Amante de su familia, futbolero y devoto: las pasiones de Colodro

“No estaba deprimido. Él siempre estaba preocupado por su trabajo”, cuenta a Página Siete Carla Colodro, hija de Carlos Alberto Colodro, fallecido el 27 de mayo en circunstancias trágicas.

Fuente: paginasiete.bo



“Es algo que aún no lo puedo creer. Lo que ahora estamos viviendo es una pesadilla, son noches enteras que no me deja dormir”, afirmó Carla Colodro Martínez, hija de Carlos Alberto Colodro López, fallecido el pasado 27 de mayo en Santa Cruz en circunstancias trágicas, que aún son investigadas.

Transcurrida una semana de la muerte de quien fue interventor del quebrado Banco Fassil, sus allegados lo recuerdan como una persona entregada a su familia, apasionado por el fútbol e hincha del club Bolívar, devoto de la Virgen de Cotoca y dedicado a su trabajo. Son varias las hipótesis que se manejan para descifrar las circunstancias de su deceso, desde conspiraciones o encubrimientos para, supuestamente, evitar que salgan a la luz irregularidades que condujeron a la quiebra de la financiera.

Sin embargo, el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, dio por esclarecido el caso al afirmar que la caída de Colodro del piso 15 del edificio Ambassador en la capital cruceña fue un suicidio y no un homicidio. La Policía y la Fiscalía continúan con las investigaciones y estudios complementarios con base en esa afirmación.

Luego de declarar ante la Fiscalía el pasado jueves, Carla Colodro pidió que continúen las indagaciones para esclarecer el fallecimiento de su padre.

Carla, la hija mayor del interventor, habló desde la ciudad de Santa Cruz con Página Siete, recordó la trayectoria profesional, vida familiar y personal de su padre. Ella es madre de Lucas, un adolescente de 16 años y aún no asimila la ausencia que dejó la repentina partida de su papá. A pesar del cansancio, el desvelo y el luto, Carla apartó un momento de su tiempo para recordar la vida de su papá.

Padre, profesional y entregado

Carlos Colodro nació en la ciudad de Sucre el 5 de noviembre de 1959 (63 años). Era el mayor de dos hermanos: Freddy y Ema. Tenía dos profesiones: auditor financiero, abogado y, además, era docente universitario. A los 23 años se casó y tuvo a Carlos y Carla.

Su carrera en el sistema financiero empezó en el Banco Popular de Perú (Banco de Crédito, en Bolivia) en Sucre, donde desempeñó funciones en diversas áreas hasta llegar a cargos de mayor responsabilidad y jerarquía.

“Luego de salir profesional empezó a trabajar en el Banco Popular de Perú. Empezó desde lo más bajo. Pasó por todos los cargos como asistente, cajero, atención al cliente y otros. Conoce todo de un banco. Fue su empeño, su interés y compromiso que le hicieron destacar en su trabajo. Siempre fue correcto en todo”, comentó su hija.

Luego de cumplir su ciclo en el Banco Popular de Perú, junto a toda su familia se fueron a vivir a la ciudad de La Paz (en 1991), donde trabajó en una importadora y distribuidora de vehículos. En 1994 decidieron radicar en Santa Cruz de la Sierra, por cuestiones familiares.

Luego pasó a trabajar en la liquidación del ex Banco Bidesa, en Santa Cruz, posteriormente estuvo durante más de 10 años, hasta 2019, en el Banco Central de Bolivia (BCB), del que llegó a ser gerente general. En 2020 ingresó a la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) como director general de operaciones, hasta que el 26 de abril fue designado interventor del Banco Fassil tras su quiebra.

Este último cargo fue asumido como un reto para Colodro, según su hija. Para su familia no fue sorpresiva esa designación, ya que confiaban en sus capacidades y estaban seguros que cumpliría las metas que le fueron delegadas por las autoridades.

“Luego del BCB, él se retira y vino a Santa Cruz. Ya tenía edad para jubilarse, lo estaba pensando, pero vivía para su trabajo. No se sentía completo si no trabajaba. Entonces, le llamaron de la ASFI y aceptó. Estando ahí lo nombraron interventor del Banco Fassil. Todos lo vimos como un reto más y en ningún momento dudamos de él, sabía que haría las cosas claras como tenían que ser. Jamás dudé en que haría el trabajo correctamente hasta el final”, sostuvo la hija del fallecido interventor.

$!La familia Colodro Martínez durante una reunión, en Santa Cruz.

“La luz de sus ojos”

“Lucas era la luz de sus ojos, era su nieto. Estábamos en permanente contacto con mi padre, él venía seguido a visitarnos a Santa Cruz”, recordó Carla.

