Vicealmirante Ismael Schabib Montero
El sábado 16 de abril se cumplieron dos años de la noticia que en el Hotel “Las Américas”, de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, habían sido muertos en un enfrentamiento con efectivos de la Policía Nacional el mercenario Rozsa y algunos de sus compañeros, tildados de terroristas.
La nota que presento no se basa en ninguna investigación ni en información clasificada, porque no me dedico a hacer inteligencia, sólo pienso y saco conclusiones, porque este es el único país que tengo. Es una hipótesis personal porque me parece que el “hecho” fue un show mal montado; como diría Napoleón Bonaparte, “los que ejecutaron la operación eran chapuceros”, y esta nota se basa en dos indicios de conocimiento público que pueden generar una duda razonable.
-¿Por qué las cámaras de seguridad del hotel “Las Américas” estaban apagadas?
-¿Por qué estuvieron los cuerpos sin vida varias horas tirados en el piso de las habitaciones y nadie pudo acceder a ellos?
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• Seguramente, que las cámaras estaban apagadas para que no graben a las personas que subieron los cuerpos sin vida de Rozsa y sus compañeros a las habitaciones donde los presentaron. Esta podría ser la respuesta a la primera pregunta.
• Y la respuesta a la segunda. Porque el Sr. Rozsa pudo haber sido ejecutado en otro lugar, no en el Hotel “Las Américas”, ni en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, como lo vengo diciendo hace tiempo. Los cuerpos sin vida del mercenario y sus compañeros posiblemente estaban congelados, esperaron varias horas hasta que se descongelaran, tirados en el piso de sus habitaciones.
Se recordará que hace un año aproximadamente se presentó en los medios de comunicación un video donde se ve a un policía (creo que a Walter Andrade) y a una dama policía montando la escena del “crimen” en el mencionado hotel, seguramente llevando sangre y otras cosas. Las tomas del montaje de estos dos personajes tampoco fueron grabadas por las cámaras de seguridad del hotel, sino por otro tipo aparato que los puso en evidencia.
Como comentario quisiera agregar que los venezolanos que fueron muertos en la balacera de “Porvenir”, en Pando, fueron cubiertos de hielo mientras se esperaba en la terminal aeroportuaria de Cobija el avión venezolano que debía recogerlos y llevarlos a su país. Pareciera que es un modus operandi de los sicarios del gobierno, cubrir los muertos con hielo para que no se descompongan para los fines consiguientes.
En cuanto a quiénes fueron los ejecutores del crimen de Rozsa y sus compañeros, seguramente que esas personas que fueron las últimas en hablar con él por teléfono (como lo presentó un conocido programa televisivo), deberían saberlo y no hay que descartar que alguno o algunos de ellos hubieran apretado el gatillo.