Balance electoral trinacional

Emilio Martínez Cardona

Pasaron las votaciones del domingo 11 de abril en tres países, que habíamos definido en una columna previa como “una fecha clave para la región”.



En Bolivia, se confirmó a Evo Morales como “mariscal de la derrota”, ya que allí donde se impuso su “dedazo” en la selección de candidatos se produjeron importantes disidencias en el Movimiento Al Socialismo, con una fuga de gran parte de su electorado hacia agrupaciones departamentales o partidos de alquiler.

Por otra parte, en el balotaje de cuatro departamentos quedó claro el fracaso del giro despótico dado por el gobierno tras la primera vuelta, que incluyó desde las detenciones indebidas de ex autoridades con intenciones de amedrentamiento, hasta los intentos de chantaje a poblaciones enteras con la amenaza de retacear vacunas a las regiones que no votaran por el oficialismo.

La ciudadanía boliviana reafirmó su carácter libertario o levantisco, dando un voto castigo a este tipo de amenazas.

En Ecuador se registró la derrota en el balotaje del “delfín” de Rafael Correa, Andrés Arauz, frente al social-cristiano Guillermo Lasso. Se evidencia el agotamiento de la receta del Grupo de Puebla de enmascarar el retorno de los viejos gobernantes con pretensiones autocráticas detrás de figuras que aparentan moderación en tiempos electorales.

Sucedió en Argentina con Alberto Fernández y en Bolivia con Luis Arce Catacora, pero después de las catastróficas experiencias de ambos gobiernos en corto tiempo, queda claro que esa estrategia cosmética ya no engaña a nadie.

Lasso ya ha dado señales positivas de iniciar sus primeros 100 días de gobierno con medidas liberales, como la rebaja de impuestos, en contrarruta a la fiebre estatista desatada en la región por los neo-populistas.

En Perú, la primera vuelta electoral marcó el paso a un próximo balotaje de Pedro Castillo y Keiko Fuimori, con un Hernando de Soto que rozó por momentos la posibilidad del pase a segunda vuelta.

Es una pena que el economista peruano, autor de “El misterio del capital” y “El Otro Sendero”, no haya logrado concretar el sorpasso, aunque es muy probable que se convierta en el principal socio de gobierno en una eventual administración de Keiko Fujimori, tal vez al frente del Ministerio de Economía.

Sería importante que esto suceda, para llevar adelante sus proyectos de capitalismo popular, que pueden ser un ejemplo para otros países del área.

Por otra parte, el contrincante Castillo no es la “blanca palomita” que quieren mostrar muchos medios, por ingenuidad, afinidad o información parcial. No se trata de un simple maestro de primaria, un outsider llegado al balotaje de manera milagrosa, sino de un cuadro sindical de vieja trayectoria ligado nada menos que a Sendero Luminoso, la sangrienta guerrilla del Partido Comunista del Perú que aterrorizó al vecino país por más de una década, causando la muerte de 38.000 personas.

Esa formación se ha ido reorganizando bajo otros nombres en las zonas dedicadas al narcotráfico y es en ese marco que debe interpretarse el fenómeno de Castillo.

Así las cosas, la segunda vuelta peruana se librará entre Sendero y el Otro Sendero, entre el narco-maoísmo y la economía popular de mercado.