Se desinfla

Como sucede con todos los espejismos que siempre acaban diluyéndose, la imagen del presidente está en caída debido a una serie de causas originadas en el seno del propio gobierno y su partido, y en esto la oposición no tiene el menor mérito.

image

Canelas denuncia con una fotografía, extractada de un periódico paceño del 9 de septiembre del 2008, que el abogado Castellú está al lado del ex prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, por lo que sería opositor el gobierno.(foto Abi)



Al parecer los sucesos de Caranavi terminaron por demostrar que los jerarcas masistas tienen intereses muy particulares en diversos ámbitos y no dudan en usar su poder, contactos e influencias para favorecerse. El ex dirigente “intercultural” Fidel Surco es una prueba clara e incontrovertible de ello.

La población contempla azorada la negligencia y hasta irresponsabilidad con que se manejan diversos asuntos de Estado y el asesinato de cuatro policías en Uncia, fue la gota que colmó el vaso. Resulta aterradora la forma en la que diversas autoridades gubernamentales y hasta fiscales de distrito como el de Potosí se apresuraron a justificar el hecho dándole un carácter justiciero que no tiene por ningún lado.

Señalan que se habría tratado de una justa reacción de la población ante supuestos abusos de los policías, además de que estos no se encontraban en su jurisdicción y transitaban a bordo de un vehículo chuto vestidos de civil. Si seguimos lo lógica gubernamental esto habría sido motivo más que suficiente para que los cuatro uniformados fueran bárbaramente torturados y asesinados.

En este caso la población, particularmente en Oruro ha identificado con claridad al responsable y ha reaccionado rechazando la negligente actuación del gobierno de Evo Morales y lo ha expresadp apedreando el domicilio de su hermana. Se trató de una legítima protesta de ciudadanos indignados por la impunidad que otorga el gobierno a ciertos sectores por intereses políticos y aunque el patético vocero Canelas intente desvirtuar esta acción con una burda acusación al abogado de las familias de los policías asesinados, la complicidad del Ejecutivo con los ayllus es inocultable.

De igual forma la ciudadanía reprocha que Evo Morales, a contramano de su discurso sobre la austeridad, se haya comprado contra viento y marea un avión de lujo y tenga a su completa disposición dos helicópteros -que consumen tres mil dólares en combustible por hora- a parte del que le ha prestado su padrino Hugo Chávez. La percepción de que la austeridad no alcanza a la jerarquía masista se está instalando con una fuerza cada vez mayor en la opinión pública.

Y en el tema económico la improvisación es la característica unido a una política asistencialista de bonos y susbsidios que presagian una debacle que no tardará mucho tiempo en llegar. Estos son tan solo algunos elementos que explicarían el porque de la baja en la popularidad de Evo Morales aunque una vez más presidente pretenda eludir el problema recurriendo a su remanido argumento de acusar a EEUU y USAID, la agencia estadounidense para el desarrollo, de todos los males de su gobierno.

Se trata de un argumento repetido por Evo desde hace mas de cuatro años y que ha perdido credibilidad porque la población sabe que el acusar sin pruebas es el estilo del presidente; los bolivianos ven que la gestión pública es pésima y por tanto están cada vez menos dispuestos a permitir que les sigan metiendo el dedo a la boca.

Ciertamente Evo tiene un núcleo duro de respaldo en algunos sectores indígenas a los cuales, para preservarlos, está dispuesto a darles licencia para matar, de forma impune y hasta con el respaldo gubernamental.

Otro de los sectores duros en su respaldo a Evo son los cocaleros chapareños, de los cuales el presidente es su principal dirigente vitalicio. Para mantener la lealtad de este sector, tiene que hacerse de la vista gorda ante el incremento en las actividades del narcotráfico con lo que Bolivia se ha puesto nuevamente en la mira de la comunidad internacional.

Nada indica que Evo tenga la intención de retornar a los cauces de la racionalidad y por el contrario existen suficientes indicios de que estaría dispuesto a ensayar una “solución por el desastre” muy de acuerdo al criterio del vicepresidente Álvaro García, que según dicen se frota de manos ante las permanentes metidas de pata de su jefe, al cual prefiere de viaje por el mundo mientras él maneja los hilos del poder.