La reorientación en Estados Unidos

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Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: El país desigual

  2. Bajo el Penoco, El Día: Buscando culpables

  3. Los Tiempos: BOLIVIA Y EL ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO

  4. El Deber: Contradicciones

  5. Cambio: Calamidades agobian Haití

  6. La Prensa: Bono Juancito Pinto, un buen paso

  7. El Diario: Problemas que requieren de urgentes soluciones

  8. El Mundo: "Una pausa"

  9. Opinión:

  10. Clarín, Argentina: La reorientación en Estados Unidos


El Día: El país desigual

Conviene coincidir en que pobreza no es lo mismo que desigualdad. En ese contexto, debe llamar a la reflexión el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que cataloga a Bolivia como el país más desigual de América Latina y uno de los más desiguales del mundo. Esto significa que, a pesar de que el país ha superado los límites que lo encasillaban en los niveles de pobreza para incorporarse a los de nivel medio, existe todavía una gran diferencia en la distribución de los ingresos. En otras palabras, en Bolivia separa un abismo, una profunda brecha a los que tienen más de los que tienen menos. Este solo hecho entraña un enorme desafío colectivo.



El reto del Gobierno y de la oposición, el desafío de las organizaciones políticas, sociales y económicas del país en su conjunto es encontrar los puntos de coincidencia para construir la equidad, la justicia social y la igualdad que tanto hace falta a Bolivia. La tarea conlleva una enorme dosis de compromiso y responsabilidad, porque exige anteponer los intereses colectivos antes que los subalternos, de grupo y particulares. Supone asimismo, ejercer la democracia con visión de futuro, para garantizar la gobernabilidad que permita avanzar en la lucha contra la desigualdad. Ello implica el ineludible fortalecimiento de la institucionalidad y la representación política partidaria.

Ya no es suficiente satisfacer las necesidades básicas de la población y superar los índices, sino que se hace preciso ofrecer calidad, en la educación por ejemplo. En el país, la calidad de la educación que reciben unos y otros no es la misma. Por otra parte, debe encararse una visión integral del aporte impositivo, de manera que la evasión tributaria descienda de sus escandalosos niveles. Para ello se requiere consenso y conciencia. Resulta llamativo que pese a los logros económicos de crecimiento registrados en la región y el país, la gente percibe que no se beneficia de los mismos porque su situación no ha cambiado, lo que causa desilusión del sistema democrático.

La desigualdad amenaza a la democracia y al desarrollo. Ha sido evidente que históricamente en Bolivia los grupos minoritarios han tenido mucha mayor influencia que la mayoría. La separación creciente entre los gobiernos y las bases ha generado un acceso muy diferenciado al poder y la riqueza que ha convertido a Bolivia en un polvorín social. Nadie necesita de la confrontación, por el contrario hace falta enorme dosis de voluntad para establecer un clima de pacificación que viabilice acuerdos, entre los movimientos sociales y el poder, entre sectores productivos y el Gobierno. Y entre quienes ejercen de oficialistas y opositores. El desafío se presenta sin duda, gigantesco.

En otras palabras, la lucha contra la pobreza puede avanzar más rápidamente que el proceso de disminuir la desigualdad, que se muestra, de manera evidente, como de largo aliento y de penosos esfuerzos. No sólo que hay que superar la enconada lid política, sino que se hace perentorio remontar las brechas económicas, sociales, culturales para hacer de  Bolivia un país menos conflictivo y enfrentado. La tarea es sin duda colectiva y exige desprendimiento, voluntad política, compromiso y responsabilidad. De lo que se haga o deje de hacer ahora dependerá que Bolivia deje de ser el país más desigual.

De lo que se haga o deje de hacer ahora, dependerá que Bolivia deje de ser el país más desigual de Latinoamérica.

