Nostalgia…

cayet Entre paréntesis….Cayetano Llobet T.

No es letra de bolero: es el resultado de la Cumbre. Sin comunicado y sin acuerdo, pero todos felices. Obama llevó a cabo, en Trinidad y Tobago, otro sensacional acto de seducción. Sin nada concreto, sin ceder un centímetro más de lo que ya había dado antes de la cumbre, dejó el sello de satisfacción hasta en sus más críticos. “Estoy impresionado”, dijo Evo Morales, porque los había escuchado. “Fue casi perfecta”, dijo Chávez de la reunión presidencial. Satisfacción total, aunque no hubiera parto alguno. No estaría mal que aprendiera un poco de estas técnicas el presidente Lugo de Paraguay  -¡Monseñor Lugo!-, que anda dejando hijos y señoras furiosas, cumpliendo con rigor las enseñanzas del modernísimo Benedicto XVI, de no usar preservativo.

Obama satisface sin dar nada, lo que no está mal para un buen seductor. Y le resultó más fácil, porque se encontró con unos protagonistas  -sus supuestos adversarios-, con un discurso de los setentas. ¿No es conmovedor el sargento Chávez, asumiéndose como intelectual y regalándole a Obama el libro de Galeano?  ¡Eso es de hace cuarenta años!  Gran decepción para el mexicano Enrique Krauze que en El poder y el delirio, trató de convencernos de que Chávez podía entrar en la clasificación de gorila ilustrado… ¡ensayo fallido!  Se le podría haber ocurrido a Evo Morales –después de proclamarse marxista, leninista, comunista- regalarle el librito de Marta Harnecker sobre los “conceptos elementales del materialismo histórico”, catecismo imprescindible de los setentas, cuando estábamos instalados en la confrontación mundial de la guerra fría, con riesgos y peligros bastante más grandes que los que hoy enfrentan los predicadores del “socialismo del siglo XXI”.



Fidel, Chávez, Evo, Ortega, y alguno que se coló sin saber para qué era la cola, han accionado la máquina del tiempo y se han quedado cuarenta años atrás: ¡son viejitos de la historia contemporánea! Por eso, cuando se reúnen, no hablan de modernidad, no hablan de la crisis, no hablan de desarrollo, ¡hablan de Cuba!  Discuten las formas de reincorporación de la isla al “Sistema Interamericano”, que ya no existe. Cuba, tanto tiempo símbolo de esperanza, hoy convertida en el ejemplo del fracaso de un modelo político y social. Fidel encarna la paradoja: la dignidad y la decrepitud.

Y es que no han entendido. A este Obama seductor, amable, sonriente, del que Chávez “quiere ser amigo”, no le importa América Latina. Primero, porque la región ha perdido su relevancia estratégica. Segundo, porque su peso económico mundial no llega al diez por ciento. Tercero, porque México, Centroamérica y el Caribe, no son parte de la agenda de la política exterior de Estados Unidos, sino de su política interna. Le basta un interlocutor en la región sudamericana y ha elegido al más grande, a Brasil.  Lula, feliz: Chávez y Evo, son su comparsa ideológica.

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A Obama le basta sonreír y seducir: ¡gran política exterior!  Los otros, los supuestos enemigos, regresan convencidos de que han derrotado al imperio, que le han doblado la mano, que ahora sí son importantes y que, por fin, el Presidente, el grandote, les ha hecho creer que son protagonistas.  Están convencidos de que el sueño de los setentas se está cumpliendo, en romántica versión y cadencia de bolero. Se quedaron felizmente instalados en la prehistoria de la ideología ¡Que vuelva Agustín Lara y nos ahorre las espantosas peroratas de demagogos primarios!

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