Xenofobia en Colombia: un veneno que puede truncar el futuro de nacionales y migrantes venezolanos

El 21 de marzo, la ONU convocó a luchar contra la discriminación. La xenofobia puede conjugar sus distintas formas: racismo, misoginia, homofobia y hasta el odio a los pobres. En Colombia se prenden las alarmas.

    José Ospina-Valencia
Monumento a los Héroes en BogotáUna instalación de la iniciativa «El Derecho a no obedecer»

Fuente: DW



Colombia, un país sin experiencia en la recepción masiva de migrantes, puede perder la oportunidad de aprovechar la migración como un aporte a su futuro, porque la creciente xenofobia y la radicalización amenazan con romper los puentes de entendimiento entre nacionales y migrantes.

«Colombia ha recibido al 35 por ciento del total (6 millones) de la inmigración venezolana en el mundo. Una cantidad que dificulta la inserción en la sociedad colombiana y requiere su tiempo para que ambas comunidades puedan identificar y generar desarrollo para el país”, precisa a DW Rafael Calles Moreno, miembro del programa Fortalecimiento de Jóvenes y Líderes Venezolanos para la Reconstrucción Democrática de Venezuela, auspiciado por la Universidad del Rosario de Colombia y la Asociación Ávila-Monserrate. En medio de las dificultades económicas, «Colombia cuenta con una ayuda internacional equivalente a solo el 10% de los recursos disponibles para atender a los refugiados sirios, o sea 300 dólares anuales por persona”, contextualiza Calles, graduado en Negocios Internacionales de la Universidad Pontificia Bolivariana, de Bucaramanga, Colombia.

La disposición de la comunidad internacional a dar más ayuda humanitaria depende mucho de si el Gobierno de Colombia adelanta o frena el Acuerdo de Paz. No en vano la UE revisará en mayo próximo el impacto del Fondo Europeo para la Paz. Y en junio, una conferencia internacional de donantes mostrará si Colombia logra o no más ayuda para la atención de los refugiados venezolanos.

El joven venezolano Rafael Calles MorenoRafael Calles Moreno es miembro del programa Fortalecimiento de Jóvenes y Líderes venezolanos para la Reconstrucción Democrática de Venezuela, auspiciado por la Universidad del Rosario de Colombia y la Asociación Ávila-Monserrate.

Unos dos millones de venezolanos llegaron en los últimos dos años a Colombia. «La pobreza es tan grande en Venezuela que gran parte de estos migrantes llegan en situación de alta precariedad y vulnerabilidad por lo que lo sufren la aporofobia”, acota Calles.

La xenofobia aumenta las desventajas de los migrantes

Aunque las expresiones de xenofobia frente a los venezolanos no han llegado a los niveles de otros países, hay gran preocupación porque esta crezca y envenene el ambiente necesario para la integración de los refugiados y el futuro mismo de Colombia. «Desde 2018, la iniciativa ‘El derecho a no obedecer’ combate la xenofobia impulsando la integración entre venezolanos y las comunidades de acogida”, cuenta a DW Alejandro Daly, profesional de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia y codirector de Barómetro de Xenofobia, una alianza derivada de la experiencia de «Interpreta”, una ONG que monitorea el desarrollo de la inmigración haitiana en Chile.

El Barómetro de Xenofobia ha registrado un aumento paulatino e identificado cuatro momentos cúspide de xenofobia en Colombia, según Alejandro Daly: «El primero, lo ocasionaron las palabras de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, quien – tras el asesinato de dos trabajadores colombianos – dijo que ‘los venezolanos nos están haciendo la vida a cuadritos’. El segundo lo generó el expresidente Álvaro Uribe que el 10 de septiembre de 2020 pidió en un trino al Gobierno de Iván Duque ‘deportar a extranjeros vándalos’, refiriéndose a la supuesta infiltración venezolana en las manifestaciones contra el Gobierno”. Uribe reaccionó así a una noticia falsa según la cual venezolanos habrían secuestrado un bus de servicio público en medio de protestas públicas. «El tercer pico”, prosigue el codirector de Barómetro de Xenofobia, «lo produjo el presidente Iván Duque cuando anunció que ‘los migrantes ilegales no serán vacunados contra el coronavirus’. Y el cuarto, las recientes declaraciones de la alcaldesa de Bogotá, quien, tras el asesinato de un policía, le pidió al Gobierno central ‘protección de los colombianos frente a los venezolanos criminales’”.