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Bajo el Penoco, El Día: Buscando culpables

Durante los últimos meses, el Gobierno ha ensayado diversas explicaciones a la creciente inflación y escasez de alimentos. Todas ellas están relacionadas con factores externos y el Estado Plurinacional es el gran ausente de los problemas, pues no aparece entre los culpables y tampoco con las soluciones. Lo más creativo ha sido apelar a la importación de varios productos y recientemente se ha ordenado la compra de más de un millón de quintales de azúcar, medida con la que se asume que hay escasez. Pero el Estado necesita hacerse ver, tal como sucedió en el período inflacionario de 2008, cuando se culpó a los productores por un supuesto boicot. Pese a que -insistimos-, se ha constatado que no hay azúcar, ya sea porque se ha molido menos caña o porque se la están llevando a Perú, el Gobierno tiene que mostrarse en acción para dar la idea de que está trabajando. Y ese trabajo lo desarrolla en las áreas que mejor conoce, la represión y la confrontación. Ahora resulta que los culpables de todo están tras las rejas y los ingenios son señalados como los nuevos boicoteadores. De todas formas, azúcar no va a haber.

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Los Tiempos: BOLIVIA Y EL ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO

Más allá de las lecturas ambiguas a las que se presta, el informe del PNUD confirma que todavía es enorme la
tarea que nos espera a todos los
bolivianos

El jueves pasado, como viene haciéndolo desde hace 20 años, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó su informe anual, el Índice de Desarrollo Humano. Se trata, como se sabe, de un indicador que pretende evaluar los resultados obtenidos por cada país según tres principales parámetros: la educación, en la que se cuentan los años de escolaridad y la tasa de alfabetización; la salud, en la que se mide la esperanza de vida, entre otros ítems, y el nivel de ingreso.

Según el informe, Bolivia ha mejorado durante el último año tanto en términos absolutos como relativos. En términos absolutos, porque en una escala de 0 a 1, donde uno es el mejor de los resultados posibles, subió de 0,637 a 0,643.  Y en términos relativos, porque subió del puesto 113 que ocupaba en 2009 al 95 en el que se sitúa hoy. Es decir, durante el último año Bolivia obtuvo mejores resultados que otros 18 países.

El panorama no es tan alentador, sin embargo, si en lugar de tomar como punto de referencia el año 2009 la comparación se realiza con la mirada puesta en el último quinquenio, periodo de tiempo que suele ser tomado para evaluar tendencias que vayan más allá del plazo inmediato. Y al prestar atención a esa dimensión más amplia del IDH en Bolivia, lo que se puede ver es una tendencia negativa, pues el año 2005 nuestro país ocupaba el puesto 92, con un índice de 0,723.

Es importante no perder de vista las proyecciones quinquenales, pues la mayor parte de los indicadores en los que se basa el IDH requieren más de un año para que se hagan notorios los efectos positivos o negativos de las políticas públicas, por lo que bien harían las autoridades gubernamentales al fijarse más en la proyección hacia el mediano y el largo plazo de las políticas sociales más que en efímeros e inmediatos logros que no puedan ser sostenidos en el tiempo.

Además de los datos que se evalúan anualmente, el informe del PNUD prestó en esta oportunidad especial atención a la desigualdad social, pues considera que éste es uno de los factores que más dificulta el progreso latinoamericano. Recomienda por eso que los 32 países de la región profundicen las políticas de redistribución de la riqueza y asistencia social a los segmentos más pobres de la población.

Al referirse a este tema, el informe indica que Bolivia se sitúa entre las naciones en las que la desigualdad en ingresos, atención sanitaria y educación más lastran en el IDH ya que si bien se registra un crecimiento del PIB per cápita, los ingresos en nuestro país están mal distribuidos, de modo que la brecha entre ricos y pobres es grande. Pese a todo, Bolivia forma parte de otro grupo de países que ha sido destacado: el de aquellos que más mejoras han conseguido, teniendo en cuenta el punto de partida, entre los que están Guatemala y Brasil.

Como se puede ver, el informe del PNUD puede ser leído e interpretado con ánimos pesimistas u optimistas, según cuál sea el ángulo del que se lo quiera hacer. Tal margen para la ambigüedad, sin embargo, no oculta el dato fundamental: que todavía es enorme la tarea que nos espera a todos los bolivianos.

