Alcalde: Los loteadores son quienes definen hacia dónde crece La Paz

El burgomaestre Iván Arias afirma que los loteadores actúan con apoyo de vecinos que reciben lotes a cambio de su apoyo, grupos de choque, jueces, abogados y funcionarios ediles inescrupulosos.

Leny Chuquimia / La Paz



En 2012, la mancha urbana de La Paz  era de 59 kilómetros cuadrados y para 2019 llegó a 68. Nuevos asentamientos aparecen, casi de la noche a la mañana,  en medio de conflictos por límites, avasalladores y loteadores.

Para el alcalde de La Paz, Iván Arias, que cumple siete meses de gestión, son esos últimos actores   los que -sin seguir un plan ni  tomar en cuenta  las vulnerabilidades de la urbe- definen inescrupulosamente  el  crecimiento de la ciudad. Advierte  que esta situación  representa un serio   riesgo para los habitantes.

Se buscan soluciones, pero el problema mayor es que siempre están un paso adelante del gobierno municipal, un ente que ha perdido autoridad.

Esto no solo  se ve en avance horizontal de la mancha urbana. La Paz crece verticalmente con inmuebles que concentran una gran cantidad de residentes, que aumentan las  demandas de atención de servicios públicos. Estas construcciones,  en gran medida, se hacen sin permiso o con la venia de algún municipio aledaño.

El área urbana está creciendo   hacia el área rural. ¿Cómo se está trabajando esta integración?

Vamos a elaborar el PURI (Planificación Urbano Rural Integral) para evitar que los loteadores lleguen y decidan cuál es el área verde, donde estarán las  vías, etc. Vamos a trabajar esto con las comunidades, para ver dónde se puede construir y dónde no, para que sean ellos quienes vendan los terrenos y no como ahora, que son los avasalladores que se entran hasta los lechos de río y lucran con la tierra.

Lo que está pasando es que los loteadores son los que  definen hacia dónde va a crecer la ciudad, queremos frenar esto pero siempre están un paso adelante de nosotros. Ese proceso lo vamos a iniciar el próximo año.

¿Qué pasa con los avasallamientos y loteadores?, ¿cuál es el riesgo que implican?

La Paz  de por sí es una ciudad vulnerable. Vienen los extranjeros y se admiran de cómo trepamos cerros y construimos casas en ellos. Tenemos más de 130 ríos y riachuelos, estamos en una zona altamente riesgosa, en el área urbana, no tanto en la rural.

Se hacen trabajos de estabilización pero qué sucede: por ejemplo, en  Callapa (sitio del megadeslizamiento) se hizo una fuerte inversión para estabilizar esa zona, pero los dueños anteriores y loteadores están volviendo y nos van a volver a generar  otro problema.

Al año -si Dios lo permite y la plata nos alcanza- vamos a crear el Grupo “Chukutas en defensa de La Paz”. Será un grupo de reacción rápida que operará en cada macrodistrito ante cualquier tema de  avasalladores.

Esto es necesario porque ocurre  lo siguiente: vamos a un lugar en conflicto con avasalladores o loteadores y lo recuperamos, pero  luego de 20 días vuelven   y regresan más atrevidos y violentos. Si antes había una casita, cuando retornan  en una  noche levantan 10 y generan problemas sociales. Estas serán las tareas para los Chukutas en defensa de La Paz, una reacción rápida.

Sin ir más lejos, el jueves  en la avenida Alexander, detrás del colegio Alemán, nos alertaron  que se estaban abriendo uno de los farallones. Fue un grupo de respuesta inmediata y verificó que  se habían separado unos  dos a tres metros. Pensamos que tal vez era por la lluvia, pero al inspeccionar el lugar descubrimos que gente inescrupulosa  detonó dinamita. En el lugar estaban las guías y fulminantes. Eso pasó en plena calle 22 de Achumani y pasa también en  otros lugares.

¿Cómo operan estas personas para tomar los predios?

