«Nadie puede cerrarnos a hablar de Dios»

El Cardenal Julio Terrazas, aseguró este domingo, en la homilía de celebración de la Misa desde Santa Cruz, que a pocos día de la conmemoración de la llegada de Jesús y la celebración de la Navidad, como pasó a los largo de la historia, habrán lugares donde no se pueda hablar en público de Dios, pero en la mente, el corazón y el espíritu, nadie puede cerrar a los fieles a hablar del Dios que trae libertad.

image "El gozo y la alegría nos van acompañar, la tristeza y los gemidos se van alejar, ese es el cuadro que pinta Isaías, ya educando a su pueblo, educando la fe de su pueblo, esto es importante que también nosotros lo captemos”, comentó.



“Dios sigue educando la fe de sus creyentes, a pesar de los pesares, habrán lugares donde no se pueda hablar en público de Dios, pero en el corazón, en la mente, en el espíritu, nadie puede cerrarnos a hablar de ese Dios que nos trae la libertad, ese Dios es el que llega en Navidad en forma de un niño, de algo sencillo, de algo humilde, no es alguien que viene con carrozas o con amenazas; es alguien que va buscar un pesebre, para poder desde allí recordarnos a todos que las buenas y auténticas noticias no son las que se propagan por todos lados como promesas que van sojuzgando, sino que las promesas del Señor son aquellas que salvan, que dan verdadera alegría a todos, pero especialmente a quienes sufren, a quienes son pobres", dijo el Cardenal.

En el tercer domingo de preparación a la Navidad, en el tiempo de adviento, el Purpurado señaló que la Navidad hay que prepararla. El domingo pasado se invitó a la conversión, a cambiar de rumbo, de vida, en el espíritu de Dios, ese espíritu de sabiduría y de entendimiento que nos invitaba a renovar totalmente la mente y el espíritu.

"Hoy se nos invita de manera especial a una espera llena de alegría y esperanza, una espera del Señor en la que realmente él tenga la oportunidad de darnos esa alegría que todos necesitamos, para combatir un mundo tan lleno de tristeza o una vida, la vida nuestra, tan llena de fatigas, tan llena de sentimientos de dolor", dice el prelado. 

Terrazas también reflexionó sobre la Navidad, que sé llena de música y regalos, las cosas materiales que van provocando mayores diversiones, en lugar de concentrarse más en aquello que es auténtico y verdadero que es la alegría de que el Señor está cerca, que llegará a buscar a cada uno de sus hijos para salvarlos con un mensaje de paz ya que llega a terminar con la enemistad con Dios y con el hermano, llega a inaugurar una época y un tiempo en el que realmente todos, absolutamente todos, puedan levantar la cabeza, con libertad y justicia, para poder seguir proclamando las glorias del Señor. 

En la fiesta de Cotoca los fieles comprendieron, señala el Cardenal, que Dios no es un objeto para esconderlo o sacarlo de vez en cuando, no es una idea a la que podemos combatir con razonamientos muy lucidos, pero sin nada de experiencia, de fe, de amor, de caridad.  Así mismo la Iglesia invita a vivir esa alegría de la esperanza con la llegada del Señor, a no tener miedo y empezar a reforzar la fe de los débiles para decirle a los desalentados que sean fuertes, que no teman, ahí está su Dios, el mundo lleno de tristezas, y con porvenires a veces no muy claros, la tentación del desaliento puede ingresar en las comunidades, pero el desaliento no se vence con mayor ruido, no son los cohetes los que dan la alegría, ni son los juguetes que se pueden regalar con mucho cariño.

La auténtica, la verdadera alegría es porque el Señor está, y hay que llenarse de esa valentía, de esa osadía propia del que cree; "creemos en un Dios que es despreciado por muchos, desconocido por muchos o un Dios al que muchos utilizan sólo en algunas circunstancias; creemos en el Dios de la vida y por eso apostamos a la vida y nos interesa que la vida siga reinando aquí y en todo lugar", dijo Terrazas. ANF