Bolivia en la crónica roja

No resulta nada grato que Bolivia aparezca en la crónica roja mundial a raíz de la alta criminalidad que se manifiesta notoriamente en el listado de sucesos sangrientos en los últimos días.

Es que todo conlleva un tinte de violencia. Las arbitrarias detenciones de un régimen que persiste en el uso de recursos como la detención preventiva que aplica especialmente en los apresamientos políticos y el maltrato a ciudadanos como Jeanine Añez víctima de una sañuda crueldad que pasa el respeto debido al más elemental principio civilizado.



Los crímenes bajo el epígrafe de feminicidios contra indefensas mujeres y niños, con escalofriantes detalles que la Policía recoge inclusive de fotos tomadas por los criminales en que el descuartizamiento de las víctimas es parte del asesinato más horrendo que cabe imaginar.

Se agrega la explosión de una bomba casera y la consiguiente detención del malhechor y que es relatado nada menos que por el ministro Del Castillo cuando tal tarea debió ser encomendada a los investigadores. Más todavía la presencia en los medios de encapuchados autonombrados “wila chullus” que amenazan a una dama de 82 años con quemarle su casa por el delito de defender Amparo Carvajal de la Asamblea de DDHH a la expresidenta y pedir se le conceda al menos un “trato humano” que la ley reconoce como derecho a todo detenido, al margen de la causa que se alegue para privarle de libertad.

Estos encapuchados han proferido también expresiones de odio en contra de líderes cívicos y políticos como Carlos Mesa, Jorge Quiroga, Samuel Doria Medina, a los que anuncian “quemarán hasta que ardan”.

Así en un panorama angustioso que no termina pese al clamoroso pedido de la Iglesia Católica, de los organismos internacionales, de algunas Embajadas, de las organizaciones humanitarias, transcurre la vida diaria de los bolivianos. Se vive un drama interminable que tiene como fondo la confrontación de unos sectores contra otros, alentada por el partido de Gobierno Movimiento al Socialismo y su líder Evo Morales que se ratifica una y otra vez contra “la pacificación y el entendimiento” que otros dirigentes como David Choquehuanca no dejan de pronunciarse, lo que irrita al productor de coca EMA.

Esto que viven nuestros compatriotas provoca el estrés colectivo sumado a las secuelas todavía latentes del coronavirus agrava el malestar colectivo no solo del adulto mayor, también de las madres de familia y de los jóvenes que sin control dan rienda suelta a sus pasiones.