Los caciques de la fundación

Nino Gandarilla Guardia

NINO_thumb Este es un artículo incompleto, sin embargo es el más completo que leerás sobre el tema hasta la fecha. Tómalo como un ensayo que será mejorado en el futuro, pero que te orientará para definir los conceptos de la celebración que se avecina para los cruceños.

América no tenía nombre para los "americanos". No lo necesitaba. El continente estaba habitado por innumerables pueblos que una vez fueron expedicionarios y conquistadores de otros pueblos que habían llegado antes en las mismas condiciones. Siguiendo la teoría científica aceptada en la actualidad de que el homo sapiens es originario de África, todos los pueblos son migrantes. Este continente es encontrado por Cristóbal Colón en 1492 y a partir de ese tiempo se produce la conquista de los que venían de Europa. Los primeros le denominaron erróneamente "Indias orientales" y a partir de 1507 algunos le denominaron "América".



Dicho esto, queda claro que estuvo y está fuera de lugar aquella expresión del cacique más encumbrado de Bolivia y del continente, cuando llamó "invasor" a nuestro fundador. Es más, él desciende de aquellos indios que una vez los chanés y después los chiriguanos llamaron también "invasores". Desde esa óptica un "invasor" le dijo "invasor" a la estatua de otro "invasor"… Pero no es así, uno es nuestro Presidente, por razones históricas, y el otro es nuestro grande y querido Fundador, también por razones históricas. Las demás diferencias las veremos a continuación.

Si se contara la historia desde la experiencia de los pueblos nativos (no originarios), sus cronistas podrían relatarnos sobre cómo llegaron desde el mar unas balsas enormes, con símbolos bien dibujados sobre lienzos y unos guerreros completamente vestidos, con las cabezas cubiertas de metal y cabello en la cara… Algunos señalarían que les hicieron la guerra por temor natural y otros registrarían que sus caciques les ofrecieron hospitalidad y paz, y que después comerciaron lo abundante que tenían cambiándolas por cosas extrañas y útiles que no tenían hasta esa fecha. Luego los cronistas nativos seguramente escribirían que algunos se quedaron en sus tierras y que luego se mezclaron, pero que el mando quedó en manos de los nuevos, por superior capacidad bélica, etc. Y la historia de cada pueblito sería desarrollada hasta perderse en el mestizaje y la preservación de algunos apellidos y palabras en el idioma fusionado.

Pero otros pasaron y se internaron en los ríos y en la selva, guiados por nativos hasta donde llegaba su conocimiento o hasta donde otros nativos belicosos los dejaron llegar. La historia continental sería atomizada y luego alguien la tendría que entrelazar. Pero no fue así, hubo un grupo humano que se encargó de hilvanarla, mientras la protagonizaba, la escribía y se fusionaba con la tierra.

Ñuflo de Chaves salió de Cádiz el 2 de diciembre de 1540 acompañando al Adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca. "Adelantado" era un oficial de la Corona al que se le asignaban competencias judiciales y gubernativas sobre un territorio. Este salió con 400 hombres y llegaron al Puerto de Santa Catalina (hoy Florianópolis), el 29 de marzo de 1541, con tres naves: la “Santa Lucía”, “La Trinidad” y una Carabela comandada por Pedro Dorantes. Las embarcaciones llegaban por el lado Norte de la isla y en el puerto comerciaban inicialmente con los indios tupí-guaraníes. Probablemente fueron estos los primeros indios que conoció Chaves y seguramente un estudio más profundo podría darnos los nombres de sus caciques.

Chaves había nacido 23 años antes en una Villa legendaria y milenaria llamada Santa Cruz de la Sierra (Cáceres – Extremadura. Hoy, a dos horas y media de Madrid). Fue habitada desde tiempos remotos por civilizaciones pre-célticas, celtíberas, lusitanas, los pre-romanos vetones, árabes y romanos; pueblo rural cercano a Trujillo, cuna de ilustres personajes. Allí vivió su niñez y juventud el hidalgo, en medio de ruinas y escuchando historias de conquistas. Estas condiciones le influyeron para ir en busca de un nuevo mundo.

En mayo de aquel año, los españoles se informaron de la situación en que se encontraba la moribunda Buenos Aires (Nuestra Señora del Buen Aire – 1536), entonces el Adelantado envía a Pedro de Orantes internarse en la selva con un grupo de avanzada hacia el Río de la Plata, con sede en Asunción, entre los cuales estaba el brioso capitán Ñuflo de Chaves. Asunción había sido fundada en 1536 y estaba gobernada por Domingo Martinez de Irala.

En el camino se encuentran con indios idénticos a los de Santa Catalina y parlamentan. Ellos les dan las referencias de la ciudad y de allí Orantes decide el retorno. Hernando Sanabria en 1966 afirmó que todos se vuelven donde el Adelantado, sin embargo Roberto E. Porcel uno de los más contemporáneos biógrafos de Chaves (2001) afirma que la expedición se dividió en dos, una que retorna con los enfermos "río abajo" y otra comandada por Ñuflo de Chaves que finalmente llega a Asunción. El gran Enrique Finot publicó su libro en 1939 y afirmó que "desde el Paraná Ñuflo de Chaves fue encargado de continuar el viaje al cuidado de los enfermos" y que llegó a Asunción en 1542. Lo había ayudado un guía de nombre Yaguarón.

