“El huelguista gordo”

image Por Sergio P. Luís

Profesional independiente

Ya da vueltas el mundo la noticia de la huelga de hambre de Evo Morales para “exigir” que el congreso apruebe el proyecto de ley electoral del Movimiento al Socialismo. Ciertamente se difunde esta insólita noticia, no por que provenga del presidente boliviano, sino por que se trata de un hecho inédito y absurdo. La agencia AP (Jueves, 9 abril de 2009, hs. 11:01 a. m.), da cuenta que “Morales consideró que ahora es el mejor momento para “obligar” (realmente esto dijo el presidente) a que (los parlamentarios) aprueben las disposiciones relacionadas con el régimen electoral y por eso declaró la huelga en la que también participan 14 dirigentes sindicales y de movimientos sociales afines a su gobierno”.



Personalmente creo que no solamente esta es una borricada del presidente, sino que todas las huelgas de este tipo, son objetables. Y digo esto aún reconociendo que algunas veces tienen fines respetables. En marzo de 2003, un huelguista declaró: “´Quienes piensen que los movimientos de Castro son aperturistas, están equivocados’. Así de tajante se ha mostrado el ex preso político cubano "Antúnez" a la llamada de Libertad Digital. Él y otros dos opositores llevan 2 semanas en huelga de hambre contra la represión política.” Pero la que nos ocupa, la del presidente Morales, no es contra la represión; sino que se constituye en un chantaje que, si se trata de un mandatario, hay que dudar de la cordura o de la buena fe del huelguista.

Hace un tiempo, hubo una huelga de hambre en Santa Cruz, y el presidente, en una muestra de pésimo sentido del humor, dijo que los huelguistas estaban haciendo dieta porque estaban gordos. Parece que Evo Morales tiene obsesión con la gordura. Habrá que recordar sus torpes alusiones a la gordura de un presidente latinoamericano, recibiendo una dura respuesta que no dejó bien parado al masista. Ahora, habría que averiguar cuánto pesa Evo Morales, que se mete en una huelga de hambre, reclamando, amenazando, vituperando. Que sepa, Morales estuvo enfermo –se dijo oficialmente que tenía un problema en el tabique nasal- y lo operaron. Pero no se vio que cambie mucho de peso. No aparentaba necesitar dieta.

Pero si no necesita dieta, la cosa es más grave. Se trata, entonces, de un desatino mayúsculo, ya que ofende su propia investidura y usa un símbolo republicano: el Palacio Quemado. Quizá eligió su despacho –tan poco usado- para su huelga, por la cercanía de los cocineros que guisan con productos de una bien provista despensa presidencial, y así aliviar su ridículo esfuerzo.

¿Por qué lo hace? Ciertamente para “obligar” –así lo ha dicho públicamente.. Quizá no sabe que una decisión arrancada por la intimidación y la fuerza es nula, sin valor legal y que, en política, es un atropello; tampoco sabe –si lo sabe es una muestra de cinismo condenable- que en derecho esto se llama vicio del consentimiento, por violencia en las personas.

Preferiría que Evo Morales haga dieta por “gordo” y no por demagogo y abusivo.