necesario contar con el texto de aprendizaje, ya que estas cápsulas son de apoyo a la cartilla que contiene los ejercicios para reforzar la asimilación de la lección.
“Hemos hablado de esto con el ministerio y nos dijeron que los textos serán entregados hasta el 15 de febrero”, señala Iraola. Hasta entonces maestros y alumnos deben avanzar sin ese componente.
La mañana del jueves, los padres de familia reclamaron ante los medios que por la falta de estos textos los profesores se ven obligados a imprimir el material con sus propios recursos. Quelca, en conferencia de prensa, descalificó estas denuncias indicando que los libros estaban listos y que podían ser consultados en la plataforma virtual.
Si bien los textos de aprendizaje ya están en Educa Bolivia, el problema vuelve al punto de partida: por falta de condiciones o equipos, estudiantes y docentes no acceden a esta herramienta y se requieren los textos para apoyar las clases de Tv y radio para ese alumnado.
“Así, muchos de nuestros niños no acceden a la educación”, lamentó el profesor Mamani.
Varios alumnos deben pasar clases compartiendo un solo teléfono o computadora
Varios padres de familia llegan hasta los galpones de la Buenos Aires para adquirir equipos celulares o tablets. La fama del lugar se debe a que los vendedores son mayoristas por lo que estos equipos son más económicos.
“¿No me rebaja?”, pregunta en uno de los puestos don Santos Tuco. Tiene cuatro hijos: el mayor acaba de pasar a secundaria, otros dos están en primaria y el más pequeño en inicial.
Para todos ellos sólo cuenta con el teléfono móvil de su esposa, porque el suyo es algo antiguo y lo usa para trabajar. No conoce mucho de tecnología y se deja llevar por las explicaciones de los vendedores. Ha puesto la mira en un equipo de marca desconocida. “¿Y va a servir para pasar clases?”, consulta y el vendedor le dice que sí.
“Tengo que hacer un esfuerzo, porque mis hijos no pueden estudiar. Necesitan para descargar sus tareas. Los más pequeños usan el de su mamá para hablar por WhatsApp con la profe y así controla sus avances. Pero para los más grandes ya es más difícil porque necesitan más tiempo. Todos se tienen que turnar”, dice mientras cuenta su dinero.
El equipo le costó 1.240 bolivianos, monto que pagó hasta con el último billete que tenía en el bolsillo. “Case… por lo menos para mi pasaje rebajame”, insiste entre risas. “No todos pueden comprar, hay familias que están con un solo equipo… y aparte son los megas”, afirma.
No sólo es el equipo, también es la señal
Juan Pablo Q. vive en la ladera que cuelga de la avenida Periférica, final Segundo Crucero, a unos 15 minutos de caminata de la Plaza Murillo. Su domicilio no es parte de los barrios marginados y prácticamente está en el centro de la ciudad. No tiene hermanos y cuenta con un celular que sus padres le compraron para darle la oportunidad de estudiar este año, en las mejores condiciones posibles.
Se pensaría que tiene todas las facilidades pero aún así no puede acceder a sus clases. Trata de conectarse a la plataforma que anunció el ministerio pero no lo logra, y es que la casa en que vive -pese a su buena ubicación- está en uno de los tantos puntos ciegos en la cobertura de internet de las operadoras.
Trata y trata… y cuando parece que su celular está a punto de conectarse, en la pantalla le sale un aviso de “error, verifica tu conexión a internet”. Algo avergonzado, como si fuera su culpa el no poder demostrar cómo funciona la plataforma ministerial, se agarra la cabeza y acerca sus ojos a la pantalla.
“En esta curva se pierde la señal., por eso salgo hasta la terraza”, comenta y entre probar y probar pasa el tiempo.
Su madre ya ha pensado en cambiar de operadora y migrar a Entel, que es la que mayor cobertura tiene. Pero las líneas de la estatal sólo pueden ser compradas y habilitadas en la central en horarios de oficina, justo cuando ella trabaja.
Tras varios intentos, Juan Pablo logra conectarse a la plataforma Educa Bolivia. La biblioteca cuenta con varios textos incluidos los de aprendizaje.
Aunque la navegación se le hace lenta por la calidad de la conexión, trata de consultar los libros en línea, aprovechando que el acceso es gratuito. Pero las hojas del libro se hacen diminutas en su pantalla y piensa que sería mejor imprimir -por su cuenta- las primeras páginas, hasta que le entreguen los textos.
Retomando la emoción, trata de ingresar al aula virtual para curiosear cómo funciona, pero el sistema le pide un código y nombre de usuario. Dice que vio en la televisión que sólo se trata del número de su RUDE y cuando digita le sale un mensaje que le dice que es incorrecto y que no tiene acceso.
Educación y Covid
El 10 de marzo de 2020, Bolivia confirmó los dos primeros casos importados. Días después se decretó la cuarentena, que cerró todas las unidades educativas.
Oruro Fue el primer departamento en confirmar un contagio local, el 10 de marzo. Sus autoridades decidieron armar un cerco epidemiológico y para el día siguiente se ordenó la suspensión de clases.
Bolivia Dos días después, el 12 de marzo, la entonces presidenta Jeanine Añez anunció la suspensión de las clases en todo el país. El año escolar, que apenas había comenzado un mes antes, fue interrumpido.
Virtual Universidades y colegios optaron por la educación virtual. Sin embargo, semanas después se pidió la suspensión por la falta de acceso de muchos estudiantes.
Cierre El 12 de julio se anunció que ningún alumno sería reprobado. Al día siguiente se oficializó la clausura del año escolar y se instruyó que los alumnos pasen al curso superior.
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2021 Ante la ola de casos se determinó que el año escolar no empezaría de forma presencial y se fijó el 1 de febrero para el inicio. Los padres y maestros exigen condiciones para los estudiantes.