Con gran aparataje mediático-propagandístico el gobierno de Evo Morales intentó mostrar un apoyo masivo a su tentativa de legalizar a nivel internacional el “acullico” o masticado de hojas de coca. Para esto se reunió a algunos grupos de militantes del partido oficial en las plazas de varios departamentos, convenientemente pertrechados con bolsas gratuitas de Erythroxylum coca, no obstante lo cual el operativo no logró convocar al público boliviano. Y es que, si bien se trata de un consumo tradicional y difundido a una porción no despreciable de la población, el acullico sigue siendo costumbre de una minoría, estimada por el Centro Latinoamericano de Investigación Científica (CELIN) en un 14% de los habitantes de Bolivia. De hecho, el porcentaje de “acullicadores” no ha hecho más que disminuir en el país de manera sostenida, pasando del 33% de la población en 1950 a la cifra citada más arriba, de acuerdo a datos mencionados por el director del CELIN, Franklin Alcaraz, en entrevista con BBC Mundo. Es decir, que la jornada de hoy fue en realidad un Día del No Acullico, en el cual el 86% de los bolivianos se abstuvieron de rumiar la hoja de coca. Si extrapolamos esto al plano internacional, sería más de un 99,9% de la humanidad la que se habría abstenido de esta práctica. El fondo de la cuestión es que, si bien el “acullico” es legal en el país, el régimen cocalero pretende extender esa flexibilidad a nivel mundial, lo que sin duda sería un expediente para facilitarle las cosas al narcotráfico en cuanto a la provisión de materia prima. Sin ir más lejos, se sabe que en el feudo presidencial del Chapare entre el 76 y el 94% de la hoja de coca es destinada a la fabricación de cocaína, siendo la primera cifra la que dio oficialmente -en un lapsus rápidamente acallado- el propio Viceministro de Defensa Social de Evo Morales. No hace falta ser expertos en el tema para notar que el objetivo perseguido no es una mera “reivindicación cultural”, para la cual no hace falta la legalización internacional, sino una maniobra poco transparente. Si la coca fuese legalizada a nivel mundial podría también ser exportada en grandes cantidades, lo que sin duda llevaría a una proliferación global de la fabricación de cocaína…