A sus 12 años, Jhosney es el director de cine más joven de Bolivia, vive en El Alto y lidera a Los Trovadorcitos

A los 10 años publicó su primer libro de poemas, que son la base de una serie de videos que dirige junto a sus amigos para visibilizar la violencia contra los niños.

 



Fuente: paginasiete.bo

Ivone Juárez /  El Alto

El jueves pasado estuvo despierto hasta después de la medianoche, algo que sólo ocurre en Navidad o Año Nuevo. ¿La razón? La premiere de su opera prima se prolongó hasta las 23:00. Físicamente estaba muy cansado por las entrevistas e idas y venidas, pero la adrenalina activada por la presencia de tantos e importantes invitados, las felicitaciones, los premios  y el ver en una pantalla de cine la película que dirigió mantuvo despierto Jhosney Paca Moreira, el niño de 12 años de El Alto que se convirtió en el director de cine más joven de Bolivia con su filme Otro día más, que  narra en 50 minutos la historia de dos niños víctimas de la violencia intrafamiliar.

Jhosney tenía a su lado a sus amigos de barrio:  los hermanitos  Roberth,  de 10 años, y Franklin, de  13, -los actores principales de la película- que  también contenían el sueño con la sorpresa y la emoción. Brillaba junto a ellos Alexandra Calle, codirectora del filme. Los Trovadorcitos en pleno vivían el momento “más superincreíble”, como no se cansan de repetir.

El director Jhosney  Paca (der.)  conversa con el actor Roberth Casas.
Foto: Freddy Barragán/ Página Siete

“Desde que  aceptaron que realicemos la premiere de la película en Cinebol me imaginé que sería un gran evento, donde estarían todas las autoridades y otros invitados; me imaginaba algo buenísimo, ¡pero en el momento de la verdad fue súper increíble! ¡Nos dieron reconocimientos y fuimos súper, súper felices; fue uno de los mejores días de mi vida como para todos  Los Trovadorcitos!”, expresa  Jhosney.

Inicia la declaración con voz pausada y clara, pero a medida que rememora los momentos de su debut y el de sus amigos  como cineastas, las palabras lo desbordan y la emoción se le sale por los codos, como les pasa a todos los niños cuando cuentan su experiencia con algo que los sorprendió.

Roberth Casas, el muchachito de 10 años, confiesa que al inicio de la premiere estaba nervioso. “No sabíamos cómo comportarnos, pero a medida que llegaba la gente ya nos dimos cuenta, nos fuimos acostumbrando y ¡ya! ¡Lo hicimos, la película estará en cartelera!”,  cuenta mientras también es arrollado por la emoción.

Los hermanos Roberth y Franklin,  en la premiere.Foto:APG

Alexandra estaba igual de nerviosa al inicio, pero cuando el filme donde también actúa comenzó a rodar  y se vio en la pantalla gigante esa sensación se trastocó en una enorme sorpresa que se la engullía. “¡Nuestro sueño se estaba haciendo realidad, no lo podíamos creer! Estamos muy agradecidos por la asistencia de tantas personas y del apoyo que recibimos Los Trovadorcitos”, dice.

 Es la mayor de todos, tiene 20 años, aunque su aspecto es de niña; es la presentadora de Los Trovadorcitos, Jhosney la contactó hace tiempo. “Le pareció muy buena mi forma de expresarme y de hablar en  público”, cuenta.

Los Trovadorcitos es un grupo de niños fundado por Jhosney hace casi tres de años en la zona Santa Rosa del Distrito 1 El Alto, con el objetivo de difundir entre sus vecinos mensajes de prevención de la violencia intrafamiliar  y sobre todo contra los niños. Este problema social lo impactó desde muy chico y a sus ocho años comenzó a expresar su rechazo a través de la poesía; a los 10 publicó un libro, El sentir de un niño, que  presentó en la Casa del Artista, administrada por el entonces Ministerio de Culturas.

 Con el grupo, el niño comenzó a difundir el contenido de sus poemas a través de la declamación; sus vecinos Roberth y Franklin fueron de los primeros que se sumaron a la iniciativa y los que hasta ahora se mantienen constantes, pese a que se cambiaron de zona y viven en un barrio muy alejado.

Roberth, Alexandra   y Jhosney en las afueras de Cinebol en Ciudad Satélite.
Foto:Freddy Barragán / Página Siete

Roberth estuvo en la entrevista con este medio que se realizó al día siguiente de la premiere del filme Otro día más. Franklin no pudo llegar, pues se encontraba trabajando, el niño no estaba contento con la calidad de educación que recibía, así que decidió buscar un colegio de acuerdo a sus expectativas y lo paga con su sueldo.

Sin embargo, pese a las responsabilidades, Franklin y Roberth no faltan a las actividades que se organiza para llevar adelante sus campañas, a las que fueron incluyendo temas como el cuidado del medioambiente y el respeto a los animales. Hasta antes de la pandemia -junto a Ariel Franco Siñani, declamador y tictoker, y Alexandra-  salían los fines de semana a plazas, calles y otros espacios públicos a dar su mensaje declamando o bailando.

