Tierra de libertad ¡viva Santa Cruz!

Carlos Manuel Ledezma Valdez – eju.tv

Por: Carlos Manuel Ledezma Valdez

Escritor, Docente Universitario & Divulgador Histórico



DIRECTOR GENERAL PROYECTO “VIAJEROS DEL TIEMPO”

Contrariamente a la narrativa de separatismo y discriminación que se ha patentado en los últimos años, Santa Cruz de la Sierra es a día de hoy, de lejos, el crisol de la nacionalidad del siglo XXI. El modelo de desarrollo cruceño se resume de la siguiente manera, Santa Cruz es la región de la Bolivia posible, donde pervive la Bolivia profunda, incluyente y productiva, aquella donde no se bloquea y se trabaja arduamente para demostrarle a centralismo secante, que una economía de libre mercado es la respuesta a los múltiples problemas provocados por un estatismo inviable.

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Los cambios de era y la transformación generacional han pretendido sepultar bajo el polvo del olvido los aspectos que han caracterizado la grandeza de esta tierra de libertad. Aquel constructo mental de la “posverdad” busca imponerse desde las esferas del poder, mostrando al cruceño como, racista, discriminador, regionalista, excluyente, poco solidario, provinciano y negado a las actividades laborales. Nada más alejado de la realidad, resultando ser un aspecto que puede evidenciarse por opinión de quienes, desarraigándose de sus regiones, han decidido establecerse en Santa Cruz de la Sierra, consiguiendo adaptarse a los desafíos de un modelo económico de oportunidades para quienes desean trabajar y adoptar el espíritu cruceño con asombroso sentido de pertenencia para crecer y prosperar.

Independientemente de los grandes emprendimientos, el modelo de desarrollo cruceño se debe a los ciudadanos de a pie, aquel que, con esperanzas y temores, virtudes y desatinos, costumbres y tradiciones, aquellos que en medio de sus diferencias e individualidades coexisten y conviven pacíficamente emprendiendo, con amor por su tierra, con hospitalidad, creatividad, solidaridad y optimismo, sorteando los obstáculos que tratan de frenar su desarrollo.

Históricamente el cruceño se ha dedicado al cultivo de la tierra y la ganadería, actividades que permanecen y se profundizan a lo largo del tiempo y alrededor del que gira la mayor parte del PIB cruceño, el de economía diversificada no rentista, que es el encargado de llevar el alimento a los hogares del país y que se impone a la falacia discursiva de una “soberanía alimentaria” que ha optado por dedicarse a sembrar coca. Este detalle desmitifica el clásico retablo del hombre echado al sol descansando en la hamaca, mientras la mujer va cargando su tinaja de agua sobre la cabeza, mostrándose actualmente un hombre que trabaja de sol a sol para brindarle al boliviano que migra del interior o exterior, una tierra de libertad y esperanza,

La innata capacidad de socorrer al desvalido, sin mayor valoración de aquella que lo impulsa a cooperar al que lo necesita, se muestra en las distintas acciones de voluntariado que surgen cotidianamente (salud, educación, vivienda, bomberos). Distintas actividades promovidas para disponer de recursos que ayuden a mitigar los graves efectos producidos por los incendios indiscriminados provocados por gente inescrupulosa (amparada por sus vínculos con el poder), son dignos de admiración y reconocimiento. Año tras año, desde que los que buscan traficar con tierras se dan a la tarea de destruir el ecosistema amazónico, encuentran una respuesta valerosa de hombres y mujeres voluntarias que, a riesgo de su propia vida, hacen el trabajo que los políticos cobardes no tienen el coraje de hacer.

Santa Cruz conmemora 214 años de gesta libertaria sangrante, dolida, pero firme y combativa contra aquellos criminales que continúan cometiendo delitos flagrantes de biocidio y depredando los bosques a cambio de unos “quintos” (centavos), condenando a sus hijos, a respirar un aire contaminado y condenando a la niñez y juventud de todo el Oriente a tener que enfrentar desde hoy y por muchos años, problemas de salud derivados de la mala calidad de aire producto de la contaminación ambiental que se produce a vista y paciencia de “autoridades” nacionales, departamentales y regionales, que no son otra cosa más que CÓMPLICES de estos grupos de criminales que no respetan la vida de nadie en absoluto.

Mientras las “autoridades” regionales organizan festejos y celebraciones, Santa Cruz arde. Mientras el país enfrenta la peor crisis económica de su historia, grupos de facinerosos juegan pulsetas para mantenerse en el poder. Organizan marchas y concentraciones de un “partido político”, con gente pagada, carente de convicciones y conciencia. Se roban el presente y futuro, coludidos por un manojo de “políticos” (opositores) funcionales que no buscan absolutamente nada distinto, dejando entrever que para ellos el único problema del Estado es la pugna de intereses personales suyos. Mientras eso pasa en la sede de gobierno, en Oriente, el camba y el cruceño, continúa bregando incansablemente para evitar que el barco termine de hundirse.

En este 24 de septiembre, la cruceñidad debe exceder los límites de sus fronteras, más allá de los nacidos en suelo cruceño. La identidad nacional (extraviada, perdida, extirpada) debe vincularse a aquella que le permita vislumbrar un mejor mañana, una identidad de empuje y trabajo que no conozca de regiones, una identidad que permita encontrar el rumbo perdido y que permita a las familias bolivianas albergar un mínimo de esperanza. Santa Cruz de la Sierra, es el crisol de la nacional, cambas, collas, chapacos, potosinos, guarayos, quechuas y bolivianos todos, debemos unirnos para decir basta. Este es el momento, mañana puede ser demasiado tarde.

¡VIVA SANTA CRUZ! ¡SANTA CRUZ, VIVA!