Tras cada uno de esos episodios, expresiones e insultos xenofóbicos se convirtieron en tendencia en las redes sociales, pero este último generó alertas por casos de xenofobia en diferentes partes de la capital de Colombia. ¿Por qué?

El joven venezolano Alejandro Daly Alejandro Daly es coordinador del Derecho a No Obedecer y codirector del Barómetro de Xenofobia, una plataforma que sistematiza y analiza los resultados de la expresiones públicas en Colombia y otros países en América Latina.

«La capacidad de Claudia López de orientar el discurso público hacia la xenofobia es inmensa, además de poseer el segundo cargo público más importante del país, es la figura política con la segunda mayor influencia en Twitter en Colombia, después de Álvaro Uribe”, apunta el codirector de Barómetro de la Xenofobia, quien considera «especialmente peligroso que López haga una división entre colombianos y venezolanos, porque este es un discurso deshumanizante de los migrantes que valida posturas xenófobas”. Pero también los insultos misóginos y homófobos, como reacción a las palabras de la alcaldesa, son considerados por Alejandro Daly «igualmente reprochables”.

Para Rafael Calles, «así como las palabras de López merecen el rechazo, también las acciones decididas de Migración Colombia, que se ha propuesto deportar a los extranjeros que cometan delitos graves, merece ser aplaudida”.

Según Migración Colombia, en 2021 y hasta el 13 de marzo, habían sido deportados 86 ciudadanos venezolanos, acusados de hurto en bandas organizadas. Aún así, «dos de cada 100 hurtos en Bogotá son cometidos por venezolanos”, precisa el Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario. «Por esa razón”, agrega, Rafael Calles Moreno, «el discurso político no puede generalizar, porque resulta alimentando la xenofobia y aumentando las desventajas de la población migrante”.

Colombianos temen a la «radicalización importada por los venezolanos»

Un gran punto de desencuentro entre colombianos y venezolanos, y una de las razones del escepticismo y la xenofobia hacia los migrantes del país vecino, es la postura a menudo extrema de algunos venezolanos contra todo lo que suene a izquierda, justicia social y hasta a derechos humanos. En Colombia, una sociedad que busca salir del conflicto hacia la paz concertada y que intenta zafarse de la trampa de la polarización política, desconcierta el radicalismo que profesan algunos venezolanos. ¿Quiere Iván Duque con la regularización de los venezolanos agrandar las bases de electores de la derecha en Colombia?, se preguntan.

«El radicalismo de algunos venezolanos, resultado de su experiencia, es, en efecto, un fenómeno preocupante para la democracia en América Latina, pero se trata de una minoría; la mayoría de los migrantes no tiene ni tiempo para reflexionar sobre sus valores políticos porque está tratando de sobrevivir”, afirma el analista creador de la plataforma Derecho a No Obedecer.

Mayoría de colombianos aprueba protección temporal a migrantes venezolanos

En cuanto al Estatuto Temporal de Protección, para sorpresa del Barómetro de la xenofobia, «la mayoría de los colombianos reaccionó positivamente a la medida de Duque que permitirá ‘la integración de nuestros hermanos venezolanos’”, cita Alejandro Daly. Y agrega que, en efecto, las críticas provienen de quienes creen que «la medida es una movida de Duque para captar votos”.

Por último, Rafael Calles reitera que «así como los venezolanos mismos somos los responsables de que no se nos cierren las puertas en los países que nos acogen, esperamos que las autoridades no nos estigmaticen”. Alejandro Daly, por su parte, hace un llamado a todos los candidatos en las próximas elecciones en Colombia, Ecuador, Perú y el resto de América Latina a no instrumentalizar a los migrantes y refugiados. «Es importante”, concluye Daly, «que los funcionarios públicos, los medios, las ONG y la sociedad civil no creen o repliquen mitos que relacionen a los migrantes con inseguridad u otros males, sino que presenten hechos que aporten a la integración”. «De lo contrario”, teme, «la xenofobia nos va a pasar por encima a todos”.

(er)