Cuba: ¿quiénes son los «cuentapropistas»?

image José Ramírez Marturel, Carbonero. "El trabajo que uno pasa haciendo carbón no se paga con nada, hay que andar por todos lados buscando la madera. Así que lo voy a dejar pues ya no tengo la salud que necesito. Voy a montar una cochiquera (criadero de cerdos) y a criar cabras también. Es para mí, así que no necesito licencia ninguna. Si después me sobra la carne y la leche la vendo".

image Magdalena Villa, alquiler de trajes de bodas y cumpleaños. "La apertura del trabajo por cuenta propia es una prueba que está haciendo el gobierno y, como en otras ocasiones, probablemente terminarán prohibiéndolo después de un tiempo. Y aunque no fuese así, no le veo ninguna posibilidad de éxito porque la situación económica está muy difícil. Mi negocio va tan mal que a veces no tengo ni para pagar los impuestos".

image Evaristo Pérez, dueño de cafetería. "Lo que está haciendo el gobierno es legalizar lo que ya existe de forma clandestina. Ahora el problema es cómo van a hacer con tanta gente pidiendo licencia. Todo está aún muy poco claro, nadie nos ha dicho dónde ni cómo van a funcionar estos negocios, ni siquiera dónde podremos comprar lo que necesitamos".



image Ramiro Romero, vende plantas medicinales y ornamentales. "La apertura del trabajo por cuenta propia debería ser continua, sin las marchas atrás que ocurrieron antes. Hay también que aclarar cosas. Yo no sé ni qué es lo que puedo vender exactamente. Además dependo de una cooperativa estatal como intermediaria que se lleva parte de mis ganancias sin hacer nada, entorpeciendo mi negocio".

image Arquímedes Torres, artesano. "A mí nunca me han querido dar la licencia a pesar de que he hecho muchas gestiones. El bejuco (fibra vegetal), que yo uso para hacer estos muebles, es una planta dañina que se enreda en otros árboles… ¡imagínate que los guajiros (campesinos) me la regalan!. Yo sí estoy listo para dedicarme por entero a esto si me despiden de mi trabajo con el Estado".

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image Ramón Soler Mora, plomero. "Los cambios que están pasando me gustan porque quiero que todo el mundo tenga la posibilidad de luchar. A mí no hay quien me haga competencia así que no tengo miedo, yo soy el mejor. No necesito que el gobierno me venda tubos ni nada. Tengo mis maquinarias propias y lo demás son desechos que compro por ahí".

image “Sagua”, barbero-peluquero. "Yo te digo lo que quieras menos mi nombre, dime sólo ‘Sagua’. Tengo 85 años y he sido barbero siempre. Estoy retirado, pero hago mis 3 o 4 pelados (cortes de pelo) diarios para vivir un poco mejor. No tengo licencia ni la voy a sacar, eso es para los jóvenes. A mí nadie me molesta, solo pelo a los transeúntes, los que pasan por aquí".

image Yanet Ferrer, zapatera. "Yo trabajo con mi marido. Aquí ganamos muchísimo más que en cualquier empresa del Estado y además vemos el dinero cada día. Lo único que nos falta para que sea perfecto es que haya en algún lugar el pegamento, los hilos, navajas y todo eso que necesitamos. La falta de oferta estatal nos obliga a comprarlo todo por la calle (mercado negro)".

image Juan Palacios, fabricante de ladrillos. "Tengo montones de ladrillos en diferentes puntos de la ciudad y nadie compra. Quién se va a hacer una casa si no tiene para comida. La oferta y la demanda es algo que hay que tener en cuenta pero también la necesidad. La Habana se está cayendo y yo tengo ladrillos. Los cambios me dan igual porque mientras la cosa siga así no puedo contratar personal para que me trabaje".

image Ignacio Cartaya, taxista. "Aunque aumentó el combustible yo no voy a subir el precio del pasaje. Pienso que si el gobierno ha tomado esta medidas es por necesidad. A nosotros todo nos cuesta muy caro, pero aún así a mí todavía me conviene este trabajo aunque tengo colegas que dicen que ya están al límite y que dejarán de “botear” (trabajar de taxista) si esto sigue apretando".

image Alejandro Pérez, librero. "No tengo problemas con estas nuevas medidas pero creo que hay que quitar prohibiciones. A nosotros no nos dejan vender libros que tengan menos de 5 años, no nos permiten vender libretas, lápices… ¡vaya! las cosas normales que vende un librero en cualquier parte del mundo. Además, tenemos 10 inspectores sólo para este parque y ahora nos mandan otros más a controlarnos. Y créame que a los que sí hay que controlar es a los inspectores".

image Antonio Manresa, reparador de gomas (neumáticos) de autos, motos y bicicletas. "Yo estoy de acuerdo con las medidas del gobierno. Eso de que permitan que todo el mundo pueda tener negocios está muy bien pero la verdad es que la gente no tiene dinero para abrirlos. Yo mismo no reparo ni 4 gomas diarias y después tengo que pagar 300 pesos cubanos (US$12) al mes sólo de impuesto. Creo que es necesario que bajen los impuestos porque de otra forma nos están ahogando".

image Bernardo Fuentes, ceramista. "A mí las medidas me parecen bien sobre todo que podré contratar empleados. En los talleres necesitamos mano de obra y siempre estamos con el susto de que llega el inspector y nos pone una multa de 1.500 pesos cubanos (US$60) por cada trabajador que encuentre. También hay que resolver el problema del barro y la leña que hoy se la compramos a particulares, no nos dan factura y nos arriesgamos a más multas. El gobierno tiene que ser quien nos venda". Fotos Raquel Pérez.

Fuente: bbc.co.uk