Lograron salvar sus vidas de la tragedia

Siete obreros de la construcción relatan cómo abandonaron el edificio Málaga minutos antes del derrumbe.

Un penetrante y pegajoso olor nauseabundo es la primera sensación que se percibe al pisar escombros de lo que fueron las 10 plantas del edificio Málaga, donde diariamente trabajaban unos 80 personas entre obreros y profesionales.

image



Una enorme extensión de estructuras de cemento, fierros doblados y ladrillos rotos cubren los alrededores de lo que fue la "Zona Cero", que la noche del lunes 24 de enero a las 22.00 se vino abajo por razones que aún son investigadas, sepultando y matando a 15 personas que se encontraban en el subsuelo reparando una presunta falla estructural en las columnas que sostenían el edificio.

No pueden creer que se salvaron. Entre las personas que se salvaron de la tragedia, reina un  ambiente de temor apenas mitigado por la esperanza de cobrar las elevadas deudas que acarrea la empresa constructora con cada trabajador contratista por el servicio prestado en la edificación. Pero también es notorio observar la satisfacción de haber abandonado oportunamente su fuente laboral que horas después se desplomó como naipes.

Sin embargo, la tragedia divide múltiples historias como la de Pedro Gutiérrez Vedia (20), un albañil de obra fina que presintió que algo malo iba a suceder después que un colega suyo alertara que había problemas en la planta baja. “Fue como un presentimiento. Yo estaba trabajando en el último piso levantando una pared, cuando escuché decir a un compañero que habían reventado unas columnas. Me bajé y se hicieron las 19.30, luego me cambié y me salí, después me enteré de lo sucedido” contó agradecido con Dios por estar con vida.

Se echaron a llorar al saber del derrumbe. A este drama se suma el contratista estucador, Alfredo Caba, de 22 años, que comentó que al enterase de lo sucedido su familia echó a llorar en su casa porque pudo haber fallecido junto a sus 15 compañeros. ”Estoy agradecido con Dios porque salvó mi vida. Ese día, pese a que las columnas reventaron, muchos continuamos trabajando en el día poniendo en riesgo nuestras vidas. Como yo cobro por metros no me interesó quedarme a ganar dinero extra. Sólo se quedaron los que ganaban por día y otros que trajeron de otras construcciones”, explicó el trabajador.

Leonardo Urquizo, maestro constructor, cuenta que aquel día la jornada se pintaba de rutina, hasta que a las 11.00 dos columnas principales del edificio reventaron bajo las gradas en el subsuelo.

"Nos hicieron apuntalar, luego convocaron a los responsables de la obra, y se continuó trabajando pero no nos alertaron del peligro, poniendo en riesgo la vida de más de 80 trabajadores", indicó el contratista que asegura que la empresa le debe 70 mil bolivianos por su trabajo prestado.

Johnny Condori Quispe, de 43 años, señaló que tras enterarse de la tragedia abrazó a su esposa y sus hijos e inmediatamente imaginó que pudo haber ocurrido si se quedaba a apuntalar en el sótano. "Si demoraba unos 15 minutos en salir, quizás me hayan convencido que me quedara a trabajar con mis compañeros, pero gracias a Dios no me quedé y siento como si hubiera nacido de nuevo", contó emocionado.

Unos no fueron a trabajar por beber. El susto de su vida pasó Mario Méndez Ruiz, luego que se enteró de lo acontecido en la calle Manuel Ignacio Salvatierra donde su hijo trabajó durante seis meses. El padre muy preocupado apareció en la morgue del hospital San Juan de Dios para salir de dudas. Sin embargo, en horas de la noche se enteró que su hijo Fernando Ruiz (20) no fue a trabajar porque se amaneció bebiendo con otros amigos. A este drama se suman los trabajadores Óscar Gutiérrez y Berno Paco Fernández que salieron con fracturas de entre los escombros junto a otros cinco particulares.

80 OBREROS

Trabajaban  diariamente en la obra del edificio Málaga que se desplomó el 24 de enero.

9 DÍAS

demoraron los rescatistas nacionales e internacionales en recobrar los 15 cadáveres.

Reclaman su indemnización

Varios trabajadores se hicieron presentes en la jefatura de trabajo para que les cancelen por el avance de la obra del málaga.

Gracias a Dios estoy vivo porque sino haya estado 3 metros bajo tierra y mi familia llorando. Nunca pensé que pasaría esto".

Leonardo Urquizo

contratista

Nadie nos avisó de los riesgos que podíamos correr cuando reventaron

las columnas del edificio. Había rajaduras en el 1er y 2do piso".

Víctor Meléndrez

Contratista

Estoy agradecido a Dios porque salvé mi vida de milagro.

Yo me salí ese día (24 enero) a las 18.00 y ya habían dos columnas dañadas".

Alfredo Caba

Maestro albañil y estucador

Llegué a las 7.00 y me retiré a las 17.00. Escuché el ruido cuando reventó la  primera columna, pero pensé que estaban botando escombros".

Jhonny

Condori

Albañil

Junto a mis otros compañeros que sobrevivimos trabajamos  día y noche para recuperar a nuestros amigos que murieron enterrados".

Francisco Caba

albañil

Cuando mis padres que viven en el exterior se enteraron me llamaron preocupados y se pusieron a llorar porque pude haber muerto sepultado".

Pedro

Gutiérrez

maestro albañil

Esta desgracia me deja una sensación de  tristeza

porque mis amigos murieron en ese edificio y quizás pude ser víctima  yo también".

Celso Pacheco

maestro albañil

Fuente: El Día