Bolivia se nos muere

Hoy en día la economía se comienza a levantar después de una caída no vivida desde la segunda guerra mundial. Al comienzo de la pandemia Merkel dijo que este era ahora el reto más importante de Alemania. No hace falta ser economista para darse cuenta lo difícil que estamos viviendo. Será un gran reto salir de este desastre económico, y aun así no creo que haya una recuperación real de la economía porque el problema es el modelo de demanda keynesiano, que no tiene más como funcionar pues los ingresos fiscales se agotaron. Este modelo que se enfoca en crear “demanda” artificial por medio de la acción del gobierno, deja en segundo plano el actuar de las personas que son las que realmente producen riqueza.

Muy pocos somos lo que realmente hablamos del problema de raíz que tiene Bolivia: el socialismo. Pero poco a poco las personas, sobre todo los jóvenes, van dándose cuenta de que, si no se efectúa un cambio estructural hacia políticas más liberales, comenzaremos una devolución galopante como Argentina y mas adelante podemos ser una Venezuela más en el continente. Quizás usted lector dirá que soy un pesimista, pero hace falta saber algunos datos:



  • Somos el país número 175 en el Índice de Libertad de Hertige Foundation, a solo tres puestos de Cuba y Venezuela.
  • Somos el país en la posición 156 para hacer negocios por el Indice “Doing Business”. Es más fácil hacer negocios en Zimbawe que en Bolivia.
  • Somos considerados un infierno fiscal según “Paying Taxes” ocupando el lugar 186 de 189 países. Tenemos 83,7% de carga impositiva mientras Hong Kong solo 22.9%.
  • Existen 42 tipos de impuestos, en Hong Kong solo 3.
  • Según la Comisión Económica para América Latina de la ONU (Cepal) indica que Bolivia es la nación donde más mujeres son asesinadas en Sudamérica.
  • En el Índice de Desarrollo Humano estamos en el puesto 114.
  • Somos el país 136 de 142 respecto al respeto de los derechos de propiedad.
  • Tenemos un 7% del PIB en “filtraciones” o gasto publico ineficiente.
  • Somos el país con la tasa de mortalidad infantil más alto de Sudamérica después de Haití.

Creo que en Bolivia son muy pocos los políticos que creen en las ideas de la libertad o los que creen muchas veces se limitan, callan o relativizan. Entiendo el criterio del político es ser un cazador de votos y que no puede decir nada que la sociedad no acepte, pero lo que no entiendo ni acepto es que su proyecto político no venga acompañado de una transformación de las ideas en la sociedad.

En Bolivia se necesita, más que un cambio de políticos, un cambio de ideales y principios que dejen atrás la confrontación dada por el marxismo, tal como las dejamos cuando hacemos un intercambio de bienes en el mercado en el cual, tanto el comprador como vendedor, decimos gracias con una sonrisa, porque en ese momento no existe regionalismo ni indigenismo sino dos personas que salen ganando.