La colonización que se viene


La Ley Educativa Elizardo Pérez-Avelino Siñani es presentada por la propaganda gubernamental como la quintaesencia de la tolerancia y el respeto a la diversidad. Sin embargo basta dar una ojeada al texto para percatarse de que no es así y que en realidad es más excluyente y avasalladora que cuantas leyes educativas existieron en el pasado.

imageEl 21 de junio de 2010, el Gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, participaba de la ceremonia por el Año Nuevo Aymara en las ruinas de la fortaleza de Samaipata. Foto Afka.

En realidad esta ley es expresiva de la visión aymaro centrista del actual gobierno. Si bien de dientes para afuera se reivindica a Bolivia como un país pluricultural y multiétnico lo que se hace es sentar las bases de una hegemonía aymara que tiene incluso un componente colonizador.



Dentro de este criterio los aymaras tendrían su “lebesraum”, su “espacio vital”, en la amazonia y el oriente boliviano y lo que buscan mediante su reforma educativa es consolidar este proceso de avasallamiento de las culturas de otras regiones del país.

Una justicia “montada”

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“La justicia debe montarse en la revolución democrática” dijo el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jorge von Borries y no pasó mucho tiempo para que comprendiéramos el verdadero sentido de esta frase que no es precisamente tranquilizador.

imageSi bien al tomar posesión de su cargo dijo que velaría por la independencia del sistema judicial vemos de forma clara que no es así y que se trató nada más que de una frase lanzada para consumo de los medios de comunicación. No sorprende; en realidad ratifica todo lo que se venía diciendo respecto de la funcionalidad del Órgano Judicial respecto del Ejecutivo.

El sistema judicial es ahora el mecanismo del que se vale el MAS para desplazar a los opositores de aquellos cargos a los que llegaron por voto democrático. Ayer fueron los alcaldes electos René Joaquino y Jaime Barrón, ahora es el beniano Ernesto Suárez; mañana será Mario Cossio o cualquier otro. La lista se extiende hacia todos aquellos que en el futuro tengan la osadía de ponerse frente al MAS y, peor aún, ganarles en cualquier elección democrática.

Traficantes de influencias

El tráfico de influencias es una práctica muy arraigada dentro del mundo de la política y en especial de los dirigentes masistas; se podría decir que es algo ligado muy íntimamente a su actividad, a su forma de hacer política y de esto tenemos antecedentes más que suficientes aunque por lo general mediante muy poco creíbles “procesos” los “influyentes” salieron libres de polvo y paja.

Entonces que el senador masista Efraín Condori haya recomendado a una persona para que trabaje en la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) no es de extrañar. Lo que si sorprende es el nuevo argumento inventado por el también senador Fidel Surco. No fue una recomendación, fue una “sugerencia”, dijo en un alarde de desfachatez.