Matusalén, un fallido intento de reinserción de un criminal extremo

Un video grabado por él, que recrea un escena “sadomasoquista”, los mensajes que envió desde el celular de Mayerli y el desmembramiento del cuerpo revelan el grado de odio y poder que intentaba demostrar.

Carlos Qusibert  / La Paz

En 2014, el entonces adolescente de 15 años  Matusalén Mansilla,  Matute, se declaró culpable de la violación y asesinato de una niña de cuatro años. Fue sentenciado con medidas “socio-educativas”, en el Centro de Rehabilitación de Jóvenes Qalauma, en la ciudad de Viacha (La Paz). No se cumplió el fin que da nombre a la institución donde cumplió seis años de condena, pues el miércoles, con 22 años, fue aprehendido por el feminicidio y descuartizamiento de Mayerli Sandy Condori Quispe.



El pasado domingo no le bastó segar la vida de Mayerli. En medio de la arboleda de la zona Alto Inca Llojeta, desmembró el cuerpo de la joven de  18 años y arrojó sus restos entre las hojas caídas y la basura. La Policía reveló que minutos antes, Matusalén grabó en su celular el momento en que asfixiaba a la joven con un lazo. En uno de los videos se oye una instrucción: “¡Quédate quieta!”.

El lunes, en su intento de no ser descubierto y confundir a la familia de la víctima que la llamaba al celular y le enviaba  mensajes por WhatsApp con preocupación, el sindicado escribió a la madre de Mayerli, desde el aparato de su expareja. Le expresó que ella   se alejaba y que no la buscaran  más. Los investigadores de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (Felcv) y una especialista  afirmaron que esas acciones y las evidencias colectadas revelan el perfil “psicópata” y la actitud de “odio y venganza” que intentó ostentar Matute.

Las pruebas recolectadas por la Felcv en el caso de Matute.
Foto: Ministerio de Gobierno

Sin embargo, el acusado del feminicidio mostraba otro perfil en sus redes sociales. “Matusalén Mancilla Lipa (Siempre real hasta la muerte), sig” es el lema escrito en uno de los tres muros de Facebook que abrió el sindicado. Con 1.979 “amigos” en su cuenta, publicó estados sobre un supuesto trabajo en la firma BTS y ser estudiante a la Universidad de El Alto. “Matusalén Matute Mancilla Lipa (Decime matute love por siempre), sig”, se lee en otro de los muros virtuales de la misma red, en el que  la mayoría de los 1.700 contactos que tiene son mujeres.

En 2014, Matusalén estuvo involucrado en la violación y  muerte de una niña en Palos Blancos, en el norte de La Paz. A raíz de ese hecho, casi fue linchado por pobladores de la zona; luego el acusado fue sentenciado por ese crimen, según una nota de Erbol. Matute también confesó el asesinato y desmembramiento de otro niño de ocho años en la misma región, hecho  cometido unos días antes, entonces se habló de tres cómplices. Se desconoce el desenlace de esa investigación.

Según datos oficiales a los que pudo acceder Página Siete, Régimen Penitenciario ejecutó una orden judicial de excarcelación en favor de Matusalén el 28 de diciembre de 2020. Esto luego de cumplir seis años de pena, con medidas “socio-educativas”, en Qalauma, por el caso de la muerte de la niña de cuatro años.

“Por los indicios, se puede hablar de una personalidad psicópata. Una persona puede quitar la vida a otra en distintas circunstancias y por diversos motivos, pero el desmembrar su cuerpo (como el caso de Mayerli) y exponer las partes tiene otra connotación. Es algo más simbólico para el asesino. En este caso, se tiene la información de que extrajo el corazón de la víctima y lo arrojó como un objeto;  eso denota una forma de venganza, es un mensaje contra la víctima por sentirse herido (sentimentalmente) por el abandono de la relación”, explicó Jenny Portugal,  psicóloga con una maestría en Ciencias Policiales y Criminología Aplicada.

El comandante general de la Policía, Jhonny Aguilera, coincidió en señalar que “con certeza” se puede afirmar que el “patrón” de acciones cometidas contra el cuerpo de Mayerli refleja  un “odio” y la planificación del crimen. “Cuando se observa una exacerbada violencia contra el cuerpo de las víctimas o acciones innecesarias (cometidas contra el cadáver), ya hablamos de lo que se denomina una firma criminal o básicamente la expresión de un sentimiento como el odio”, señaló Aguilera en entrevista con el programa AM de Radio Fides.

Aguilera señaló que entre los varios indicios que demuestran la culpabilidad de Matusalén, además de haberlo hallado cuando tenía en su  poder el celular de la víctima, está el video que grabó con su equipo, al parecer “con fines sadomasoquistas”, del momento en que asfixiaba a la joven con un lazo. Pese a las abrumadoras evidencias, el momento de ser detenido, Matute negó haber cometido el crimen y señaló de manera explícita que era “inocente”  y que el autor “por celos” era Roberto H., un hombre de 34 años con el que supo que su expareja intercambió mensajes de Messenger.

“El hecho de grabar el crimen para él simboliza un recuerdo constante y permanente, es un fetiche como el recuerdo de una obra. El hecho de que niegue su crimen tiene que ver con la personalidad de alguien que ya asesinó y tuvo contacto con otros que cometieron el mismo delito. Eso hace que aprenda más cosas en la cárcel”, sostuvo Portugal.

La especialista, al igual que la Defensoría del Pueblo, cuestionó el proceso de reinserción por las  deficiencias en el trabajo de las autoridades que dieron libertad a Matusalén, que no  realizaron  una valoración psicológica de la mente del acusado, para verificar si éste era apto y que no representaba peligro latente para la sociedad. En ese sentido, Matute  es otro ejemplo de una reinserción social fallida en Bolivia.

 

Roberto y las propuestas de sexo que lo involucraron en el caso
Roberto H., de 34 años, casado y con su esposa en estado de gestación, fue aprehendido y sindicado por la Fiscalía como supuesto “autor” del feminicidio y desmembramiento de Mayerli el pasado domingo. Fue involucrado por la expareja de la joven, Matusalén, la declaración de la madre de la víctima y los mensajes de Facebook que intercambió con propuestas de sexo.
Según la abogada de Roberto, María Luisa Herrera Lovera, ni la Fiscalía ni la Policía presentaron indicios de la participación material de su defendido el momento del crimen. Al contrario, la esposa y los registros biométricos de su trabajo desvirtúan los cargos en su contra.
Familiares de Mayerli, en su intento de hallar a la joven,  enviaron mensajes al perfil de Facebook de uno de sus “amigos”, que al parecer era el de Roberto. Según los datos de la Policía, el hombre respondió con propuestas sexuales, por lo que bloquearon el contacto y el hecho fue relatado a los investigadores, y  ante la falta de otros elementos la Policía se centró en la captura de Matusalén.
Sin embargo, luego de que  Matusalén también lo nombró, por tener acceso al contenido del celular de Mayerli, la Policía se contactó otra vez con  Roberto por medio de un perfil falso, fingiendo ser una mujer que accedió a su deseo de tener un encuentro sexual. La reunión se dio en la Ceja de El Alto y allí fue aprehendido. Ahora busca aclarar su participación y pide su libertad.