En la supuesta carta póstuma que dejó el exinterventor se refiere a su nieto y a su familia. “Mis tres hermosos hijos, el gran LUCAS, que no me cabe la menor duda seguirá siendo siempre el mejor, porque nació como el mejor y eso no lo perderá jamás…”. Unas líneas más adelante también se lee: “Tengo una hermosa familia de personas tranquilas, humildes y sencillas. Conocedoras de su realidad y siempre, siempre buscando hacer el bien a su prójimo”.

Colodro tenía un apego y conexión especial con su familia, sobre todo con su nieto Lucas, según Carla. Por ello, pese a que radicaba en La Paz, viajaba con regularidad a Santa Cruz para visitarlos. “Cada rato que podía venía a visitarnos. Por Lucas venía a almorzar o a cenar si tenía tiempo, no importaba si era las cinco de la tarde o si era un rato para verlo haciendo sus tareas”, añadió.

La hija mayor de Colodro no quiso hablar sobre la veracidad, las contradicciones o interrogantes referidas a la supuesta carta que habría dejado su papá antes de caer del piso 15 del edificio del Banco Fassil en la zona Equipetrol; prefiere que las investigaciones sigan su curso.

“No quiero afirmar nada por el momento porque no quiero crear especulaciones. Si yo creo o no, nada me va a devolver a la persona que yo vi tirada en el piso, a quien he despedido”, aseguró.

Sin embargo, sus familiares, el jurista Jorge Valda y entendidos en la materia hallaron incongruencias en la misiva: la firma no coincide con algunos documentos firmados mientras trabajaba en la ASFI ni con los billetes del BCB; sobre su edad, dice tener 64 años, pero en realidad tenía 63; no coincide la letra y forma de escribir, entre otros elementos observados.

Respecto al estado anímico de Colodro luego de asumir el cargo de interventor del Banco Fassil, Carla lo notó preocupado, pero para ella era un comportamiento normal debido a la dedicación, compromiso y responsabilidad que exigían las funciones que asumía en su fuente laboral.

“No estaba deprimido. Él siempre estaba preocupado por su trabajo. Siempre mantuvo en privado lo que hacía en su trabajo. Nosotros nunca le hemos preguntado nada porque su profesionalismo lo tuvo por delante. Era totalmente ético”, indicó.

La primera plana de la carta Colodro explicaría la presión y el “infierno” que supuestamente vivió luego de asumir como interventor. “Me engañaron. Me mataron. Me dieron la espalda. Ha llegado el momento de decir BASTA a este infierno que me tocó vivir desde el 26 de abril, un mes que parecieron 100 años de sufrimiento. Sólo recibí críticas y hasta el extremo de evitar contestar mis llamadas, vaya uno a saber ¡por qué!”.

La situación que atravesaba fue evidente. “En una reunión, el martes (23 de mayo) antes de su muerte, él estaba sentado a mi mano derecha y yo le dije ‘grave está la cosa’ y el me respondió: ‘Usted no sabe la presión que tengo de arriba’. Esa fue la única vez que yo pude notar que él estaba presionado, pero no supe de dónde”, declaró el representante de los trabajadores del Banco Fassil, Juan Carlos Alarcón, en entrevista con Unitel.

Las últimas horas

Sus últimas horas las pasó junto a su familia, el 27 de mayo. Pasado el mediodía, aproximadamente a las 14:00, visitó a su hija, la bendijo y la felicitó por el Día de la Madre mientras ella estaba de salida. Se quedó a almorzar junto a su exesposa y su nieto Lucas. Esa fue la última vez que lo vio con vida.

“Se sentó en el mismo lugar de siempre, en la cabecera de la mesa. Me despedí y le di un beso en la frente como siempre y salí de casa”, ese fue el adiós entre ambos. En horas de la noche fue a las oficinas del Fassil en el edificio Ambassador, donde murió.

Valores de vida

Los mejores valores y enseñanzas de Carla las aprendió de su padre. Él le inculcó respeto, confianza, seguridad, responsabilidad y perseverancia. Lo recuerda como una persona humilde, reservada, seria, con un corazón generoso y que sus actos decían más que sus palabras.

“No estaba deprimido. Él siempre estaba preocupado por su trabajo. Era totalmente ético”.
Carla Colodro, hija
“Me engañaron. Me mataron. Me dieron la espalda. Ha llegado el momento de decir BASTA”.
C. Colodro, en supuesta carta
“Nada me va a devolver a la persona que yo vi tirada en el piso, a quien he despedido”.
Carla Colodro, hija

Fuente: paginasiete.bo