Triste espectáculo el que dieron el gobernador Rubén Costas junto al senador Germán Antelo, en una conferencia de prensa donde intentaron minimizar el revés sufrido por el proceso autonómico con la Ley Marco. Las sonrisas forzadas y los circunloquios se convirtieron en claros síntomas de la política de la negación, basada en escaparle a la realidad en un gesto demasiado parecido al del avestruz, que esconde la cabeza para no ver el peligro que acecha. Ante el fracaso político es mejor el realismo, paso ineludible para una reconducción estratégica.
Traductores oficiales
Ya estábamos acostumbrados a ver cómo el vicepresidente García Linera busca acomodar los deslices verbales de Evo Morales, retorciendo conceptos para interpretar lo que “quiso decir en realidad”. Pero ahora el rol de traductor oficial parece haberse puesto de moda y vemos como el secretario de coordinación de la Gobernación cruceña, Oscar Ortiz, hace malabarismos para tratar de convencer a la opinión pública que Costas no dijo que la Ley Marco fuera un avance, sino todo lo contrario.
Aplazado
Un senador que aspira a ser candidato a Gobernador de Santa Cruz tras la inhabilitación de Costas retó al Ministro de Autonomías a discutir sobre la Ley Marco. Carlos Romero recogió el guante y un programa de televisión “diabólico” organizó un debate, pero el parlamentario se excusó de participar a través de un mensaje de texto. Así no se construye liderazgo.
Transferencias y chantajes
Quienes tuvieron la responsabilidad de impulsar la lucha contra la Ley Marco -Gobernación y parlamentarios- no saben cómo esquivar el reclamo ciudadano. Una de las tácticas ensayadas es la transferencia de culpa, diciendo que no tuvieron suficiente respaldo del movimiento cívico o de los empresarios. La otra es la manida trampa o chantaje de la “unidad”, discurso con el que se pretende amordazar a los que exigen un cambio en el rumbo de la oposición democrática.
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