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El Deber: Contradicciones

La incongruencia es algo que salta a la vista en los emprendimientos jurídico-legales del Gobierno. En muchas de las normas reglamentarias que somete a debate y sanción en la Asamblea Legislativa Plurinacional deja impresas manifiestas contradicciones.

Por una parte, acredita cerrazón inquisitorial y, por la otra, acentuada liberalidad, respecto a ciertos temas. Estuvo a punto de hacer aprobar, por ejemplo, el parágrafo aquel en que a los menores de 12 años daba luz verde para la práctica del sexo, omitiendo que la experiencia, ampliamente documentada por especialistas en la materia, demuestra lo riesgoso de tal permisividad para preadolescentes que más bien debieran ser informados y educados en la materia.

Lo contrario, o sea lo inquisitorial, le sale a flote en el anteproyecto de ley de regulación de los contenidos publicitarios de los medios de comunicación social. Quiere estos espacios absolutamente expurgados de imágenes y alusiones al sexo. Nada de desnudos femeninos en los anuncios. ¡Como si viviéramos en la Edad Media, cuando una mujer sin ropaje o simplemente enseñando sus tobillos escandalizaba a todo el mundo, porque todo eso se asociaba al pecado, el cual se penalizaba, no pocas veces, con la muerte en la hoguera…

Reiteramos que lo referido ocurría hace muchos siglos atrás, perdiendo rigor poco a poco, sobre todo en Europa, en la medida en que allí se pasaba del oscurantismo a la modernidad.

Entre nosotros, sin embargo, tenemos aún sectores que no han logrado liberarse de códigos éticos desfasados, como los referidos. Demuestran que siguen mentalmente colonizados por una España que trajo a sus dominios de América valores y prejuicios de la jaez referida.

La circunstancia de que el MAS no sea un partido sino un abigarrado movimiento de “sectores sociales” de marcada diferenciación en cuanto a percepción del presente y el futuro explica las incongruencias relatadas. Algunos que marchan en el sentido correcto colisionan con otros que van en reversa.

Tal y no otra la imagen que proyectan las antonimias conceptuales en las reglamentaciones que sanciona o debate la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Está aún por verse si los anteproyectos de Ley de Acceso a la Información y de Regulación de los Medios son sancionados en términos que encajen en los derechos que asisten a los periodistas a indagar cualquier cosa, sin restricciones autoritarias, en las fuentes informativas y de automanejarse sin otras limitaciones que no sean la ética, objetividad y veracidad…o que más bien los violen.

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Cambio: Calamidades agobian Haití

El Ministerio de Salud de Haití confirmó ayer que 501 personas fallecieron por el cólera desde que, a finales de octubre, se desató ese mal sobre un pueblo inerte y golpeado por catástrofes naturales, gobiernos dictatoriales e intervención extranjera, que lo han sumido en lo más profundo de la pobreza que cada día cobra su factura de muerte entre millones de seres humanos.

Los datos oficiales señalan que los hospitalizados a causa de esa enfermedad ascendieron a 7.359, la gran mayoría en la región norte y colindante con la República Dominicana, país con el que Haití comparte territorio de la isla La Española, en el Mar Caribe.

Este escenario de desesperanza se agravó con el paso del huracán Tomás, que cobró la vida de seis personas y dejó millonarios daños en momentos en los que este empobrecido país caribeño no sólo lucha contra la epidemia del cólera, sino que tiene a cientos de miles de damnificados que dejara un fuerte terremoto de magnitud 7,3 en la escala de Richter el 12 de enero de este año, que redujo a escombros la capital, Puerto Príncipe, y devastó la precaria economía haitiana.

Y mientras las autoridades locales luchan por contener la epidemia de cólera —que amenaza con convertirse en una pandemina de incalculables consecuencias—, las secuelas que dejó el huracán Tomás se trasuntaron en el desborde de varios ríos, como el Artibonite, afluente que estaba contaminado con el virus del cólera, lo que ha encendido la alarma en los niveles máximos por las dantescas consecuencias que pudiera tener sobre la población.