Son grupos organizados que  cuentan con  vecinos de apoyo y autoridades municipales, que se hacían o aún se hacen a los locos. Vamos a cambiar eso. Parte del problema es que hemos heredado mucha gente que no podemos sacar de la noche a la mañana.

No es todo, los  loteadores  también tienen grupos de choque que amenazan y les ponen dinamita a los vecinos. Tenemos barrios  aterrorizados por loteadores, que además operan  también con jueces y abogados. Hay varios vecinos enjuiciados por esas personas inescrupulosas.

Esos  cuatro puntos son como cuatro caballos de destrucción que nos están destrozando la ciudad. Hay que frenarlos.

A los vecinos y juntas vecinales que  callar estos delitos  les benefician con un lote. En el caso de los funcionarios ediles, pronto sacaremos una denuncia muy seria sobre cómo se involucran en el loteamiento de la ciudad.

Los grupos de choque tienen un trabajo de inteligencia, cuentan con campanas (soplones) que avisan cuándo se hará una intervención. Trabajan con jueces que se prestan a todo. Manejan mucha  plata.

¿Hay un mapeo de en cuántos puntos de la ciudad tenemos estos conflictos activos?

Si se da una vuelta por la ciudad, verá que  empezando desde el bosquecillo de Pura Pura ya tenemos problemas. Igual que en toda la Periférica y  hacia la ladera Este, por San Antonio.

Bajando a la zona Sur hay problemas tremendos, por ejemplo  en Alto Irpavi. No solo tenemos estos conflictos en zonas fronterizas, donde el tema de límites es otro factor para los loteamientos,  sino que hay estos temas en el mismo centro de la ciudad.

 Hay casos en los que una persona cierra una calle y luego hace aparecer papeles y dice ser el dueño. Y ahí está otro problema, Derechos Reales. No sabemos  cómo sacan papeles de propiedad. Este es otro  factor al que se le suma la falta de autoridad.

¿Falta de autoridad?

Sí. Durante estos años es increíble cómo el gobierno municipal ha perdido autoridad y presencia. Es un poco porque   se han hecho  a los locos.

Todos se creen con el derecho de hacer lo que sea por cuenta propia; las juntas vecinales, las juntas escolares, la asociaciones comunitarias, los controles sociales, etc. Es como decirnos:  este es mi terreno y no te metas.

Lo mismo pasa con  los gremiales y los transportistas. Son otros dos grandes problemas que -debo reconocerlo-  aún no lo hemos enfrentado. La ciudad se ha vuelto en  gran mercado y en el tema de transporte, estamos en mesas de trabajo pero nos hemos puesto un plazo y al año tendremos que buscar sí o sí consensos o tomar medidas, porque como está la ciudad es un caos y en esas condiciones nadie gana.

¿Qué hacer?

La idea es ver en qué medida podemos restituir la autoridad. ¿Cómo se lo hace? Unos creen que es aplicando la fuerza, pero creo que es de otra forma, mostrando trabajo, amor y dedicación por la ciudad. En la medida que se muestra eso la gente te respeta, valora tu trabajo  y quiere ser parte de él. Después si se requiere podría venir  la represión, pero primero es el enamoramiento con las ganas de hacer algo por la ciudad.

Tenemos  una mentalidad equivocada de que  lo público está hecho para destruirse. Ni bien  inauguramos la plaza Tejada Sorzano nos han robado cinco vidrios que no les sirve para nada, es solo por   ánimo de destruir.

Hay que cambiar eso, se debe demostrar  que se puede tener una  ciudad bonita y que depende de todos nosotros cuidarla. Es un proceso muy difícil y tomará bastante tiempo.

Además de los avasalladores, también hay quejas por las megaconstrucciones y empresas inmobiliarias específicas. ¿Son edificaciones  legales?

A ver, qué pasa con estas construcciones. Cuando nosotros  llegamos (a la Alcaldía) estas construcciones ya estaban en marcha  y los permisos ya estaban dados. En algunos casos han ido a sacar permisos de municipios aledaños. Es nuestro gran problema.

