La implementación de un novedosísimo sistema político poscolonial, que no es república ni monarquía, ni democracia ni dictadura sino todo lo contrario, ha sido acompañada por el surgimiento de una terminología específica, una neolengua cuyos vocablos principales procuraremos describir aquí.
Azúcar: producto innecesario impuesto por los conquistadores, que está siendo erradicado mediante la descolonización alimentaria.
Capitalismo andino: fórmula económica por la cual los empresarios son malvados si critican a Evo y buenísimos cuando hacen negocios con funcionarios del gobierno.
Coca: en el Incario, hoja de consumo VIP para nobles y sacerdotes, democratizada durante la Colonia. Pero eso no lo decimos públicamente.
Cocaína: algo que estamos combatiendo efectivamente y que por eso cada día hay más.
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Democracia: invento capitalista, sustituido por la democracia comunitaria basada en el consenso obligatorio y en el derecho al chicotazo.
Descolonización: eliminación de logros de la cultura universal que perjudican a nuestro proyecto de eternización en el poder (libertad de prensa, Estado de Derecho, economía de mercado, pensamiento científico, etc.).
Emapa: instrumento fallido para estatizar el comercio. Ni modo, la vamos a tener que cerrar…
Estado Integral: concepto gramsciano redefinido por nuestro cerebro neomarxista, Álvaro García Linera. Significa que ahora todos participan del Estado, menos los empresarios y los curas que tienen prohibido meterse en política.
Gasolinazo: medida maldita usada por los neoliberales para reducir el déficit fiscal y que en nuestras virtuosas manos se transmuta en socialista, justiciera y superavitaria.
Imperialismo: injerencia de un Estado en los asuntos de otro. Esto no se aplica al gobierno del hermano coronel Chávez, sino pura y exclusivamente a los Estados Unidos.
Indígenas: ciudadanos de primera clase en los papeles. En la práctica, tropa de choque que si se desvía de nuestras directivas puede ser convenientemente flagelada.
Neoliberalismo: pernicioso sistema que concentraba la riqueza en manos de unos pocos empresarios privados y que hemos sustituido por un sistema que concentra la riqueza en manos de unos pocos burócratas.
Nueva Constitución: norma de aplicación selectiva, que implementamos en todo aquello que convenga al copamiento total del poder.
Movimientos sociales: valerosos luchadores cuando hostigan a nuestros opositores y traidores financiados por Usaid cuando protestan contra nuestras medidas.
Murucuntrullo: hueso comunitario que comparten las familias plurinacionales para hacer sus sopitas.
ONG: burocracia paraestatal que tuvo un papel fundamental en la formación de nuestros cuadros y tropas de choque. Ahora hay que controlarlas o disolverlas, para que nadie más pueda subir por esa escalera.
Plurinacionalidad: sistema político-territorial que sirvió para distorsionar el régimen autonómico y que luego archivamos para no perjudicar al Estado centralista.
Pollo: alimento imperialista que provoca homosexualidad, cuyo consumo le estamos restringiendo a un importante personaje de nuestro gobierno.
Proceso de cambio: bonito nombre con el que bautizamos a nuestro régimen y que sirve para descalificar a los críticos como “enemigos del proceso de cambio”.
Separatismo: algo que nunca existió en Achacachi, sólo practicado por revoltosos de tierras bajas.
Socialismo comunitario: modelo económico que impide la formación de riqueza en manos de los ciudadanos y que los obliga a mendigarnos ayuda estatal.
Terrorismo: método del que somos absolutamente inocentes, ya que el EGTK fue un simple círculo de reflexión filosófica. Practicado por el mercenario de la oligarquía cruceña Eduardo Rozsa, que por alguna razón nos llamaba por teléfono y nos escribía e-mails.
Uranio: mineral de uso inofensivo, que se encuentra en grandes cantidades en los lugares donde instalaremos “fábricas de cemento” con ayuda del pacifista Ahmadinejad.