Gasolinazo sí o sí


gasolinazo Nuevamente, un vocero del gobierno acaba de reiterar que se producirá un segundo intento de “gasolinazo”. Ahora, el turno ha sido del viceministro de coordinación con los movimientos sociales, César Navarro, quien ha ratificado que el régimen de Evo Morales insistirá en un alza del precio de los combustibles, probablemente en un porcentaje menor al de diciembre, en lo que se ha denominado como “minigasolinazo”. Al menos tres conclusiones pueden extraerse de esta insistencia gubernamental: primero, que la necesidad de fondos en las arcas públicas debe ser apremiante, lo que desnuda la falacia del supuesto superávit fiscal; segundo, que el gobierno continúa generando incertidumbre con estos anuncios y, por lo tanto, sigue alimentando las expectativas inflacionarias; tercero, se confirma que la burocracia gobernante no está leyendo la nueva realidad del país, mostrándose incapaz de interpretar adecuadamente la rebelión popular de fin de año y confiando en que sus mecanismos de cooptación sindical serán más fuertes que el impulso autónomo de los movimientos sociales. Uno de los componentes principales de la política del “gasolinazo sí o sí” es una campaña mediática de preparación de la opinión pública, que incluye la difusión de encuestas en las que supuestamente se revela un apoyo de la ciudadanía a la medida. ¿En su afán de redirigir la opinión el gobierno se miente a sí mismo? Los regímenes en decadencia y los proyectos políticos agotados suelen mostrar entre sus características principales cierto divorcio con la realidad, a la manera de aquellos músicos del Titanic que seguían tocando su partitura mientras el barco se hundía, ajenos a lo que sucedía a su alrededor. Son los resultados de la soberbia de una nueva casta burocrática, del monólogo del poder que ha desterrado todo diálogo y de una serie de concepciones ideológicas que simplemente no se corresponden con la sociedad real.

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