“Desdolarización” udepista con rostro masista


El tan decantado enfrentamiento que mantiene el gobierno de Evo Morales con el “imperio” se circunscribe al ámbito puramente simbólico. Las bajas graduales en el precio del dólar también siguen este criterio. Se quiere mostrar a un país gobernado por gente muy osada que se atreve a lanzar este insólito desafío a la primera potencia del mundo.

imagePero la cosa no se queda ahí. A parte de los elementos simbólicos hay un trasfondo oscuro. Sucede que más allá de que se trata de una medida política para atemperar la acelerada inflación, entre bambalinas se están moviendo muchos intereses relacionados con cierta banca, las casas de cambio y el contrabando, sectores que se están beneficiando con la depreciación del dólar.

Comentan por ahí que algunos funcionarios tienen intereses relacionados con estas casas de cambio y que en la actualidad están obteniendo pingues ganancias comprando una divisa barata para venderla cara en el futuro, porque se sabe que esta política no es seria y tampoco puede ser sostenible en el tiempo.



Por otra parte si bien los importadores legales se benefician, también lo hacen los contrabandistas que pueden obtener dólares a bajo costo para realizar sus operaciones que se sabe afectan muy gravemente a la industria nacional.

Es claro que una subvaluación del dólar afecta a los sectores exportadores y beneficia a los importadores con lo que, a breve plazo, los efectos se harán sentir en el aparato productivo. Resulta paradójico que un gobierno que enarbola un discurso nacionalista esté haciendo todo lo posible para liquidar la industria nacional, a través de acciones que no solucionan el problema estructural y resultan contraproducentes.

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No se puede evitar que venga a la memoria una desafortunada medida como la “desdolarización” dispuesta por el mirista Ernesto Araníbar durante la década del ochenta en el gobierno de la UDP y que dejó como grandes ganadores a empresarios, especuladores y a determinados sectores políticos encaramados en el poder; y en la miseria a miles de sacrificados ciudadanos que habían ahorrado unos cuantos dólares, producto de su trabajo. A casi 30 años de ese funesto plan los actuales gobernantes no han aprendido la lección.

La cocaína no da para chistes

image Cuando Evo Morales quiere parecer gracioso en realidad resulta grosero. “No eran aviones o helicópteros, eran zancudos” dijo con ese su “sentido del humor” atrabiliario en respuesta a las denuncias lanzadas por el monseñor Solari. No deja de ser muy sugestiva la forma en la que se quiere negar una realidad existente en el Chapare: el narcotráfico campea en esa región.

El problema ya no es solo el cultivo de coca ilegal sino también la abundante producción de pasta base y de clorhidrato; y de que hay cocaleros directamente involucrados en la actividad ilícita y de que se utilizan  menores para el tráfico por ser éstos inimputables ante la ley, no caben dudas. Esta realidad ha sido reconocida por autoridades de la Felcn, el exministro de Gobierno Alfredo Rada, el ex viceministro de Tierras, Alejandro Almaraz, sobre quienes no pesa la sospecha de que sean opositores.

La prueba esta también en los lujosos vehículos y los caprichos de ricos que se dan los productores de coca. Difícilmente se puede creer que este estilo de vida ostentoso sea solventado con la sola venta de hojitas de coca para el consumo tradicional.