En Seúl querían ver a Messi y al argentino le bastaron 16 minutos sobre el césped del World Cup Stadium para dejar a los aficionados coreanos con la boca abierta. Con un solo entrenamiento en las piernas, un poco fondón Guardiola explicó que el delantero ha ganado un par de kilos este verano y todavía sin cambio de ritmo, La Pulga salió al campo en el minuto 30. En cuanto le cayó el balón en los pies probó un dribling; luego, una vaselina que se le marchó fuera.
Y al final, remató la faena con dos goles. El primero, a pase de Edu Oriol. Y el segundo, por la escuadra y tras un disparo con efecto. Fácil. Delicioso. Justo para que el 10 se fuera contento a la ducha. "Hablamos con los preparadores físicos y decidimos que para jugar diez o 15 minutos estaba bien, pero le dijimos que no hiciera muchos esfuerzos porque no se ha entrenado lo suficiente. Si los preparadores me dicen que es un riesgo que juegue, no juega. Por mucho que diga el promotor", se justificó Guardiola tras el encuentro.
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