No es el objeto de este artículo establecer si en ese momento fue río arriba o río abajo, sino que nosotros aquí sigamos también el viaje para llegar a Chiquitos. Por otro lado, sobre el nombre de Don Ñuflo, cabe señalar que más allá de cómo lo escribían los diferentes cronistas y escribanos de la época, de su firma solo se puede leer claramente "unfrio" y su apellido abajo casi ilegible en su primera parte (segunda silaba) y en los costados dos signos parecidos a un ocho o unas eses prolongadas… o vaya uno a saber, puesto que se trata de una firma. Pero es nuestro Ñuflo de Chaves por las razones que abundantemente se ha explicado en varios libros.

Cabeza de Vaca sale de Santa Catalina el 2 de noviembre por tierra, después de un intento fallido de hacerlo por aguas. En el camino son auxiliados primero por un cacique llamado Añiriri. Más adelante encuentran a otro hospitalario jefe de nombre Sipoyay y luego un tercero denominado Tocanguasú. Imaginamos que estos nombres (tupí-guaraní), mencionados por Sanabria, fueron registrados por el meticuloso y a la vez fantasioso Cabeza de Vaca en sus "Comentarios".

En el camino se encontraron con algunos pueblos amistosos, pero también con los belicosos que los combatieron, ejerciendo los españoles superioridad bélica. Don Saúl Suárez dice que Alvar Núñez Cabeza de Vaca, 2º Adelantado del Río de la Plata, llegó a Asunción, luego de muchas vicisitudes, el 11 de marzo de 1542 y que "el Cap. Ñuflo de Chaves, que condujo por agua a los enfermos y exhaustos desde la confluencia de los ríos Iguazú y Paraná, llegó a la mencionada ciudad el 13 de abril de 1542".

Una vez en Asunción se continúa la avanzada con diversas entradas. En setiembre de 1543 sale una expedición al mando de Cabeza de Vaca, en la que se había alistado el Cap. Ñuflo de Chaves. Dos meses después, arribando las aguas del río Paraguay, llegan al lugar bautizado antes por Irala "Puerto de los Reyes". A fin de mes continúan hacia el oeste.

En agosto del siguiente año los principales oficiales y funcionarios de la gobernación se rebelaron contra el Adelantado, destituyéndolo y apresándolo. En su reemplazo nombraron al Maestre de Campo Domingo Martínez de Irala que aceptó el cargo y así recuperaba su mando. Cabeza de Vaca había provocado la situación por su carácter dictatorial, ya que gobernaba discrecionalmente sin consultar a sus oficiales y reiteradas veces hacía cambiar el estandarte real por su blasón familiar. Ñuflo de Chaves estuvo a favor de Irala.

El año 1544 Cabeza de Vaca es enviado a España y aunque fue desagraviado nunca más volvió. Mientras tanto en Asunción continúa la avanzada hispana y Chaves se convierte en hombre de confianza del gobernador Irala, pues, entre otras cosas, habían compartido el mando en una expedición contra el alzamiento del cacique Tabaré demostrando su disciplina y destreza. En 1545 le confía el mando de una expedición punitiva contra los indios Mbayas, "hábiles y tenaces guerreros", a los que derrotó sin perder un solo hombre.

Tiempo después, en nueva y difícil expedición, llegan a la tierra de los Gorgotoquis y Tamacosis, quienes les dan noticias de otros hombres blancos que ya han conquistado la "Sierra de Plata" y hasta luchan entre ellos en sus pugnas de poder.

Irala envía a Chaves hacia Charcas como refuerzo ante el informe de una sublevación contra la autoridad real. Va con tres oficiales y una veintena de guaraníes. Llega a La Plata en su misión de embajador, pero luego realiza una hazaña que le mandaba su espíritu: continuó viaje hasta la ciudad de Los Reyes "convirtiéndose así en el primer hombre que cruzó por tierra desde el Atlántico (Santa Catalina) hasta el Pacífico (Lima)". Con ello había excedido sus instrucciones y había conquistado su propio ser autónomo.

La llegada de Ñuflo de Chaves a Lima se produce en noviembre de 1548. A su regreso condujo los primeros ejemplares de ganado ovino y cabrío llegados al Río de la Plata. Llegó a Asunción en 1550.

Chaves se casó ese año con Doña Elvira de Mendoza y Manrique, hija de Don Francisco de Mendoza, quien fue gobernador del Río de la Plata en ausencia de Irala, y de Doña María de Angulo (Finot). Con ella tuvo cinco hijos: Francisco y Alvaro, ambos militares; María, Catalina y Elvira.

En el año 1553 nuevamente acompaña Chaves a Irala en lo que se llamó la "mala entrada", que llegó hasta tierras ya conquistadas. Habían llevado cuatro mil indios, de los cuales la mitad se quedaron en el chaco reforzando a los chiriguanos. Al retorno, las inundaciones le hicieron perder a muchos indios amigos, además de la totalidad de la caballada y demás pertrechos. Lo único positivo fue la posesión de la provincia de los Itatines en la costa Oriental del río Paraguay. "Allí Chaves tomó su primer contacto con quienes posteriormente serían los causantes de su muerte", dice Porcel.

En 1556 se le encomienda al ya experimentado conquistador una entrada al Guayra, para reducir a los guaraníes de la región y poner fin a los continuos asaltos de los tupíes y los bandeirantes que traficaban con esclavos, misión que logró con éxito poniendo orden y protegiendo a los indios amigos. Al retorno fue atacado por los indios Peabeyú, pero los venció y logró pacificar.

Irala es confirmado como "Gobernador-propietario", pero el rey le prohibió continuar la obra colonizadora. Desobedece al propio rey y decide colonizar en serio para consolidar el territorio y no con pequeños establecimientos militares esporádicos. Por otro lado, el sueño del El Dorado continuaba latente por la referencia del Gran Mojo.