La gente ve construir ahora pero los permisos ya estaban dados. Como ya están construyendo, se  va a  fiscalizar y te muestran  papeles. Nos pasó recién  con un señor detrás de las canchas de  tenis. Fuimos,  notificamos y pusimos un letrero. Pero el señor al día siguiente puso sus  wiphalas, para decirnos que es del partido de gobierno y que  tiene permiso de Achocalla.

Ahora, estamos viendo de sacar una normativa que elimine la burocracia. Porque es eso lo que pasa. Si uno quiere sacar permiso para construir un edificio, se  tarda -según nos indicó la Cámara de Construcción- entre 120 días y 250 días. ¿Sabe lo que significa eso para una empresa? que la plata está durmiendo y se deba pagar intereses. Son trámites demasiado engorrosos y es  lo mismo para un edificio que para una construcción familiar.

Hay que poner reglas claras, más sencillas y que no den paso a la corrupción para todos. Eso es lo que pide el empresario.

Esto es tan burocrático, que muchos acuden a  la famosa aceitada (coimas), que a veces es muy cara. Al ver esto   las empresas constructoras se van a otro municipio.  Y en otro lado aprueban cualquier cosa. Tenemos aprobaciones de otros municipio en la calle 21 de Calacoto.

En la medida en que el empresario vea que se les da facilidades y se trata a todos por igual, ese momentos se gana autoridad y se puede tener más control. Estamos pagando la herencia en un relajamiento en la otorgación de autorizaciones, certificaciones catastrales, etc. Pero se relajaba  para los amigos y se endurecía  para quien no lo era.

 

 

La Policía  detuvo a los agresores  en medio de los cerros.
Foto: GAMLP

La violencia crece en Irpavi y Aruntaya

“Se han entrado a nuestras casas, ni siquiera eran terrenos abiertos. Querían saquearnos”, señala un comunario “callapeño”. No da su nombre por temor a represalias de un grupo de personas que desde hace siete meses han puesto en vilo a cinco zonas: Irpavi I, Irpavi II,  Vergel, Callapa y  Aruntaya, además de   varias urbanizaciones.

Bajo la ola de violencia hay varios problemas antiguos e irresueltos: terrenos con múltiples dueños y avalados por Derechos Reales, loteamientos, construcciones ilegales en áreas de alto riesgo y disputas limítrofes. Éstas van creciendo, complejizándose y alimentando una escalada de  violencia y riesgo, sin que las autoridades pongan soluciones efectivas porque son “problemas entre  privados”.

En los últimos cinco meses, hubo al menos cuatro ataques violentos que  dejaron daños en viviendas y varias personas heridas. Todos ocurrieron en Aruntaya, Callapa e Irpavi II. En los ataques los invasores usaron dinamita, gases lacrimógenos de uso policial y una serie de bombas caseras que fueron arrojadas a las casas.

“La situación en estas zonas es terrible. En el último enfrentamiento los explosivos que usaron fueron tan fuertes que dañaron varias casas. El lugar más conflictivo es Aruntaya y Callapa, pero el problema se repite en las cinco zonas”, señaló la presidenta de la junta vecinal de Irpavi, Ana María Steverlynck, en una anterior entrevista.

El subalcalde de la zona Sur, Vladimir Ávila, señala que si bien al hablar del problema se hace referencia a Irpavi, el conflicto está en Aruntaya,  que pertenece a  la subalcaldía San Antonio. Hace la aclaración pese a que la junta vecinal y sus urbanizaciones  están reconocidas  como tal dentro del Macrodistrito Sur.

Ávila indicó que los  conflictos de este tipo se arrastran desde hace años, pero que  no se trata de avasallamientos a áreas municipales, sino entre privados.

Las quejas, afirman los dirigentes vecinales, son constantes. Ya mandaron varias cartas con denuncias concretas a diferentes instancias del Gobierno   Autónomo Municipal de La Paz, pero no sienten que haya respuestas. Estas se repitieron en los conversatorios que realiza el alcalde en los diferentes macrodistritos.

Fuente: paginasiete.bo