Pensemos como mercenarios y quizás acertemos

Vicealmirante Ismael Schabib

Vicealmirante Ismael Schabib Los medios de comunicación nuevamente se están ocupando del caso Rozsa como consecuencia de la aparición de un video donde se ve al “Viejo”, testigo principal de la fiscalía contra algunas personas opositoras al gobierno y acusadas por éste de separatismo. También se afirma que la voz de la persona que entrega dinero al “Viejo” es de un señor Núñez del Prado, ex funcionario del Ministerio de Gobierno y de la Defensoría del Pueblo.

No debería ser sorpresa para nadie que el Sr. Montes -ex de la COB-, el Fiscal General y el Fiscal Soza, que se muestra indignado por el video, personeros de la Corte Nacional Electoral como lo fue Exeni en su momento, de la Defensoría del Pueblo y de todas las instituciones cuyas autoridades han sido posesionadas por este gobierno o reciben favores de él, pertenezcan al MAS o sean sus simpatizantes. Entonces, sin ser adivino se puede suponer por qué Núñez del Prado trabajaba con el Sr. Villena y por qué Villena tiene ese cargo. La presencia de Núñez del Prado en la Defensoría del Pueblo confirma que Villena es masista o algo parecido. Este gobierno tiene el poder absoluto.



Pero el tema al que quisiera referirme es al de los “infiltrados” del gobierno en el grupo de Rozsa. Uno podría hacer especulaciones como que el gobierno lo trajo al personaje en cuestión y éste los perforó a los “separatistas” o al contrario, que estos últimos lo trajeron y se les volcó.

Recordemos que mercenario es aquel soldado que cobra por sus servicios al extranjero (así lo dice el diccionario). El Sr. Rozsa actuó en los Balcanes, aparentemente con éxito, llegando a ser un “comandante” conocido, siendo de origen boliviano, nacido en Santa Cruz y con familiares en Bolivia, pero no pertenecía a las Fuerzas Armadas de nuestro país.

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Cuando vino a Bolivia, sea invitado por el gobierno, la oposición o por su propia cuenta, no debería extrañar a nadie que por propia iniciativa se hubiera vendido al que mejor le pagó. Sólo que los opositores al gobierno son unos angelitos al lado de personas como “Kananchiri”, Rada, Torrico y Quintana. La realidad es que Rozsa con los opositores podía estar seguro, pero con personas como las que tramaron la masacre de Pando nunca lo estuvo, aparentemente los subestimó.

Un conocido medio de comunicación ha mostrado una fotografía donde se puede observar a Rozsa con varios kilos menos de los que tenía cuando fue asesinado. Ese medio de comunicación hace un comentario sobre la vida muy agradable que llevaba, de farras, comilonas y otras cosas. Se alojaba en hoteles caros, etc.

La opinión pública nacional puede estar segura que si Rozsa y su gente hubieran dado entrenamiento militar a algún grupo hubiesen bajado algunos kilos en vez de aumentarlos, porque el entrenamiento militar es uno de los mejores métodos para adelgazar y esto no es una broma, “porque se suda la gota gorda”.

Mi conclusión es que este personaje no entrenó a nadie y lo que se ve en algunos videos son demostraciones muy pobres para impresionar y nada más. Lo único serio de Rozsa eran sus antecedentes.

Se puede deducir de lo que muestran los medios de comunicación que Rozsa no actuaba clandestinamente y lo que exhibe el gobierno como prueba de que eran terroristas peligrosos es a unos individuos posando como simples aficionados fanfarrones, poco serios, o en un polígono de tiro para pistola haciendo una demostración nada extraordinaria, donde no se los ve enseñando a nadie sino a uno de ellos disparando. Mucho más grave e importante para el análisis es lo que muestran del Ejército entrenando a civiles, incluso a mujeres, en un polígono de tiro para fusil con el instructor al lado. Esa gente estaba entrenándose de verdad.

Rozsa se divertía en Bolivia, tal vez en los Balcanes fue diferente, pero para disfrutar de esa vida es con dinero y bastante cuando se trata de tiempos relativamente prolongados y no de una semana de vacaciones. Se podría inferir también que a él no lo buscaron sino que él buscó para ofrecerse al que más le hubiera pagado y que medraba a costilla de los políticos en pugna.

No sería extraño que el gobierno le ofreciera más que la oposición, porque se sabe de las grandes cantidades de dinero que ha empleado, “el billetazo”, cuando lo ha visto conveniente para lograr sus objetivos, sean estos dineros venidos de Venezuela, de los gastos reservados o de alguna gente agradecida que tiene negocios vinculados a la hoja de coca del Chapare.

En vista del servilismo con que se lo trataba, rodeado de un grupo de adulones y no de seguridad ni de infiltrados, se puede arribar a las siguientes conclusiones:

– Rozsa buscó a los sectores en pugna y se vendió al que más le ofreció. Nadie se infiltró en su grupo, él sabía quién era cada uno de los individuos que lo rodeaba porque se reunía o tenía contacto con gente como Kananchiri, Raúl García Linera y otros, con los que habló en las últimas 48 horas antes de ser asesinado.

– Rozsa llegó a saber muchas cosas comprometedoras de los bandos en pugna porque hablaba con los dos, especialmente con el gobierno (más delicado), que es el que tenía que perder más que la oposición.

– Rozsa cobró por sus servicios y quienes no querían pagarle porque era mucho dinero lo eliminaron para quedarse con esos fondos, luego de tramar lo que la opinión pública nacional ya sabe.

– Rozsa subestimó a la gente del gobierno, creyó que eran unos inexpertos como los de la oposición. Se olvido de analizar a cada uno de los actores, cómo llegaron al poder, no valoró la masacre de “Porvenir”. En el gobierno existen terroristas, bloqueadores sanguinarios, narco cocaleros asesinos, gente que tiene las manos manchadas con sangre, asesores cubanos y venezolanos con experiencia en asesinatos. No supo discriminar a los asesinos de los ingenuos aficionados de la oposición y eso le costó la vida.