La dura infancia de Camavinga: un campo de refugiados en Angola, una guerra y el incendio de su casa

El nuevo jugador del Madrid ‘salvó’ a su familia con el fútbol.

La dura infancia de Camavinga: un campo de refugiados en Angola, una guerra y el incendio de su casa

Fuente: https://www.marca.com



Eduardo Camavinga nació en Miconje, una pequeña comunidad de Angola, la provincia de Cabinda, en un campo de refugiados. Y tras un breve paso por Lille, donde él y sus familiares llegaron huyendo de la guerra de su país, se asentaron en 2003 en la pequeña ciudad de Fougeres, a unos 50 kilómetros al noreste de Rennes. No tuvo una infancia sencilla. Tercero de una familia de seis hermanos, su madre intentó primero que se dedicara al judo, pero de tanto jugar en casa y destrozar todo, Celestino, su padre, lo llevó al Drapeau Fougeres, un modesto club que puede sacar tajada de su traspaso al Madrid.

«No sabía nada. Mi madre me llevó el mismo día que me inscribió. Recuerdo que cogí el balón y me puse a regatear a todo el mundo hasta que tiré el balón por encima de la vaya», recuerda ahora el jugador. Con siete años empieza a dar sus primeras patadas al balón y desde niño juega en categorías por encima de su edad. Todo va tan rodado que el Rennes le invita a un torneo de verano. Una cita que resultaría clave porque el propio Julien Stephan, su ex entrenador en el Rennes, no perdió detalle de aquel chaval que entró al final en las categorías inferiores del club para comenzar su ascenso meteórico.

Un incendió que cambió su vida

Era 2013, tenía sólo once años, pero todo eso estuvo apunto de venirse abajo. Mientras se tramitaba su desembarco a Rennes, la casa de los Camavinga ardió por completo. Su club de formación organizó una cadena solidaria para proporcionar las primeras necesidades a una familia sin nada. Nicolas Martinais, la persona que le formó en sus primeros años y ahora alguien de confianza de la familia hasta el punto que el jugador le invitó para la firma de su primer contrato profesional con el Rennes aún vigente, ha recordado varias veces aquel episodio: «Lo perdieron todo, esa casa era un mar de lágrimas». Camavinga también lo recuerda. «El día después del entrenamiento, tenía que ir a entrenar y el fútbol me ayudó a relajarme. Fue una vái de escape».

Fue cuando su padre lanzó aquel reto a Camavinga que el jugador recordó el año pasado en su primera entrevista, en Ouest France. «No te preocupes, tú vas a ser un gran futbolista y levantarás esta casa», le animó.

Su marcha al Rennes se alargó un poco más dado que la familia perdió todos los papeles. Incluso tuvieron problemas para lograr la nacionalidad francesa dado que hay documentos identificativos de la familia que ya no existen.

«Es verdad que me dijo: tú vas a levantar esta casa porque eres la esperanza de la familia. Así de golpe me hizo gracia. Sacar adelante la familia no es sólo una cosa material. Mis padres ya están contentos, pero es verdad que puedo hacerles más felices aún. Es verdad que me dijo eso. Al principio me hizo gracia, tenía diez años… Pero con el tiempo, y de tanto recordarme aquello mi madre, comprendió que iban en serio, que pensaban que podía llegar lejos», añade el jugador.

Capacidad de superación

Camavinga no olvida aquella mañana:» Llevábamos menos de un año en esa casa que mis padres se habían construido con su esfuerzo. Y me acuerdo como si fuese ayer el incendio. Estaba en el colegio y por la ventana veía a los bomberos pasar. Al final de clase los profesores se acercaron a mí a mi hermana pequeña y nos lo contaron. Nos vino a buscar mi padre y nos llevó hasta allí, estaba todo destruido, todo quemado.»

Ahora, Camavinga, con sólo 18 años, vestirá la camiseta del Real Madrid. Tras haber pasado por un campo de refugiados, una guerra y el incendio de su casa…