Según despachos de prensa desde Puerto Príncipe, los haitianos estaban ayer con el agua hasta los tobillos en algunos campos de desplazados que crecieron en la ciudad tras el devastador sismo que mató a más 250 mil personas y dejó a 1,3 millones sin hogar.

La ciudad de Leogane quedó completamente bajo el agua y en algunos barrios de esa localidad el nivel de la inundación llegaba a los tres metros de altura; por eso el temor de que el cólera se expanda sumió en la desesperanza a miles de seres humanos que sufren las consecuencias de la calamidad. "Vamos a tener más víctimas debido a las inundaciones y los deslaves, pero todavía no podemos llegar a las comunidades más afectadas’’, admitió Philippe Joseph, un funcionario de Defensa Civil. Y ante la emergencia, el presidente haitiano René Preval y las autoridades locales insisten en hacer llamados a la población a extremar medidas de higiene para evitar la propagación del brote, convocatoria que tropieza con la falta de información sobre cómo evitar contagiarse con el mal.

El primer caso de cólera fue detectado en Artibonite el 20 de octubre, luego de más de un siglo de erradicado en este empobrecido país. Pese al esfuerzo nacional y la cooperación internacional, especialmente de Cuba y Venezuela, funcionarios de salud temen que no se pueda contener la expansión del mal.

La situación de Haití es tan grave que gran parte de sus 10 millones de habitantes vive en condiciones precarias y, por lo tanto, vulnerables a los desastres naturales y a las enfermedades. Las laderas de las montañas han sido deforestadas para utilizar la madera de los árboles como combustible, lo que incrementa el riesgo de aludes en tiempo lluvioso.

No obstante, y más allá de las catástrofes naturales que tuvo que soportar a lo largo de su atribulada historia, Haití cayó en manos de gobiernos dictatoriales que sumieron a sus habitantes a la más cruel marginación económica, social y política. Según datos de Acción Solidaria Aragonesa Zaragoza, producto de la secular injusticia social, la pobreza en Haití hoy alcanza al 80% de la población negra o mulata, mientras que el otro 20% son blancos y adinerados.

Aunque ese 80% de la población depende directa o indirectamente de la agricultura, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) —que son los bancos de los gobiernos ricos— obligaron a Haití a reducir los aranceles a la importación agrícola del 35% al 2,9%, como condición para desembolsar más préstamos. Los gobernantes de Haití obedecieron sin chistar y el FMI lo puso como modelo de fidelidad a la economía liberal de mercado.

El dramático resultado de esa imposición colonial es la deuda externa de Haití, de 1.600 millones de dólares, a la que ya no puede hacer frente. Esa reducción arancelaria tan drástica afectó también al arroz, una de las producciones básicas del país. Mientras los productores de arroz de Estados Unidos recibían grandes bonificaciones para su producción, los haitianos no percibían nada, ni para producirlo ni para exportarlo, desplazados por la producción estadounidense que se hizo con el mercado. Por ejemplo, una sola corporación gringa, la American Rice Inc., ejerce el monopolio del arroz en Haití, que ya en el año 2000 exportó a isla caribeña 219.590 toneladas con precios libres. La consecuencia inmediata fue que los haitianos, que ya eran pobres, pasaron a la miseria al dejar de producir y exportar el suyo.

Y en un país donde el analfabetismo alcanza al 80% de la población y la expectativa de vida media apenas es de 52 años, intereses ajenos derrocaron a cuanto gobierno optó por la defensa de su pueblo. Un caso emblemático es del dos veces derrocado presidente Jean Bertrand Aristide, quien se había negado a garantizar los intereses del gran capital.

Haití —el primer país latinoamericano que proclamó su independencia en 1804— está herido y azotado, no sólo por la epidemia del cólera, que podría convertirse en pandemia, sino por las infrahumanas condiciones en las que sobreviven miles de víctimas del sismo de enero. Hoy necesita de la solidaridad de sus hermanos.