Primero lo hicieron en la ciudad de El Alto, pero después incursionaron en La Paz. En el atrio del templo de San Francisco se iniciaron prácticamente como actores, “siempre  con los mensajes de reflexión que tienen los poemas de Jhosney”, dice  Alexandra.

Cuando se impuso la cuarentena y las otras restricciones tuvieron que mantenerse separados, en sus casas;  pero eso no duró mucho tiempo, porque los amiguitos encontraron que con las redes sociales podían seguir transmitiendo sus mensajes. “Decidimos comenzar con los videos porque las declamaciones  a muchos ya le parecía cosa del pasado, fuera de moda”, afirma Roberth.

Le pusieron imagen a los poemas y realizaron sociodramas de tres a cuatro minutos, en los que se ve actuar a los niños con una naturalidad encantadora y también a los padres de Jhosney.

Lluvia Wara  (segunda izquierda) con Los Trovadorcitos y Rommel Ugarte, actor.
Foto:Freddy Barragán / Página Siete

La producción resultó un éxito en las redes sociales, tanto que algunos de los seguidores que lograron con ese trabajo fuera de El Alto llegaron a la premiere de Otro día más desde Santa Cruz, Tarija y otras regiones del país. “Tenemos seguidores en otros países también”, afirman los niños. Los videos fueron elaborados de manera casera, filmados con un celular, con el que grababan todas las escenas y del que borraban todas las que no les satisfacían. “Es que a veces mirábamos a la cámara o nos fallaba algo y tenía que repetir la escena”,  explica Roberth.

“No teníamos un guion cerrado, cada uno de nosotros iba aportando para que se viera de la forma más natural y los diálogos no se vieran forzados; ninguno de  nosotros tenía experiencia en actuación, todo fue de manera empírica, no lo aprendimos en ningún taller. En cuanto a las locaciones, elegimos las que identifican a la ciudad de El Alto”, añade el director del filme.

Los Trovadorcitos coinciden en que su director fue muy exigente con el trabajo, pero que con su actitud amplia  pudo establecer la manera en la que todos debían contribuir. Así Otro día más llegó a la pantalla gigante.

En realidad la película, que estará en la cartelera de Cinebol de Ciudad Satélite hasta el 23 de junio, fue ideada como un cortometraje. “Se alargó y llegó a una duración que ya lo catalogaba como película”, explica Jhosney.

Lograrla les tomó más de un año, sobre todo por la edición. Tenían las escenas grabadas con el teléfono celular, pero no contaban con otras herramientas para seguir adelante. Así que los papás de Jhosney decidieron, además de actuar, echar mano de sus ahorros para comprar un equipo de edición semiprofesional  y  el aprender a manejarlo le tocó a Sergio Paca, el papá del director.

Finalmente terminaron la producción de la película, pese a no contar con ningún tipo de apoyo, aunque buscaron el respaldo   de la Alcaldía de El Alto. “Pero no faltó quién nos ayudará, como don Juan Carlos Gonzales, gerente propietario de Cinebol, que aceptó que nuestra película pudiera estar en cartelera”, dice Jhosney.

Roberth agradece a los músicos Víctor Sarmiento, Willy Sullcata y Jorge Cuiza, quienes cedieron sus composiciones para la banda sonora de  la película. Algunos estuvieron en la premiere  igual que otras autoridades y personalidades.

Y como detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, detrás de este gran defensor de los derechos de los niños, de Jhosney, está su mamá Lluvia Moreira, quien lo acompañó desde el inicio en las ideas que tenía y le ayudó a hacerlas realidad, poco a poco. Lo que nunca se imaginó esta mamá es que su único hijo le llegaría a plantear que los videos ya no eran suficiente y que quería hacer una película; cuando eso pasó se asustó.

“Me asusté cuándo me dijo que ahora había que hacer la película, ¿con qué medios?, ¿con qué recursos?, pero él estaba tan seguro y los demás Trovadorcitos también, así que comenzamos   a imaginar cómo lo haríamos”, cuenta Lluvia.

La mamá tiene 42 años y se identifica en la causa que asumieron su hijo y los Trovadorcitos. Tuvo una niñez “no muy fácil” – dice-; no había tiempo para jugar porque tenía que trabajar para ayudar a su familia. “Trabajé desde los ocho años, de todo, de empleada, vendiendo, de todo, no me avergüenza decirlo”, señala. “Apenas terminé el colegio porque tenía que trabajar y lo hice para ahorrar  y darle una mejor vida a mi hijo”, añade. Lluvia sigue dedicada al comercio en un pequeño negocio que instaló en su domicilio junto a su esposo, cuando éste se quedó sin empleo durante la cuarentena. La película los dejó con un hueco en su economía y esperan que alguna entidad pueda apoyarlos.

El jueves, en la noche de la premiere de la opera prima de su hijo, era un manojo de nervios, mientras  recordaba todas las peripecias y obstáculos que enfrentó con  Los Trovadorcitos. Sentada en esa butaca de la sala de cine,  junto a su esposo, mientras el filme corría su suspiro de satisfacción brotó incontenible transformado en lágrimas. Mientras, a unos metros de ella, Jhosney y Los Trovadorcitos pensaban en la segunda parte de Otro día más, en  filmar una miniserie que se llamará el Silencio de los niños y en otro planes más por los niños, como ellos.

Fuente: paginasiete.bo