Todo está bien en Bolivia. Estamos unidos y trabajamos en armonía, respetándonos unos a otros. Sobre todo, tenemos un gobierno que brinda seguridad jurídica a los inversores que generan empleo y que jamás osaría estatizar una empresa de manos nacionales. Quien haya escuchado los discursos del viernes por la noche, durante el acto en el que la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz (Cainco) inauguró un Centro Empresarial dedicado a los barrios más populosos de la capital cruceña, podría creer que esa es la realidad. Pero sucede que los discursos intentaban crear una realidad virtual. Sólo les faltó a Evo Morales y Eduardo Paz tomarse de la mano y dar unos pasos de ballet entre música de violines, a la hora de hacernos creer que estamos en el País de las Maravillas: una Bolivia sin narcotráfico ni corrupción, sin abusos ni persecuciones. Loable iniciativa, sin duda, la creación de este Centro Empresarial, pero nos preguntamos si era necesario el acto de genuflexión con un mandatario que no se ha caracterizado por valorar la iniciativa privada. ¿No han aprendido nada los dirigentes empresariales? ¿O habrá que recordarles que la funcionalidad y los gestos de sumisión no garantizan protección alguna con un gobierno que apuesta por el poder total? ¿Hoy sonrientes y mañana estatizados? Fiel a su estilo, Evo Morales correspondió a las sonrisas y las rodillas dobladas con sarcasmo: “Antes hablar de Cainco daba miedo”, dijo. Y agregó: “Vine porque era algo que beneficiaba a los barrios populares”. Nada mejor lo hizo Rubén Costas, quien compartió testera con el presidente aunque ni siquiera fue incluido en el programa oficial del acto. Seguramente, mientras Morales hablaba el gobernador se habrá entretenido meditando en cuándo será la próxima oportunidad en que tendrá que declarar en la fiscalía. ¿Cómo llegó Santa Cruz a este punto? ¿Por qué se dio el derrumbe y el fracaso radical de todo un liderazgo político y económico? ¿Hasta cuándo?
Jefes de bancada voladores
La oposición parlamentaria no tiene quien la conduzca. Primero fue el jefe de la mayor bancada opositora en la Cámara Baja, Mauricio Muñoz, quien se perdió del país durante 18 días en el viaje a Corea del Sur. Ahora es el turno del jefe de bancada en el Senado, Germán Antelo, quien acaba de volar a Alemania donde permanecerá por 11 días. Mientras tanto, ¿quién fiscaliza al poder y quién propone proyectos alternativos?
Números que no cierran
Evo Morales anunció días atrás el proyecto para la construcción de una “gigantesca” planta hidroeléctrica en Cachuela Esperanza que generará 990 megavatios. El presidente reveló que el costo de la mega planta “Está por encima de los 2.500 millones de dólares”, que el mandatario no consideró elevado tomando en cuenta que “la producción internacional de un megavatio bordea los 2 millones de dólares”. Si las cuentas no nos fallan, el promedio internacional indica que los 990 megavatios podrían producirse con algo menos de 2.000 millones de dólares, lo que nos da más de 500 millones sobrantes. ¿Otro sobreprecio en puertas? Después de la experiencia lamentable con el avión presidencial, ya no se sabe…
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