Cerebro

Elio Pedraza Vargas

elio-pedraza En agosto los indígenas, los verdaderos indígenas iniciaron una larga caminata exigiendo se respete lo que ellos apoyaron, la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, no otra cosa.

Y si bien en el transcurso de la caminata se fueron incrementando otros pedidos, no hay porque sorprenderse, porque la mentalidad de los dirigentes curtidos en tácticas sindicales saben muy bien cuando es más o cuando es menos y la ocasión permitía reivindicar muchos de los derechos ahora escritos en la Carta Magna y muchas veces refregado en la cara de los interculturales, pero el más de un millón de paceños nos muestra lo contario, nadie los llamó salvajes, nadie intentó enamorar a las marchistas para convencerlas, nadie les cerró la puerta e intenta justificarse, como lo hizo el Ministro de (des) información.



Pero la dignidad y el profundo significado de vida de los indígenas del Tipnis, será analizada en otro momento, ahora es oportuno ver de cerca al presidente y su entorno, porque el señor Morales se preguntó ¿vinieron a dialogar o hacer política? Y él, ¿qué creía?

Pues bien, el presidente Morales en su momento dejó claramente establecido que el tramo dos continuaba (ahora ya “cambió”), porque hay quienes apoyan la construcción de la carretera y, no hay duda que son los cocaleros (y el Brasil), quienes con la milenaria hoja causan tanta desdicha y dolor a miles de familias bolivianas.

Pero aquí hay que lamentar la actitud de un entorno bastante raro, quienes reaccionan de acuerdo a las circunstancias bajo el accionar del cerebro reptiliano, porque su comportamiento es obsesivo-compulsivo; practican permanentemente rituales personales, tiene una conformidad servil a las viejas formas de hacer las cosas, hemos visto como se santifican con recreaciones ceremoniales y su obediencia es sin precedente a asuntos culturales y folclóricos.

La respuesta del presidente Morales nos demuestra que protege su territorio y el deseo de mantener su poder es inminentemente claro, ya que ante un contrario más débil, muestra su estampa de superior, lo contrario sería que el rival sea más fuerte, ya hubiera iniciado la retirada.

Últimamente hemos sido testigos de reacciones compulsivas, tanto de atracción o agresión basadas en cualquier manifestación física o representación, lo que nos da la pauta que el cerebro reptiliano del movimiento al socialismo florece con cada amanecer, dejando una estela de negro panorama, ante la falta de sueños que compartamos todos los bolivianos.

Es así que cuando escuchamos la intencionalidad de los órganos del Estado en la desvalorización de tan esforzada marcha, no nos queda más que comprender que estamos bajo un gobierno que utiliza el cerebro reptiliano, por esa razón el racismo está a flor de piel y utilizan el control de la población a través de sus constantes declaraciones de los desclasados que se han hecho adoptar por un indigenismo falso.

El cerebro reptiliano simplemente controla las funciones del cuerpo requeridas para mantener la vida, tal como la respiración y la temperatura corporal, el nivel de evolución es tan sencillo que está más identificado con la supervivencia de la especie (“nos quedaremos más de 50 años”), con el comportamiento sexual, la reacción es más instintivo y las respuestas son automáticas, el territorio dentro del cerebro reptiliano se adquiere por la fuerza y es una obligación defenderlo y defenderse, porque el poder es correcto y es la subsistencia de su especie.

Y toda reacción es inminentemente posterior a una acción, que es demostrable a cada paso que dan en el gobierno del presidente Morales.