"Es así que el gobernador delega en dos de sus capitanes de más experiencia, bravura y confianza, Ruy Días de Melgarejo y Ñuflo de Chaves, la misión de fundar". Al primero lo envía al Guayrá. "Al segundo le asigna misión análoga en el Norte, debiendo fundar en los Xarayes, en el río Paraguay (…) Chaves así se convierte en ‘general’, función que solamente se le asignaba a los capitanes que comandaban las grandes expediciones" (Porcel).

Los generales de hoy corrigen el título como "Capitán General", afirmando que en ese tiempo no existía el rango de "general". Sin embargo, varios textos de la época señalan a Chaves como General (véase Finot). El propio gobernador Juan Pérez de Zurita, en 1571, lo menciona como "General Ñuflo de Chaves”.

Chaves siempre iba más allá de lo que se le había instruido; su espíritu quería siempre ir en busca de su propia talla. Había aprendido cómo manejarse en el territorio, se había ejercitado en la guerra y en la diplomacia con los pueblos americanos… Había recorrido el continente y sabía lo que estaba ocupado y lo que no. Había visto el estilo independiente de Cabeza de Vaca, las revueltas políticas de Asunción y la forma ordenada y pacificadora de Irala. Para junio de 1558 cumpliría sus 40 años y tenía todo claro en su vida. Por su santo creemos que nació el 12 de junio de 1518 (San Onofre).

La muerte sorprende a Irala en octubre de 1556 (también se afirma que fue el año posterior). Pero el conquistador organizó la excursión con sus propios recursos "la mayor expedición jamás vista hasta entonces en Asunción". Salió con 150 soldados y más de mil quinientos indios. Unos por tierra y otros en dos decenas de bergantines, 150 canoas, caballos, ganado, semillas, armas y municiones, etc. en una perfecta organización.

Para tener una comparación, cuando Irala funda "Las Piedras", el 20 de octubre 1542, lo hace con 30 hombres y 3 bergantines. De estas pequeñas fundaciones hubo varias, antes y después, pero no nos ocuparemos de ellas.

Salieron en dirección de la provincia de los amigos itatines y estando en "San Fernando", el 22 de abril de 1558, Chaves emite una disposición donde establece de manera minuciosa todo el orden de la expedición, hasta en los más pequeños detalles. En el camino son atacados por los Guaxarapos y los Payaguas. En el puerto de Itatín se juntaron todos para mayor seguridad. Más adelante una tormenta hunde la nave principal y se pierden los caballos de batalla. Continúan por el Puerto de los Reyes (La Gayba), la Isla de los Orejones (por un brazo estrecho del río Paraguay, debajo de los Xarayes, según el Jesuita José Quiroga) y finalmente el Puerto de Parabasanes, al extremo occidental de la misma laguna, en la provincia Xarayes.

Los indios xarayes eran pacíficos, labradores y se dice que poseían plata y oro. Todas estas condiciones hicieron que Irala decidiera la fundación de una ciudad allí. Pero Ñuflo de Chaves ya tenía otros planes, alejándose del río Paraguay, pero no tan cerca del Perú. Simuló la búsqueda de un lugar apropiado y, luego de decidir que no había condiciones, ordenó avanzar al poniente, por donde él había recorrido antes.

Bismark Cuellar nos pasó el siguiente relato: "Una vez llegados a la zona de los Xarayés, ordena Ñuflo de Cháves hacer tierra en la zona y adentrase al oeste… Habiendo llegado a un pueblo grande llamado de Paysurí, se entrevista con el cacique mayor llamado Ura-Teberé y otros caciques de otros pueblos, quienes preguntaron a los conquistadores por sus propósitos en esas tierras, a lo que Ñuflo de Cháves contesta que venía en paz, en nombre de Dios y de Su Majestad para hacer conocer la “palabra de Dios” y a poblar esas tierra en nombre del rey de España, quién es amigo de quienes quieran serlo y es enemigo de quienes no quieran su amistad.

Los caciques se mostraron amistosos, le contestaron con seriedad y sinceridad las preguntas del capitán, en especial aquellas que se referían al lugar donde había metales preciosos, indicando que conocían los metales y que al poniente, pasando un gran río llamado Guapay, se llegaba a unas montañas y que arriba de ellas estaba el Candiré que era un país que tenía mucho oro y plata.

La existencia de esa ciudad con muchos metales preciosos ya era de conocimiento del capitán, porque estuvo en Cuzco y Lima que eran las ciudades en donde se centraba el poder y riqueza de los Incas, poseedores de tales riquezas, además sabía que esas tierras ya estaban conquistadas por otros españoles y que no les era permitido acercarse a ellas peor aún conquistarlas, pero calló y decidió continuar la expedición tierra a dentro".

Dejando el río Paraguay dejaba todo atrás. Cabeza de Vaca en su tiempo izaba su estandarte en vez de los blasones del rey, Irala desobedeció S.M. continuando la obra colonizadora y ahora Chaves hacía lo propio. Por un lado, la mayoría de las expediciones de aquella época eran empresas privadas, con el permiso del Rey Carlos I, condicionados a hacerlo en nombre de la corona española y, por otro, aquellos capitanes conocieron la "soledad del mando" a profundidad en el nuevo mundo; ellos estaban ahí, en el lugar de los hechos. Más aún, todos sabían que el rey andaba distraído en medio de guerras y conflictos y para 1556 S.M. andaba ya enfermo y en proceso de retiro (muriendo ese año de 1558).

Pero eso no es todo, Irala había muerto en el año 1556, dejando a Gonzalo de Mendoza como sucesor, quien muere en 1558 sin dejar a nadie en su lugar. Asunción estaba sucumbiendo y con todo ello Chaves quedaba literalmente Libre y solo a la vez.

