El presupuesto militar de Bolivia se convirtió en una amenaza para la región, sobre todo para el Paraguay. Voceros del gobierno de Morales cuestionan publicaciones sobre compras de armas. Lugo ya se plantó a Evo Morales, en junio de 2009.
Bolivia es un país con una economía que se complementa con la nuestra. Evo Morales, con la compra de armas, genera recelo.
Entre los años 1995 y 2005 el promedio de recursos asignados a las fuerzas armadas rondaba el 5,6 por ciento, de acuerdo a cuadros estadísticos del Ministerio de Hacienda boliviano.
En enero de 2005 Evo Morales llega a la presidencia de la República y ejecuta un presupuesto militar establecido el año anterior.
A partir de enero de 2006 se inicia un fuerte incremento en los gastos militares, con un promedio de 12,7 por ciento de aumento anual.
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El año pasado el Ministerio de Defensa tuvo el segundo promedio de ejecución más alto del Estado, con la utilización del 85 por ciento de su presupuesto.
En los últimos dos años Bolivia consolidó el Comando Militar del Plata, dotando de mayor número de soldados y armas a unidades que tienen jurisdicción en la frontera con Paraguay.
Villamontes, por ejemplo, es sede de la III División del Ejército. Esta ciudad se encuentra a 180 kilómetros de Infante Rivarola.
La localidad de Sanandita, también en las inmediaciones de la frontera, es asiento del Comando de Tropas Especiales.
El Grupo Aerotáctico 63 está ubicado en Villamontes y tiene a su cargo una pista de aterrizaje de 1.800 metros de largo, pavimentada, donde regularmente aterrizan aviones Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Boliviana junto con aeronaves de Venezuela.
Las Tropas Especiales acantonadas en Sanandita tienen a escasos kilómetros una base aérea, lo que brinda la posibilidad de llevar a cabo operaciones aerotransportadas.
Incidente en la frontera
Voceros del gobierno de Evo Morales expresaron en diversas oportunidades molestia por las publicaciones de ABC Color relacionadas con informaciones que confirman la consolidación del poder militar boliviano.
La documentación publicada tiene su origen en datos oficiales, uno de ellos en el Ministerio de Hacienda; y otro, en el mismo Ministerio de Defensa.
Sin olvidar la confirmación de compras de aviones de combate y la donación de armas efectuada por China Popular, así como gestiones para adquirir armamento de la Federación Rusa.
Del mismo modo que preocupa a Paraguay el rearme boliviano, otros países de la región expresaron comentarios en el mismo tono, como es el caso de Perú y Chile.
Al igual que Paraguay, Perú y Chile se vieron obligados a aumentar sus respectivos presupuestos militares.
Suponer que los incidentes militares en la frontera no pueden ocurrir es ingenuo en extremo.
El 17 de mayo de 2009, efectivos militares de Bolivia, fuertemente armados, ingresaron en la zona de Infante Rivarola y secuestraron a dos hermanos, Roberto y Lorenzo Sosa.
Estaban acusados de robar en una estancia en territorio boliviano donde estaban trabajando. Regresaron a nuestro país y dentro de nuestro territorio fueron secuestrados por militares andinos.
Al cabo de unos días, Lorenzo logró escapar y denunció en Paraguay lo que sucedió. Roberto fue llevado detenido a Villamontes.
Lugo se planta
La Cancillería paraguaya inició gestiones, en procura de lograr la libertad de Roberto Sosa.
El canciller David Choquehuanca respondió que el tema “es difícil porque esté a cargo de la justicia”.
Para callar a Paraguay, Roberto Sosa fue sacado del lugar de detención y comunican a Asunción que está libre, pero que no podía salir de Villamontes. Esta situación irregular fue comprobada por el cónsul paraguayo Juan Carlos Centurión.
Bolivia se pegó el lujo de tomar rehenes paraguayos, en una operación realizada por militares armados dentro de nuestro territorio.
No solo eso, el canciller de Evo Morales informó oficialmente que “el tema está a cargo de la justicia y escapa al ámbito político”.
Esta respuesta no significa otra cosa sino “acepten una situación de hecho”.
En Bolivia, el Poder Judicial está sometido a Evo Morales, así que la excusa hasta se puede considerar una burla.
El 16 de junio el canciller Lacognata realizó fuertes declaraciones públicas denunciando el secuestro.
En la tarde de ese mismo día, la Embajada paraguaya comunicó a La Paz que tenían 24 horas para soltar a Roberto Sosa, de lo contrario la representación diplomática abandonaba el país.
El presidente Fernando Lugo, en reunión con el canciller Lacognata y el comandante de Fuerzas Militares, tomó la decisión de ordenar la salida de nuestros representantes, dando un ultimátum de 24 horas para la devolución del ciudadano paraguayo.
El 18 de junio, en la tarde, Roberto Sosa fue liberado.
Compra de armas
Paraguay tiene previsto invertir este año 38 millones de dólares en la compra de armas, resultado del rearme boliviano. Este dinero hubiera sido muy útil para intentar solucionar acuciantes problemas sociales.
Lo mismo se puede decir de Bolivia, cuya población vive en peores condiciones que la nuestra, con niveles extremos de pobreza.
Al gobierno de Evo Morales molestan las publicaciones sobre el fortalecimiento de su poder militar, pero tampoco disminuye el ritmo en la compra de armamento.
En lugar de estrechar amistad, solidaridad y hermanamiento de nuestros pueblos, Evo Morales opta por volver a generar desconfianza y recelo.
Es retroceder 30 años, un tiempo que pensamos superado.
ABC Color – Paraguay