Réquiem para una democracia difunta

LATINOAMERICA-BOLIVIA-MEDIOS Hay que decirlo fuerte y claro: Bolivia vive en los últimos años un eclipse de las libertades políticas y civiles envuelto bajo el manto engañoso de una democracia aparente, una fachada mantenida por quienes han estado trabajando para destruir al régimen republicano desde adentro. La Ley Mordaza impuesta contra todo consenso es una etapa avanzada en ese proceso liberticida, que ha tenido eslabones previos en una Asamblea Constituyente viciada de nulidad, fuertes indicios de fraude electoral a través de la manipulación del sistema de identificación, movilización de milicias armadas contra opositores, injerencia en el Poder Judicial, etc. La norma que ahora se agrega al engranaje neo-autoritario no sólo afectará a los periodistas y a los medios de comunicación sino a toda la población, ya que cualquier ciudadano será pasible de ser acusado de discriminación por simpatizantes del gobierno, utilizando el carácter altamente subjetivo de esta ley. Para colmo de males, se sabe que tras esta norma se prepara otra aún más radical dedicada al control social. Ante este atropello sistemático sólo cabe arrancarle la máscara al régimen y señalarlo como lo que en realidad es. Hoy veíamos al Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, recordando su resistencia a lo que denominó sin ambages como la “dictadura de Fujimori”. El escritor no se dejó confundir por el hecho de que en los gobiernos de Fujimori existieran elecciones, consciente de que la democracia también necesita el concurso de otros factores para ser definida como tal. Aprendamos de su ejemplo y digamos sin más vueltas que en Bolivia han matado a la democracia.

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