Haití está herido y azotado, no sólo por la epidemia del cólera que podría convertirse en pandemia, sino por las infrahumanas condiciones en las que sobreviven miles de víctimas del sismo de enero. Hoy necesita de la solidaridad de sus hermanos.

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La Prensa: Bono Juancito Pinto, un buen paso

Invertir en la dotación de los materiales escolares a inicios de cada gestión escolar seguramente redundaría en un mayor beneficio?

El Gobierno inició el jueves la cancelación del Bono Juancito Pinto a los escolares de primero a octavo de primaria. No cabe duda que la medida, instituida en 2007 con el Decreto Supremo N.° 29321, ha sido una decisión acertada; inicialmente el beneficio de 200 bolivianos era para los niños de hasta séptimo de primaria y en los dos últimos años el pago se amplió para los de octavo de primaria. Este año el bono favorecerá a 1,9 millones estudiantes de todo el país y para ello el Gobierno dispuso la inversión de 380 millones de bolivianos.

La incidencia del bono en la permanencia escolar, de acuerdo con los datos oficiales, fue muy importante, pues en 2007 permitió la reducción de la deserción escolar del 6 por ciento al 3,9 por ciento, el año 2008 se calcula que estuvo entre 3,5 y 3,6 por ciento, en 2009 cayó al 2 por ciento, lo cual muestra que los objetivos trazados se están cumpliendo.

La proyección el propio Presidente del Estado Plurinacional es que en los próximos dos años se elimine por completo la deserción escolar, por lo que anunció que el monto del beneficio será incrementado, mas no preciso a cuánto.

Hay que destacar que el pago del Bono Juancito Pinto es una de las más importantes medidas sociales instituidas por el Gobierno de Evo Morales, pero está claro que aún es insuficiente, pues el objetivo principal debería ser convertir la educación en un servicio totalmente gratuito, pues es, junto con el de Salud Pública, la principal obligación de un Estado, más aún si, como en el caso de Bolivia, se inscribe en la línea socialista.

¿Qué significa una educación totalmente gratuita? No otra cosa que el costo de la educación de los niños y jóvenes bolivianos hasta la culminación de sus estudios (bachillerato) sea sostenido únicamente por el Estado y no por los padres de familia como hasta ahora ocurre.

Es en ese sentido como el Gobierno, en lugar de pensar en incrementar el monto del Bono Juancito Pinto, debería preocuparse en invertir en la dotación de los materiales escolares (cuadernos, lápices y libros, entre otros), que es el mayor peso económico que sienten los padres de familia justamente al iniciar la gestión escolar.

Para ello habrá que tomar de ejemplo lo que sucedió con el Bono Esperanza, instituido en 2003 en la Alcaldía de El Alto por el entonces alcalde José Luis Paredes. Ese subsidio que empezó siendo de 50 bolivianos y luego se incrementó a 200 bolivianos se lo paga desde 2006 en especie, y por ello lleva el denominativo Wawanacasataki (transferencia en especie).

El beneficio dispuesto por el Gobierno Municipal de El Alto, al igual que el Bono Juancito Pinto, fue muy importante, pues los estudiantes del ciclo primario reciben prendas deportivas y zapatos así como otros materiales útiles para su formación escolar. Si este beneficio se ampliara a material escolar, a cubrir alimentación (al añadir al desayuno escolar la merienda), al transporte escolar en las áreas rurales, pues con seguridad tendríamos más estudiantes en los colegios y menos pobreza. Lo importante es que el Gobierno va por buen camino y el Bono Juancito Pinto es el primer paso para lograr aquel objetivo de tener una educación verdaderamente gratuita y que beneficie a todos los niños del país.

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El Diario: Problemas que requieren de urgentes soluciones

Para nadie es un secreto que el “dejar hacer y dejar pasar” es la muestra más patética del descuido, de la indiferencia, de la desidia y de la irresponsabilidad. Bien se dice que grandes proyectos, obras de posible beneficio y solución de graves problemas de la humanidad hubiesen sido posibles si no se actuara bajo el principio negativo del dejar hacer y dejar pasar atenido a que “alguien, con el tiempo, lo hará”.

