¿Quién habla de “pícaros”?

image El vicepresidente Álvaro García lanza con mucha facilidad sus anatemas contra sus adversarios políticos. Todos son “ultra derechistas”, “oligarcas”, “proimperialistas” y ahora se acaba de apropiar de un término cruceño y lo está utilizando de manera profusa. Resulta que todas aquellas autoridades regionales opositoras que cometieron el imperdonable delito de llegar a sus cargos por la vía del voto popular, son unos “pícaros” (maleantes) y merecen ser despojados del cargo por las hordas de masistas y de jueces y fiscales afines al gobierno.

Lo llamativo del caso es quién utiliza el término. El pasado del vicepresidente cuando sus actividades no eran estrictamente políticas ni democráticas, lo descalifican para endilgar un calificativo de este tipo pero al parecer supone que todos los bolivianos son unos desmemoriados de marca mayor y poniendo cara de “yo no fui” quiere aparentar ser ese inmaculado santo que definitivamente no es.

“La plata del pueblo es sagrado y no se la puede tocar”, dice de manera muy acertada el vicepresidente pero sería bueno que se pregunte de quien era la plata que se apropió el EGTK cuando, en sus épocas de “terrorista”, asaltó una remesa en la universidad de Cochabamba.



El agudo olfato empresarial de JR

En algunos círculos se comenta con insistencia que el actual director de la Agencia para el Desarrollo de las Macroregiones y Zonas Fronterizas, Juan Ramón Quintana, sería el principal accionista de la Cervecería Amazónica que se ha instalado en la ciudad de Cobija, Pando.

Pero no es solo eso sino que tendría también intereses en otras áreas como la maderera e incluso en otras actividades económicas discutibles.

Estos comentarios estarían respaldados por la bonanza económica del ex ministro de la Presidencia la cual no tiene una explicación razonable, más si se tiene en cuenta los supuestos austeros salarios que ha impuesto el actual gobierno.

Es más entre los propios masistas se comenta que si en su caso se aplicara la ley anticorrupción Marcelo Quiroga Santa Cruz, tendría problemas para explicar el origen de su fortuna.