Necesitamos empleos para «Vivir Bien»

Jimmy Ortiz Saucedo

jimmy-ortiz1 “Edilberto Egüez, secretario Ejecutivo de la Federación de Trabajadores de la Construcción y Feliciano Carrillo, de la Central Obrera Departamental, por separado, señalaron que se encuentran en riesgo 120 mil fuentes de trabajo, que es la cantidad de personas que se dedican a la albañilería. Egüez señaló que el año pasado, debido a la inestabilidad en la oferta de cemento, cerca de 20 mil albañiles fueron despedidos de sus fuentes de trabajo y se han dedicado a otras actividades. Por su parte Carrillo señaló que este año están en riesgo 120 mil empleos, principalmente por la falta de madera. El problema de la madera es ocasionado por la decisión de la Administradora de Bosques y Tierras (ABT) de implementar un nuevo sistema de emisión de los Certificados Forestales de Origen (CEFOs), lo cual provoca un marcado retraso en la salida de la madera a las barracas, generando desabastecimiento, además que prácticamente han desaparecido del mercado la Mara, el Tajibo y el Roble”. (La Estrella del Oriente)

Presidente Morales, necesitamos empleos para "Vivir Bien".



Sin empleo se vive mal, o se planta coca en la Reserva Forestal del Choré. Aunque los más decentes emigran a Europa y a Estados Unidos, para ser abusados por extranjeros, y aportar con su sangre al progreso del Primer Mundo.

Bolivia es un país campeón en el trabajo informal y el subempleo. La economía informal bordea al 70% de la economía. El empleo formal es la parte más pequeña de la torta.

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Un país en estas condiciones, donde el empleo es un bien escaso, tendría que hacer todos los esfuerzos, primero para mantener los existentes y luego aumentarlos. La creación de empleos de calidad sería la tercera fase.

El Gobierno del presidente Morales parece no entender estas cosas. Desde que llego al gobierno ha desincentivado la inversión nacional y extranjera, que es la generadora de empleos.

Los empleos en el sector estatal que ha creado, con la proliferación de empresas públicas, no fue la solución el pasado y tampoco serán la solución en el presente. La ineptitud, la corrupción y el oscurantismo en que se manejan, nos muestran que nos estamos volviendo a tropezar con la misma piedra del pasado. Es estúpido hacer lo mismo y esperar resultados diferentes.

La ausencia de un elemental estado de derecho, de seguridad jurídica, la elaboración de leyes mal concebidas y hasta la falta de materias primas como el gas que tanto nos sobra, hacen de Bolivia un país no apto para la inversión.

No cabe duda que tenemos un gobierno contra flecha. Un gobierno donde le ideología es más importante que la economía. Su revolución chavista no le permite ser objetivo en el diagnóstico de la realidad.

Presidente Morales, cambie su política económica chavista. Si es que eso se puede llamar "política económica". A Venezuela le está dando pésimos resultados y a nosotros también.

El pueblo boliviano quiere "vivir bien". El pueblo boliviano quiere comer tres veces por día, quiere mandar a sus hijos a colegios y universidades, quiere poder atender sus enfermedades en hospitales públicos decorosos. Su Excelencia, el pueblo boliviano quiere el progreso, aspiración natural de todo ser humano.

Presidente Morales, aplique una política económica coherente. No conspire contra el deseo del pueblo, a quien tanto dice obedecer.

Le sugiero que aplique una política de economía no dogmatica, donde pueden coexistir en igualdad de condiciones, la empresa pública, privada, social o mixta. Deje que sea al pueblo y la meritocracia de unas y otras la que determina a quien el pueblo le compra productos y servicios. El pueblo es sabio, no necesita de tutores, dele las posibilidades de escoger.

Una economía de este tipo aumentará significativamente la oferta de empleos y también de empleos de calidad. Adicionalmente el pueblo se beneficiará con precios menores. Lo que más baja los precios y aumenta la calidad es la sana competencia.

Su excelencia. La democracia económica es parte de la democracia, aunque no sé si usted siente por la democracia el mismo amor que siento yo. O más bien dicho, si lo sé.