Esto es lo que, Gobierno a Gobierno, ha ocurrido casi en todos los países del mundo, porque obras de importancia, de urgente necesidad han sido pospuestas o postergadas para el mañana; a veces, un mañana que nunca llegó. Para los países pobres y subdesarrollados como el nuestro, no sólo se han dejado de lado tareas de importancia sino la solución de problemas que, por carencia de esas obras, se han agravado.

Hay problemas en nuestro país que son arrastrados desde muchas gestiones. Una de ellas es, por ejemplo, el acumulo de la deuda fiscal interna porque cualquier déficit se lo carga a esta cuenta por el falso entendido de que “siendo cuenta del mismo Estado, no habrá premura para su pago”; concepto totalmente equivocado porque es peligroso que la deuda fiscal crezca indefinidamente.

Igualmente, hay adeudos del Estado -por obras de infraestructura encomendadas especialmente al sector privado- que no son abonados aduciendo la “falta de dinero” aunque hayan sido presupuestadas sobre la base de contar con los medios financieros necesarios. La razón para estos retrasos radica en que los fondos destinados al pago de obras realizadas por el sector privado han sido destinados a otros renglones y se dispone indebidamente de ellos cometiendo la grave falta de malversación.

Enumerar los muchos casos que “quedan para después” sería de nunca acabar porque la mayoría de postergaciones no atendidas data de gestiones anteriores y, en mucha diversidad, de gobiernos del pasado. Hay muchas situaciones en las que deudas fiscales (contraídas por gobiernos en nombre del Estado) han sido “castigadas” por el sector privado por no mantener una “cuenta por cobrar” en forma indefinida y que sólo incrementa los activos de una empresa.

Los gobiernos que actúan en nombre del Estado deberían desterrar de su comportamiento las políticas del “dejar hacer y dejar pasar” para que la administración sea más eficiente, eficaz, honesta y responsable, puesto que concebir, actuar y sobrevivir con presupuestos de ingresos y egresos que no se cumplirán no es otra cosa que engaño a sí mismo y al país en su conjunto. Será preciso, para empezar, cuantificar los montos que se adeuda estableciendo a quiénes y por qué conceptos; luego, determinar qué cuentas se adeuda al Estado y quiénes son los deudores y desde qué gestiones. Un elemental principio de orden y disciplina obliga a establecer realidades; de otro modo, el desorden, la anarquía y el libertinaje adquieren volúmenes cada vez mayores, determinando que el “dejar hacer y dejar pasar” crezca también indefinidamente.

Hay, pues, obligaciones estatales que deben cumplirse con la mayor rigurosidad y hacerlo en ambas vertientes: las de cobrar y las de pagar, porque en ambas situaciones está comprometida la fe del Estado, que los gobiernos están obligados a honrar.

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El Mundo: "Una pausa"

La jornada dominical ha constituido un hecho importante para la vida de los ciudadanos, ya que luego de ir pensando sobre las situaciones de conflicto que caracterizaron los días anteriores, la celebración del Día del Peatón constituyó una pausa digna de ser puesta en relieve. Por un momento, se dejaron de lado los problemas relacionados con la canasta familiar y las protestas preparadas por diferentes sectores de la ciudadanía que de alguna manera, tratan de mostrar su desacuerdo con determinadas situaciones que afectan sus intereses.

El Día del Peatón coincidió en esta oportunidad con la Feria de la Orquídea y la Bromelia, dos flores exóticas que caracterizan la naturaleza de los llanos orientales y que por su variedad y belleza, son motivo de admiración de propios y extraños.

Y también la jornada tuvo su fase deportiva, con el inicio de la Vuelta a Bolivia, una competencia ciclística que consigue reunir a los mejores equipos de ciclistas del país y acoge también a una cantidad de visitantes extranjeros que se unen a este evento que representa un contacto con la naturaleza.

