Dentro de la estrategia de deconstrucción del Estado-nación que parece seguir a cabo el proyecto ALBA, hemos visto que la República de Bolivia fue suplantada por un “Estado Plurinacional” y, a juzgar por el rumbo de los acontecimientos, se planea también la sustitución de las Fuerzas Armadas nacionales, institucionalistas y políticamente neutras, por un conglomerado continental de milicias socialistas.
A esto apuntaría la reciente fundación de la Escuela Militar del ALBA, que contó con la presencia del capo de las milicias iraníes, Ahmad Vahidi. El modelo no es otro que el de las milicias revolucionarias que está conformando Hugo Chávez, cuyo precedente tal vez se encuentre en aquellos “batallones de la dignidad” creados por Manuel Noriega para la defensa de su narco-gobierno.
Y esto mismo es lo que debe tenerse en cuenta a la hora de analizar declaraciones como las de la ministra de defensa, María Cecilia Chacón, cuando dice que “Vamos a proyectar unas Fuerzas Armadas de acuerdo con las necesidades de este siglo XXI, las necesidades del Estado Plurinacional de Bolivia y las necesidades de integración latinoamericana”.
Esta es también la clave para entender el “censo militar” que se prepara, que le permitirá al proyecto político gobernante un mapeo sociológico de las Fuerzas Armadas, para saber dónde colocar el bisturí disociador de sus políticas de polarización social. ¿A fines de separar a la tropa de la oficialidad, como se ha hecho en Venezuela?
Peligrosa senda la seguida por el Movimiento Al Socialismo, en parte por la intención de someter al estamento armado a un partido específico y, al mismo tiempo, porque se podría estar abriendo la caja de Pandora de la deliberación política militar…
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