En el camino sostienen seria batalla con los Chiquitos, guerreros de flecha envenenada que le infligieron pérdidas importantes. Aunque logró vencerlos, esta situación fue suficiente para que la gente de Asunción haga un alto y le pida formalmente el retorno en un pliego que Finot y los posteriores han sabido transcribir por su importancia. Hecho y leído el frondoso reclamo, la mayoría de los hombres retornan a Asunción y "Ñuflo de Chaves, por su parte, siguió adelante con su empresa con no más de cincuenta hombres, lo que nos da una medida de su determinación, su carácter y coraje" (Porcel).

Desde el punto de vista de los chiquitos, debemos considerar que éstos han tenido diez años para conocer las pretensiones de los españoles y decidir su posición frente a ellos. Recordemos que en 1548, Chaves e Irala pasaron sin problemas por las tierras de los gorgotoquis, vecinos inmediatos de los innumerables pueblos chiquitos. Relatan los asuncenos desertores que "no han querido jamás venir a ningún medio de paz; antes a los mensajeros que para ellos se les ha enviado, los han muerto, despedazado y comido, procurando por todos los medios echarnos de esta tierra: han infectado las aguas, sembrado por todas partes púas y estacas… y dado sobre nosotros con mano armada…" Se prepararon a la altura de las circunstancias los "chiquitos", que en realidad eran grandes.

Y esto del coraje de Ñuflo de Chaves es literal, pues los chiquitos "gente la más indómita y feroz de cuantos hasta ahora hemos visto", continuaron con sus ataques, a los que tuvo que rechazar con pocos hombres. Dicen que Chaves "acostumbraba guiar con el ejemplo y meterse en lo más duro del combate" (Samaniego) Agrega que "siempre le veía ponerse en los mayores riesgos, animando a los soldados y honrándolos…" Finalmente se vio obligado a buscar aliados locales entre sus amigos tamacosis, a orillas del río Guapay (Grande), quienes con anterioridad le habían prestado su colaboración. Hasta aquí, además de la colaboración de los indios guaraníes-carios en las expediciones, son pues los Tamacosis los nativos que comienzan a definir la región donde se fundará la gran ciudad. Pero no es el lugar definitivo.

El 1ero. de agosto de 1559, Ñuflo de Chaves funda "Nueva Asunción", a la orilla derecha del Guapay. ¿Por qué fundó una ciudad con ese nombre, si prácticamente se había divorciado de Asunción? Yo hubiera hecho lo mismo si los tamacosis me hubieran informado de que habían visto intrusos del Occidente, en tierras ya descubiertas y pacificadas años atrás desde el Oriente. Se trataba entonces de una acción geopolítica de prevención.

Desde allí envía a su cuñado don Diego de Mendoza para negociar con los chiriguanos, quienes también habían sido amigos en anterior entrada, pero éste se encuentra en el camino con hombres del capitán Andrés Manso, quienes aducen posesión en tierras que Chaves ya había descubierto.

Informado Don Ñuflo de la situación envió a su segundo, el capitán Hernando de Salazar, para parlamentar con Manso, quien resultó ser obstinado y después de alegatos acordaron una reunión con Chaves en las inmediaciones del río Parapetí (27 de octubre). Marchó hasta el lugar y se celebró nueva reunión sin resolución, por lo que acordaron que Chaves iría a Los Reyes (Lima) en demanda de una definición por parte del virrey Andrés Hurtado de Mendoza.

Chaves no sólo tenía como ventaja los testigos y testimonios de su anterior visita a Lima, sino que también contaba con que su esposa, Doña Elvira, hija del ex gobernador de Asunción Don Francisco de Mendoza, era pariente del virrey. Salazar y una pequeña comitiva acompañan al Capitán General y Manso, por su parte, envió a Andrés de Cañizares como su representante. Parten el 5 de noviembre.

En Los Reyes Chaves se entiende con el marqués de Cañete Don Andrés Hurtado de Mendoza, quien lo reconoce literalmente como "Caballero y persona de toda confianza y suficiencia". Sin embargo, nombra como Gobernador a su hijo Don García de Mendoza y Manrique, quien estaba muy ocupado como gobernador de Chile y asigna el título de "Teniente General" a Don Ñuflo. Nunca se sabrá si el virrey lo hizo por ambición personal, considerando la forma como se realizaban las empresas en aquel tiempo, o si fue para asegurarle a Chaves mayor respaldo y garantizarle que "no se le remueva por ninguna vía ni causa, hasta que dicho don García vaya a dicha tierra en persona", lo cual era prácticamente improbable, considerando la realidad de Chile, e innecesario porque se trataba de la misma familia.

Lo cierto es que el virrey había resuelto el caso a favor de Chaves, con un documento que le brindaba el mayor respaldo posible, creando también la Provincia de los Mojos el 15 de febrero de 1560. Así Ñuflo de Chaves, pese al título en papel, se consolidó como Gobernador de hecho.

Por otro lado, cabe mencionar que se crea la provincia de los Mojos, un lugar que sólo era mito en aquel momento, y Chaves fundará su principal obra en la región conocida ya como de los Chiquitos; en tierras que tenían otras denominaciones por los nativos, probablemente en lengua Gorgotoqui o Chané. Por ello, creemos que el único que conocía el contenido de todo el proyecto era Don Ñuflo de Chaves. Y no caben dudas que la fundación de Santa Cruz de la Sierra no fue obra de España, ni del rey, ni del virrey, menos de Asunción o de Lima; fue indiscutiblemente obra de Ñuflo de Chaves, de un líder que superaba en talla a todos los que le conocieron en su época e incluso después de ella.

Para reforzar su ejército y la nueva población, Chaves retorna con unos 40 españoles reclutados en el Perú. Todo lo calculaba según su gran empresa, trae menor cantidad de los hombres que le eran fieles desde Asunción; así mantendría el equilibrio interno. Tenía la capacidad diplomática y de liderazgo para acarrear más personas pero no lo hizo, esto lo probaría más adelante, cuando en 1564 provoca un verdadero éxodo desde Asunción.

En la provincia chiriguana gobernada por Vitupué, otro de los caciques que contribuyen a la fundación, Chaves se entrevista con Manso y le hace conocer las instrucciones del virrey, pero éste se rebela y no quedó otra opción que aprehenderlo, desarmarlo y enviarlo preso a La Plata.

Las razones que influyeron para fundar la Capital de la provincia en tierra de los belicosos Chiquitos y no en "La Barranca" o "Nueva Asunción", en territorio de los pacíficos Tamacosis, con abundante agua y buena tierra, tiene diferentes teorías, pero también hay una de tipo sentimental que está basada en el nombre que le asigna.

Se ha dicho muchas veces que encontró una "sierra similar" a la de su ciudad natal en Extremadura. En realidad lo que visualmente es casi idéntico a la original Santa Cruz de la Sierra, es el solitario cerro Turubó (véase ambos a través de google earth). Por otro lado, las descripciones de la época hablan de un lugar cómodo, hospitalario con "grandes labranzas, comidas frutales y pesquerías", que hacen coincidir lo sentimental con las condiciones ambientales. Es más, cuando llegaron los asuncenos se encontraron con que: “De los que entraren se quedarán más de los que querrán, porque hay bien de comer y hospédanles con mucha familiaridad y cortesía…” (Ruy González Maldonado – Santa Cruz de la Sierra, 1564)

Esto resume lo que había alcanzado la gobernación de Chaves en tres años de trabajo en el lugar. La "Ley del cruceño", con relación a la hospitalidad, es una instrucción de Ñuflo de Chaves para lograr mayor población. Asimismo, la abundancia tiene relación con tres elementos: la práctica de la agricultura y las obras civiles de todos los habitantes, el aporte de los indios con conocimientos y mano de obra y fundamentalmente que, en ese tiempo, el arroyo Sutó, tenía un chorro más grande que el que conocemos hoy.

El cacique o los caciques principales que pactaron con Chaves para que realice la fundación en aquel lugar no los conocemos de manera directa y fue la razón por la que iniciamos esta investigación. Pero ha tenido que pactar para fundar en paz, esto lo afirmamos también por los antecedentes de su estilo diplomático y por la lista de caciques que aparecen en la distribución de pueblos realizada semanas después de la fundación.

Dicho esto, rememoremos la solemne fundación de Santa Cruz de la Sierra, en tierra de los gorgotoquis, el 26 de febrero de 1561, con la participación de 90 españoles y más de 1000 nativos de al menos tres etnias: guaraníes, chiquitos y chanés. No conocemos documentos sobre el acto mismo, pero estamos seguros que fue minuciosamente preparado y ejecutado. Si la salida de Asunción fue perfecta en su organización, el fundador ha tenido que ser muy meticuloso en la Fundación de su obra, más aún con los antecedentes expuestos.

El Acta de Fundación y documentos relativos a la fundación de Santa Cruz de la Sierra se han podido perder o destruir con más probabilidad en las siguientes oportunidades: 1) después de la rebelión y asesinato de Diego de Mendoza, 2) durante la disputa geopolítica entre Santa Cruz y San Lorenzo, 3) durante la guerra del Chaco, 4) Durante cada una de las invasiones altoperuanas que ha sufrido Santa Cruz, bajo el pretexto de separatismo. También podría encontrarse en algún archivo institucional o personal de Paraguay, Argentina o Bolivia. Pudo haber estado en lugar seguro y, desaparecido el custodio, se extravió para siempre por descuido o desconocimiento de los descendientes. El año 2004 nosotros hicimos una recreación de dicho acta redactada en su tiempo por el escribano Francisco Gallego y lo publicamos en nuestro libro "Eslabones encontrados de la historia cruceña".

Sigamos. Aunque no coincidimos totalmente con las interpretaciones de Horacio Chiavazza sobre los resultados de las excavaciones que dirigió en Santa Cruz la Vieja, porque notamos ciertos pre-juicios que viajaron en su mente y la falta de un conocimiento más profundo del desarrollo histórico y social de nuestro pueblo, creemos que logró algunas buenas conclusiones. Por ejemplo dice que al recorrer y mapear la región donde se estableció la ciudad y por la existencia de recursos como agua, arcilla, vías de acceso y formaciones naturales que favorecían su protección y control visual "se corroboró que la misma se emplazó en un punto espacial clave, tanto para su subsistencia (disponibilidad de recursos) como para el cumplimiento de las tácticas de control de las poblaciones nativas…"

Luego sugiere que ese control era para comerciar con los indios. Frente a esto simplemente recordamos que Chaves realizó incursiones contra los bandeirantes para proteger a los indios amigos y que hay documentos que prueban las disposiciones del gobernador cruceño protegiendo a los nativos. Pudo haber excepciones, como en pleno siglo 21 ocurre, pero no era la práctica cotidiana ni "el móvil de su emplazamiento"; esto es una acusación histórica imprudente y fuera de lugar.

Para obtener el trabajo de un grupo humano menor por otro mayor no se puede solo con armas o con prédicas religiosas, más aún si se los meterá en la propia casa. Se debe pactar, pues el indio que no quería pelear ni trabajar para los españoles tenía la opción de internarse en la selva y desaparecer sin dejar rastro, estableciéndose en otras regiones, como lo hicieron los itatines más adelante.

El mismo Chiavazza comprobó el "neto predominio de productos locales", en los restos encontrados en la antigua ciudad; lo que implica poco contacto con los centros de poder, donde se compraban indios (es práctica conocida de los comerciantes el llevar y traer productos). Afirma brutalmente también que "se reemplazó el objetivo de descubrir las míticas riquezas de El Dorado, por la explotación de un recurso más concreto: la fuerza de trabajo indígena". Aunque creemos que Ñuflo hizo crear la provincia Mojos "con la demarcación y límites que ha de tener" (o sea: por descubrir) y fundó su ciudad en la provincia Chiquitos ya descubierta, para mantener su autonomía, debemos recordar que las incursiones hacia el Norte en busca de aquellas riquezas continuaron. Pero el arqueólogo, usando un razonamiento exacto y, a la vez, prejuicioso (vasija+lugar+realidad que conozco) sentencia: "Esta coincidencia de vasijas de tradición europea e indígena permite interpretar la utilización del trabajo indígena en los ámbitos domésticos de Santa Cruz" y cree así reforzar su teoría.

Tiene razón en parte, pero con un razonamiento social e histórico, si considerara que los españoles no llevaron mujeres a Chiquitos, debería concluir que no solo eran trabajadoras domésticas las que vivieron allí, sino las propias madres de sus hijos. El único que llevó a su mujer y sus hijos a Santa Cruz la Vieja fue Ñuflo de Chaves y, por si fuera poco, con esto comprobamos que, además de buen general, buen diplomático y buen gobernador, fue también buen Padre y buen Marido.

Dice Finot que "difícilmente ha de encontrarse, entre los personajes que actuaron en la conquista del Nuevo Mundo, alguno tan completo como este denodado e infatigable caudillo, que reunía todas esas cualidades diversas que rara vez se hallan juntas en un hombre de su condición y de su época…" Su único error fue confiar demasiado en los itatines, lo que le causó la muerte en 1568.

Chiavazza también apunta que se cumplía con un manejo geopolítico para resguardar los intereses de la corona española frente a la frontera con Portugal. Y resume prodigiosamente lo que sigue: "La ciudad se manifestaba como un bastión fronterizo que podía defenderse y auto-sustentarse ante la lejanía y la falta de asistencia desde los centros de poder, con bastas extensiones de llanuras de inundación y cerrados bosques hacia el Norte y el Este, aunque resguardada por las serranías hacia el Sur y en un punto alto del terreno, favoreciendo su protección ante las inundaciones". Estas palabras pudieron ser del propio fundador.

Hemos dicho que Chaves fundó en Chiquitos, en tierra de los gorgotoquis. Sin embargo, Paula Peña, cuya opinión es muy respetable para nosotros, asevera que "es muy difícil afirmar que los gorgotoqui eran chiquitanos, si bien se supone, no hay evidencia, hasta que se haga un estudio lengüistico serio que nos asegure que son lo mismo. Es evidente que en Santa Cruz de la Sierra, la Vieja, se hablaban tres lenguas: chané, gorgotoqui y chiriguano…"

Isabelle Combés en su "Diccionario étnico – Santa Cruz la Vieja y su entorno", afirma que este nombre (chiquitos) aparece por primera vez en los documentos a partir de 1561, lo que implica que un par de años antes se denominó así a la región. En realidad en el "Archivo de la Asunción" hay un bando firmado por Ñuflo de Chaves el miércoles 10 de mayo de 1559 que comienza así: "En un asiento sobre un río que es en la tierra y población de los indios que llaman Chiquitos y Tapisgueris…" (Finot). En este bando, dictado después de vencer en guerra a los chiquitos, Ñuflo ordena que cuando llegaren a un lugar donde vayan a reposar, los prisioneros obligadamente debían ser liberados para "volver los tales indios a esta su tierra, si ellos quisieren, porque su intención, conformándose con la de Su Majestad, es poblar y no despoblar…"

Combés relata también la conocida historia de las casas pequeñas y sus puertas más chiquititas aún y expone el desarrollo del término a partir de las provincias de los Tovasicosis. Luego entra en una teorización desde el punto de vista guaraní medio traída de los cabellos para nuestro parecer.

La palabra "chico" en español es "pequeño", creemos que con el relato del padre Samaniego que describe lo de las casas y puertas chiquitingas es suficiente para que un grupo humano los asocie por esta característica cultural común, que es importantísima, pues se trataba de sus hogares.

De yapa ponemos una transcripción de Wikipedia: "Durante el período de las misiones jesuitas de los Chiquitos, el gorgotoqui fue la lengua mayoritaria de la región, llegándose a convertir en lingua franca de la región… Un sacerdote jesuita, Gaspar Ruiz, llegó a escribir una gramática de la lengua,[ aunque actualmente se considera que dicha obra se ha perdido y no existe ninguna otra documentación disponible sobre la lengua. Esto convierte al gorgotoqui en una lengua regionalmente importante que desapareció durante el período colonial bajo la presión de otras lenguas indígenas con mayor fortuna…"

Bueno: Lengua nativa principal: Gorgotoqui. Provincia: Chiquitos. Misioneros: Jesuitas, quienes comenzaron en Santa Cruz la Vieja. Sanabria dice que era la tribu más numerosa de aquella región. "Chiquito" pudo ser como "camba" por extensión a los del Oriente y "colla" a todos los andinos, "gringo" a la diversidad de chocos y "negro" a la infinidad de afro-ciudadanos.

Creemos que Ñuflo también eligió la tierra de los gorgotoquis porque fueron los chiquitos que no le hicieron la guerra. Era un lugar de paz en medio de pueblos guerreros. Por otro lado, al ser muy numerosos y al haber pactado con los españoles, su lengua fue predominante en la región. Por el momento es suficiente con esto.

Santa Cruz de la Sierra fue la obra principal del Capitán General, la prueba no solo está en el nombre sino también en las acciones trascendentes, pues tres años después, cuando ya habían condiciones, Chaves trajo a toda su familia a vivir en la nueva ciudad y provocó una migración desde Asunción con claras intenciones de aumentar su población. Era su gran obra y la gobernó según su visión y estilo.

Se puede deducir la disposición del fundador en ese momento histórico no sólo a través de sus biógrafos y cronistas, sino que se desprende de su propia historia: vio deshacerse Buenos Aires y debilitarse Asunción, vio a Alvar Nuñez colocar su blasón en vez de los de Castilla; vio rebelarse a oficiales reales contra el Adelantado en busca de más poder; conoció las disputas españolas a los dos lados del Continente, conocía el Continente en toda su dimensión, además de las posibilidades y limitaciones de todos los mandantes, nativos y españoles… Él sabía lo que tenía que hacer.

Entre las figuras de los fundadores, además de los que ya hemos visto, cabe relievar al regidor del Cabildo cruceño Don Juan de Garay, quien siguió el ejemplo de Ñuflo de Chaves y continuó avanzando en busca de su destino. Retornó a Asunción para ocupar el cargo de Alguacil Mayor del Cabildo en 1567, fundó Santa Fe en 1573 y refundó Buenos Aires en 1580. Murió asesinado por indios charrúas en 1583.

Hemos recorrido hasta aquí para comprender cómo la fundación de nuestra ciudad tiene un líder español y, a la vez, muchos protagonistas nativos o "indios". Unos hacían la guerra y otros pactaban. Sus escritores podrían haber escrito algo así: "Estábamos divididos, en realidad ni nos conocíamos como para hacer una gran confederación y cada uno cuidaba su pequeño pedazo de tierra conquistada por sus abuelos…" Y luego una descripción larguísima de cada pueblo.

Los indios que hicieron la guerra dirían: "Éramos pocos, nos pertrechamos con miles de flechas envenenadas, construimos un fuerte con una cerca de troncos, pero ellos tenían armas de fuego y su despliegue militar fue superior… Al Norte estaban los Mojos, con quienes nunca nos comunicamos; al Naciente los Xarayes, que habían pactado ya con los invasores para protegerse de nosotros; al poniente también los tamacosis habían pactado y los colaboraban…"

A su vez, los indios que hicieron la paz: "Éramos agricultores, gente de paz, acechados por los bandeirantes que nos cazaban para vendernos como esclavos… Los españoles sin embargo nos ofrecieron protección y nos proporcionaban cosas que no teníamos… Además ellos diseñaban y edificaban mejor sus urbanizaciones, donde nosotros teníamos participación y reglas claras. Trajeron otros conocimientos, para que duren más las casas y sus templos, que eran monumentales…"

Y finalmente todos llegarían a una conclusión: "No dejaron de venir, cada vez eran más blancos, más ciudades, más armas y cada vez más aliados que se mezclaban con ellos… Pudimos contribuir con nuestras sangres y con nuestras culturas, pero nosotros éramos diversos y con el tiempo ya no se notaba a qué grupo pertenecía cada mestizo, simplemente era Cruceño".

Esto en el Oriente, pues en la zona Andina la historia española fue diferente, íntimamente ligada a los negocios y la indígena tendría otras connotaciones, pues siempre fueron mayoría étnica. Los intereses comunes entre esos caciques y los españoles, fueron los negocios; el indio trabajaba antes para sus jefes y luego trabajó para sus jefes y para los españoles a la vez.

Antes de llegar al meollo de este artículo, transcribiremos una reflexión importante de Hernando Sanabria Fernandez quien, para hacer su libro "Ñuflo de Chaves, el Caballero andante de la selva", seguro ha tenido que leer a todos los anteriores.

Dice: "Mucho se ha hablado del valor, la pujanza y el espíritu sacrificado que llevó a los españoles a conquistar un mundo. Y quien esto escribe –precisamente porque los admira hasta el entusiasmo- cree contribuir a su alabanza con las vehementes expresiones que vierte en el relato. Pero nadie ha dicho una palabra, nadie se ha detenido a considerar la decisiva contribución de los hombres de piel cobriza al logro de la magna empresa conquistadora.

Estos indios salen de las tierras nativas, con su voluntad o sin ella, que para el caso da lo mismo, y siguen a los amos blancos por los caminos de la aventura. Sufren como ellos los contratiempos, las privaciones y las penalidades, sin tener el desahogo de la palabra que impreca, reclama o reniega…" Y continúa varios párrafos con su agradable lenguaje para luego concluir que tanto a los españoles como a los indios les unía un ideal común: la leyenda que ellos mismos crearon y contaron, aquella leyenda dorada que prometía mejores tierras y mejores vidas.

Los caciques de la fundación pues fueron todos aquellos que hemos visto hasta aquí, pero los que cedieron la tierra y construyeron la nueva civilización en el corazón de América trataremos de identificarlos por primera vez, como tales, ahora.

Con la ayuda de las listas que transcribió Katherine Julien, de la repartición de encomiendas hecha el 20 de abril de 1561, documento en el cual Ñuflo de Chaves mandó "enseñar y atraer" al conocimiento de Dios a los naturales y ponerlos "en toda buena policía y en República, a modo de españoles" buscaremos a nuestros personajes. Para ello razonaremos al respecto, primero en orden vertical y luego en horizontal, por si acaso. Veamos las primeras listas.

A su Magestad:

Pairori, principal de coperecoci

Pocas y Etobas, principales de Guepecoci

A don García Gobernador:

Apapae, principal de Quiauicoci

Tuci, principal de Vribicoci – que son quivaracocis

Paraba, principal de Vrococi

Capitán Ñuflo de Chaves, Teniente General

Los Panecocis, que son:

Porohe, principal de Vquimeococi

Comoco, principal de Piricoci

Viyeye, principal de Vrobococi

Turobo, principal de Cocacoci

Xipano, principal de Tahucoci

Paubo, principal de Dequiyecoci.

Y el pueblo de Biococi, en los gorgotoquis;

Xaiparo, principal de Quiyeococi

Xobi, principal de Bitihuiicoci

Apru y Tacutaen, principales de Xereponono, pueblo de mayaes.

De acuerdo a la estructura de la redacción, suponemos que Xaiparo es un principal entre los grupos de la provincia gorgotoquis (¿o no?). Combés no lo resuelve en su diccionario. Por otro lado, obsérvese que casi todos los nombres de los pueblos terminan con "coci", incluyendo al pueblo "Biococi, en los gorgotoquis". Lo que implica que "coci" es una palabra Gorgotoqui o que ellos dictaron al escribano los nombres, con denominaciones con que ellos les conocían.

El diccionario de Combés no nos orienta esta vez, pues en los documentos que ha podido estudiar "coci" puede ser "coa". Cabe recordar que en paleografía hasta el más diestro se puede topar con que el escribano registró voces indígenas con diferente escritura, incluso con códigos muy personales. Por ejemplo en guaraní "Piraí", si escuchó el final gutural podría escribir "Piray", y para "Cuimbaé" algunos escribieron "Kumbay". Hasta ahí no hay mucho problema, lo serio es cuando el escribano o cronista tenía fea la letra o se le ocurrió la genial idea de inventarse un nuevo símbolo para el nuevo sonido. Nosotros hemos subrayado "Turobo" en la lista, pero aún no podemos afirmar que es lo mismo que "Turubó". Sólo la comparación de varios documentos nos puede dar mayor proximidad.

Se debe tener cuidado de poner siempre la palabra "probablemente" o sus sinónimos cuando se trata de temas antiguos no resueltos. Encontrar un calendario azteca no significa encontrar un calendario de "los aztecas"; tendría que haber uno en cada una de sus casas para decir que lo seguían, sino se trató nomás de cuatro "brujos locos" que lo practicaban. ¿Acaso todos leerán este artículo? En cien años, tendría que estar en miles de computadoras o impreso y subrayado por miles para decir que los cruceños lo leyeron, cuando en realidad serán pocos, como los pocos aztecas que posiblemente conocieron el calendario. No se debe generalizar, si se encuentra un dibujo en una cueva, no nos dice que aquel pueblo era de artistas, en realidad pudo ser el peor de los dibujantes que se quedaba en la cueva y si el dibujo es bello, no se puede concluir que "eran unos artistas", cuando en realidad pudo ser el único extrovertido de su generación, al cual le llamaban "loco" y no lo respetaban porque no producía granos ni salía para cazar. Como tantos artistas y escritores "locos" de la actualidad, que son humillados por millones de ignorantes.

Vamos a lo nuestro. En el mismo diccionario se afirma que "todas las fuentes son unánimes para indicar que los gorgotoquis vivían, a la llegada de los españoles, en el lugar donde se fundaría luego la primera Santa Cruz…" Al naciente de la plaza de Santa Cruz la Vieja se han encontrado muchos restos óseos, posiblemente ahí se encuentre algún indicio.

Dicho aquello, lleguemos a algunas conclusiones. Por costumbre social y política muy antigua los primeros tres nombres son los principales de un grupo humano. Si tomamos verticalmente la lista tendríamos que los caciques asignados al rey: Pairori, Pocas y Etobas eran los caciques principales de la fundación, por el rango del beneficiario. Los de don García eran: Apapae, Tuci y Paraba.

Si consideramos que la gobernación y su estructura eran responsables de los caciques del rey y de los del hijo del virrey, ausentes, podríamos pensar que los principales los querría tener Chaves más cerca de él mismo. Entonces serían: Porohe, Comoco y Viyeye.

Pero, de manera horizontal, de las tres listas podemos identificar los tres caciques más importantes, por el orden de su registro: Pairori, Apapae y Porohe o el tercero de primero. A las dos listas agreguémosle a Xaiparo, que posiblemente era de los gorgotoquis. Y con ello, de los 10 nombres, identificamos a cuatro.

Don Elio Montenegro en su obra "La Simiente" menciona a un cacique llamado Iriabor Tomichá, pero suponemos que se trata de un personaje creado para la obra teatral. Y ahí la paramos por ahora.

Hay mucho por estudiar y por reflexionar sobre el particular proceso de la fundación de Santa Cruz de la Sierra. Nos falta repasar los libros de René Moreno, Vazquez Machicado y Eduardo Cortés, entre otros; pasará un tiempo antes, pues un libro no se lo descubre con una o tres lecturas, ya que cada vez se lo hace con ojos más abiertos, ya sea por la madurez en la reflexión, ya sea porque uno ya maneja mayor información o por el objetivo diferente con que se lo lee… Y los que acuden a los documentos originales, tratan de desligarse de los razonamientos de los historiadores y elaboran nuevas versiones sobre la misma historia. En este caso, sólo hemos razonado sobre los documentos que elegimos y, por el momento, este ha sido nuestro aporte parcial sobre el tema.