El dejar de lado por un momento, la fatiga de los viajes para llegar a los centros de estudio o de trabajo y otras acciones que caracterizan las actividades cotidianas, los ciudadanos optaron por recorrer las calles, en especial las del centro de la ciudad, pero no todo fue motivo de satisfacción, el contacto con el ambiente mostró también las debilidades de las personas, como aquella costumbre que hace que estemos habituados a lanzar desperdicios por todas partes, podríamos quejarnos de que la Alcaldía no puso los basureros suficientes para que las personas pueden acudir a ellos, pero esa no deja de ser sólo una excusa, porque los pocos basureros que podemos ver en la ciudad se caracterizan por estar vacíos. Protestar por lo que no se hizo no nos puede resultar ventajoso, lo importante sería pensar en lo que se debe hacer y en ello la escuela y la familia tienen una gran responsabilidad que debe iniciarse de inmediato.

Recordemos aquella frase tan interesante de que la ciudad limpia no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia, tomémosla como modelo y enseñemos a los menores a cuidar y mantener el ambiente; con seguridad ellos podrán enseñar también a sus padres lo agradable que es tener una ciudad, una zona y una calle limpias. Una mención especial a los propietarios de los vehículos de servicio público, para tengan un basurero para sus pasajeros; es muy triste ver botellas, vasos, platos y otros elementos, hasta pañales desechables que salen por las ventanillas de esos vehículos y terminan de un lado para otro.

Ojalá que pensemos en el peatón con más frecuencia y no sólo le ofrezcamos una ciudad limpia, sino también cómoda; las autoridades de tránsito han estado tratando de organizar el servicio, sancionando por lo menos moralmente a las personas que parquean en doble y hasta en triple fila o que se atraviesan en las esquinas para recoger o dejar pasajeros. En esas acciones los peatones ponen en peligro su vida y ellos son tan culpables como los conductores de los vehículos. Vale la pena tomar conciencia de ello y hacer las correcciones necesarias.

Ojalá pudiéramos evitar que el Día del Peatón sea sólo una pausa y que desarrollemos nuestra vida pensando en las personas, en especial en aquellas que recorren las calles a pie y tropiezan con todas las dificultades señaladas.

Todos podemos hacer que la nuestra pueda ser una ciudad en la que dé gusto vivir porque está ordenada, limpia y que las personas respetan a sus semejantes, sin la necesidad de que ello sea una obligación penada por la ley, sino una costumbre digna de ser estimulada, mantenida y mejorada.

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Opinión:

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Clarín, Argentina: La reorientación en Estados Unidos

El triunfo de los republicanos más conservadores en las elecciones legislativas de los EE.UU. le pone un freno importante a los planes de reforma y las políticas impulsadas por el presidente Barack Obama. Este revés obligará a la administración demócrata a gobernar con un Congreso opositor y redoblar sus esfuerzos en la recuperación de la economía.

El descontento por la crisis económica fue la principal causa de este voto castigo para el gobierno demócrata en su primer examen electoral. Pese a que en su primer tramo logró evitar una catástrofe mayor, Obama terminó pagando el costo de la crisis desatada en la economía norteamericana sobre el final del gobierno de George W. Bush. Esta disconformidad por el aumento del desempleo y los quebrantos inmobiliarios favoreció una radicalización del Partido Republicano, por el llamado movimiento del ?Tea Party?, hacia posiciones más extremistas en materia política, económica y cultural. Varios candidatos surgidos de ese movimiento ultraconservador ocuparán, a partir de ahora, cargos legislativos y podrán bloquear las iniciativas demócratas. Con un Congreso controlado por la oposición, el impacto sobre la política exterior puede hacerse notar en un mayor aislacionismo de los EE.UU., debido a que la política doméstica habrá de concentrar seguramente la mayor atención. La fluctuación pendular del electorado norteamericano ha detenido y reorientado en otra dirección la propuesta de Obama de ?renovar el sueño americano?, con consecuencias que se harán sentir en la política internacional.

El triunfo de los republicanos en las elecciones legislativas puede resentir seriamente varias iniciativas de Obama favorables al multilateralismo y los compromisos internacionales.

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