HC y corrupción electoral

El Gobierno repite el cohecho electoral con dos convenios de venta de gas de cara a las elecciones del 4 de abril, una receta que le ha funcionado bien en este país sin memoria.

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DESDE LA TRIBUNA SUR



Carlos D’Arlach

La Prensa

El Gobierno repite el cohecho electoral con dos convenios de venta de gas de cara a las elecciones del 4 de abril, una receta que le ha funcionado bien en este país sin memoria. No otra cosa significa la carta de intenciones para proveer de gas al Uruguay firmada la semana pasada y la visita de la Presidenta de Argentina el 26 de marzo a Sucre, a nueve días de las elecciones regionales del 4 de abril. El mensaje es decirle al pueblo boliviano que “vamos bien” en un área estratégica donde vamos mal, con el sólo fin de ganar las gobernaciones de Chuquisaca y Tarija.

El Uruguay es un mercado muy pequeño que se abastece de Argentina o mediante plantas regasificadoras a través de ramales de ductos existentes hace muchos años. Lo del puerto es otro cuento resucitado similar al de la Bahía de Cáceres sobre el Río Paraguay, al que Bolivia tiene derecho de acuerdo con el tratado firmado luego de la Guerra del Chaco. ¿Qué otra cosa se puede esperar de quienes con el cinismo más absoluto quieren justificar el grito “Patria o muerte” negando que responde a un telefonazo de Chávez sino afirmando que está en nuestro Himno Nacional? ¡Mirá vos, con los años que tenemos, no nos habíamos dado cuenta!

Lo de Argentina es un “recocido del calentadito” que se le vendió al pueblo tres veces en cuatro años: en junio de 2006, en Buenos Aires, a cinco días de las elecciones de los constituyentes; en Santa Cruz, en octubre de 2006; en Tarija, en agosto de 2007, a dos meses de las elecciones presidenciales en Argentina. ¡Ahora se viene la cuarta y en Sucre! Sorprende que no sea en Tarija, donde el MAS está tirando la casa por la ventana para ganar la Gobernación. Para completar el show se licitará por fin el ducto de 20 kilómetros hasta la frontera.

Según adelantan, la “ratificación” dirá que se proveerá a Argentina 25 millones de metros cúbicos por día desde 2016, volumen que, sumado a lo que se le vende a Brasil, consumo interno y el proyecto Mutún, implica una producción de 70 millones, un volumen irrealista. Bolivia es el único país que dice que aumentará la producción sin perforar pozos. Si uno creyera en los planes que anuncia YPFB cada enero, ya se habría invertido en 2010 hasta el 19 de marzo 320 millones de dólares de los 1.500 millones comprometidos este año.

En lo que sí está acertada la actual administración es en ampliar y mejorar la infraestructura para importar combustibles. A eso vamos, hemos perdido nuestra independencia energética. El análisis de la relación reservas/producción nos hace ver claramente que nuestro déficit de hidrocarburos líquidos seguirá acentuándose dramáticamente en los próximos años, y que si no incentivamos económicamente la exploración de petróleo, toda la plata del gas se nos irá en comprar diésel y gasolina.

Mientras el Gobierno se ocupa de armar cadalsos para ejecutar a los ex presidentes, se olvida de cumplir con las cláusulas transitorias de la Constitución, donde se establecen, entre sus tareas, aprobar leyes fundamentales y adecuar a aquélla las concesiones sobre recursos naturales, electricidad y servicios básicos, hasta el 6 de diciembre de 2010. Sin seguridad jurídica no hay inversión.

En cuatro años de gestión, el MAS ha convertido el sueño de Bolivia de convertirse en el polo gasífero de Sudamérica en ser, en la realidad, el hueco energético del continente. Sería bueno que recuerden que las políticas sociales se sustentan a largo plazo con recursos, no con discursos.

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Geólogo petrolero