En realidad, el alcance de la “Ley Mordaza” va mucho más allá de un mero control sobre los medios de comunicación. Lo que se busca, a través de esta y otras normas que ya vienen en camino, es el control totalitario del lenguaje de la población, método que ha caracterizado a los regímenes de este tipo en sus diversas variantes, de derecha o izquierda. En su novela 1984, considerada una alegoría del estalinismo, el genio de George Orwell habló sobre el surgimiento y desarrollo de la “neolengua”, un idioma reformateado por un gobierno omnipotente que obliga a los súbditos del Estado a nombrar las cosas de una manera alienante, que distorsiona sistemáticamente la realidad en beneficio del Partido que monopoliza el poder. Por ejemplo, la cartera del gobierno dedicada a la represión es denominada “Ministerio del Amor” y la destinada a controlar la información “Ministerio de la Verdad”. Por medio de estas manipulaciones, que en la obra orwelliana llegan a cambiar la gramática, se busca sustituir el pensamiento libre por la repetición en masa de consignas emanadas de la élite burocrática. “Al fin de cuentas, se esperaba que todos emitieran palabras desde la laringe sin que participaran en absoluto los centros del cerebro”, ironiza Orwell. Poco a poco, las expresiones de la “neolengua” van sustituyendo el lenguaje habitual, construido a lo largo del tiempo mediante la costumbre y la interacción social. También el filólogo alemán Víctor Klemperer analizó una “neolengua” -en este caso histórica- en su libro LTI: El Lenguaje del Tercer Reich, obra monumental donde daba cuenta del control idiomático establecido por el régimen nazi, que llegó a modificar términos básicos del habla germana. ¿No hay un eco ominoso de todo esto en nuestra realidad cercana, donde las palabras tradicionales de referencia étnica (cholo, camba, colla, etc.) van camino a ser penalizadas y donde al mismo tiempo proliferan expresiones como “Estado Plurinacional” y “proceso de cambio”, promovidas desde el poder y absorbidas de manera acrítica por la sociedad civil? A este paso no falta mucho para que también tengamos nuestro “Ministerio de la Verdad”, encargado de “castigar a los periodistas que mienten”, al decir de Evo Morales. ¿Fabián Restivo será el asesor de esa cartera?
Mineros manipulados
Las “estrategias envolventes” de este gobierno, doctorado en trampas y estratagemas, también parecen alcanzar a los movimientos sociales (pensándolo bien, tal vez sean estas organizaciones las principales víctimas de esas tácticas de manipulación). Un claro ejemplo de esto se dio el pasado viernes, cuando los cooperativistas mineros de todo el país fueron convocados a La Paz por el gobierno para entregarles carros metaleros, líneas de caudil y máquinas perforadoras. Una vez en el lugar, los cooperativistas se enteraron que eran “el ejército de cascos mineros del presidente” que venían a “apoyar la aprobación de la ley contra el racismo”. Varios dirigentes cooperativistas, sobre de Potosí, se retiraron molestos del show gubernamental…
¿Referéndum sobre la “Ley Mordaza”?
Ha comenzado a circular la idea de impulsar un referéndum para consultar a la población sobre la mal llamada “ley contra el racismo”. La propuesta debería ser sometida a un análisis frío y detenido, antes de embarcar con ligereza a la ciudadanía en un proceso que podría acabar siendo contraproducente. Pensémoslo bien: ¿ir a un referéndum con un Órgano Electoral completamente dominado por el oficialismo, que reincidiría en las prácticas de la era Exeni? ¿No podríamos terminar con una ley oleada y sacramentada por una “mayoría popular” construida artificialmente, lo que sí bloquearía cualquier posibilidad de pataleo ante la norma? ¿Y si acabamos reeditando el error del Revocatorio? Mucho cuidado entonces con esta idea, que sólo puede ser aceptada previo saneamiento del Órgano Electoral que asegure un control transparente e imparcial, lo que a esta altura parece como pedirle peras al olmo.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas