Una contundente encuesta realizada en La Paz por el Grupo Fides, entre el 12 y el 13 de febrero, revela que el 87% de los entrevistados no cree en lo que dice Evo Morales, el 84% no confía en el gobierno y el 80,70% no quiere que el presidente obtenga un tercer mandato. Además, el 73,40% de los consultados considera que no hay una política económica y un 73,70% que no hay política alimentaria.
El estudio muestra que apenas un 15,30% de los paceños ve a Evo Morales como la personalidad política “más agradable”, mientras que un 26,30% lo recuerda como la figura “más desagradable”, seguido de Álvaro García Linera con un 15,30%. El vicepresidente también resulta ser la persona en quien menos se confía (27,30%) y el político “más mentiroso” (26%), seguido en ambos ítems por Evo Morales, con 24,80% y 15,30% respectivamente. García Linera encabeza la lista de los más corruptos con 12,80%.
Por si todo esto fuera poco, un estudio estadístico difundido días atrás por la Fundación Milenio muestra que la conflictividad social ha llegado a un récord histórico en el 2010, con 811 focos de conflicto que batieron la marca que imperaba desde 1970. Indicadores que, claramente, se han disparado aún más en estos primeros meses del 2011 y que apuntan a intensificarse.
En síntesis, estamos viviendo la liquidación simultánea de la legitimidad política y de la gobernabilidad social, en un contexto de acentuada crisis económica, situaciones todas que en anteriores circunstancias históricas de Bolivia fueron resueltas mediante mecanismos democráticos como el acortamiento de mandato, las elecciones anticipadas y la sucesión constitucional hasta la presidencia del Poder Judicial.