Paranoia marítima


Manfredo Kempff Suárez

Conforme pasan las semanas, los meses y los años, nos damos cuenta que estamos inmersos en una locura marítima que nos está haciendo daño. La insania mental del Gobierno es de tal magnitud que después de un largo enamoramiento con Chile, que duró un lustro, ahora, al no verse correspondido, ha caído en un peligroso estado depresivo que lo está llevando a cometer disparates. Es como la novia despechada que puede utilizar el puñal o el veneno contra su burlador.

Apena escribir sobre este tema y en estos términos, pero, ¿qué más se puede decir? No cabe duda que existe actualmente una chifladura con sabor a sal, con sabor a mar, que tiene en ascuas a la opinión pública boliviana. S.E. decidió demandar a Chile ante tribunales internacionales para que los chilenos nos devuelvan la costa que nos usurparon en 1879, pero cuando se impone la demencia no hay asunto que se pueda solucionar correctamente.



Algún personaje pensante allegado al MAS – no es el canciller ni el cónsul en Santiago – le ha dicho a S.E. que la Tesis de los hermanos Chávez no funciona; que Atacama se perdió del todo a bayonetazo limpio y a punta de retiradas “estratégicas”; que no hay el cuento chino de que en el Tratado de 1904 entregamos el territorio pero no el mar; que no hay esos islotes que no se le habrían concedido a Chile en el Tratado y que los podemos reclamar. Que habría que dejarse de tonterías y negociar.

Pero, claro, S.E. está perplejo al ver que ha perdido miserablemente su tiempo. No comprende cómo puede burlarse de los bolivianos todos los días, arrancarles hasta el alma, y sin embargo no poder hacerle piruetas mágicas a los chilenos y conseguir alguna concesión que lo saque de la situación ridícula en que se embarcó para marear la perdiz a sus compatriotas esperanzado en recuperar un respaldo político perdido.

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Una vez que la estrategia falló y que el presidente Piñera le ha dicho en serio a S.E. que no le gustan las bromas, que Chile no está para chistes, éste se ha quedado sin soga ni cabra y ahora está lanzando patadas de ahogado, como es eso de exigirle a los transandinos que presenten una “propuesta concreta” sobre la demanda marítima nacional. Pero si está a la vista que la “propuesta concreta” de Chile es volver a la boba Agenda de los 13 puntos, para que bolivianos y chilenos nos conozcamos mejor, lleguemos a la confianza mutua, pasen otros cinco años, y el próximo mandatario mapochino nos mande al carajo.

¿Qué es eso de que los chilenos hagan una propuesta concreta en el marco de las resoluciones de la OEA? ¿Y que, además, Bolivia siga empeñada en pleitear en tribunales internacionales? La verdad es que S.E. conoce muy bien a los bolivianos, bastante permisivos y babas heladas, pero de ahí no pasa. No es lo mismo decir tonterías en las masticables reuniones cocaleras del Chapare cochabambino que entablar una negociación internacional de envergadura con quien se apoderó de nuestro litoral. Ahora que ni Venezuela nos tira pelota, ¿qué pretende hacer con Chile S.E.? ¿Pero acaso no le han contado sobre el peso específico que tiene Chile en el ámbito de las naciones del mundo? ¿No le han dicho a S.E. que Pinochet se fue hace tiempo, que se murió, y que ahora todos alaban al Chile democrático? ¿No sabrá S.E. que un Estado, por plurinacional que sea, no funciona sin una cancillería? Elemental Watson, very elemental…

Además hay otro asunto elemental, ¿por qué será Chile quien haga una propuesta marítima en el seno de la OEA? ¿No es demasiado optimismo pensar así? ¿No le corresponde a Bolivia, en todo caso, hacer la demanda o la propuesta? ¿Pero qué está sucediendo dentro de la inteligencia del Estado Plurinacional? ¿Se ha perdido definitivamente la brújula? Que el embajador de Bolivia en la OEA, en vez de rascarse, se queje ante el organismo, aunque ya no sirva para nada quejarse.

Es que nada es más perjudicial que la improvisación. Improvisar en medio de campesinos o en cuarteles es jugar con fuego. La tontería del juez Garzón, que provocó risotadas al otro lado de la cordillera, fue una improvisación acabada. Si seguimos improvisando en cuestiones de diplomacia, nuestro destino será quedarnos encerrados en el ALBA nomás. Ahí se puede improvisar, insultar al imperialismo, venderles chompas de alpaca a los acalorados cubanos y comprarles habanos o ron.

Mientras tanto, que el gobernador de Oruro, Santos Tito, siga negociando y firmando convenios con el alcalde de Huara – ¿dónde será Huara? – para conseguir un puertito sin soberanía por ahí. Después podrá hacerlo l gobernador paceño o el potosino. ¿Sabrá la cancillería que Santos Tito negocia un puerto para Oruro con Chile? Ciertamente, la demencia marítima nos está extraviando.


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