La sinfonía de Bolívar: Ferreira da un “concierto” de goles

Media docena parece poco frente a las 20 llegadas o más de la Academia con opción de gol sobre el área de un Guabirá al que su planteamiento se le vino abajo de entrada, desde que Ferreira inició esa seguidilla de cinco ‘obras’ de su autoría. La puesta en escena de toda su ‘artillería’, talento puro de sus mediocampistas sumado a la precisión de su goleador, hizo que Bolívar jugara el mejor partido del año de los que se le han visto en La Paz.

A ratos fue como presenciar una sinfonía, una obra que en vez de músicos la protagonizaban futbolistas y cada uno de ellos trataba lo mejor posible al instrumento, la pelota, para no desentonar, y procurar que los movimientos fueran perfectos. El ‘padre de la sinfonía’ fue Ferreira con sus cinco goles, a cuál mejor, mezclando maestría en la definición con oportunismo y precisión.

El uruguayo compuso lo que quiso en el área de Guabirá. A los 3 minutos el público ya lo aplaudía por su magnífico tiro libre, lanzado como con la mano, como un Mozart componiendo en épocas en que era necesario el buen pulso. Entre Lizio, Cardozo y Campos —de gran debut— se ‘pelearon’ el papel de Beethoven o de Schubert, escribiendo verdaderas obras maestras, no sobre el papel sino sobre la cancha, iniciando y devolviendo paredes, enloqueciendo a los rivales, habilitando a Ferreira cuantas veces les permitía su inspirada noche sobre el verde césped de Miraflores.



El ‘ciclo sinfónico’ continuó con una jugada personal de Cardozo para dejar solo a Ferreira (2-0), a los 13 minutos. Era temprano y la goleada ya se olía en el estadio. Hubo un largo paréntesis de composiciones a medias, goles fallados hasta de manera increíble. Pero en el segundo tiempo estuvo el mejor acto: pase de Lizio y ‘palomita’ de Ferreira; notable toque de Campos y ‘sombrerito’ del charrúa; Córdoba para Ferreira y otra vez adentro; y devolución de gentilezas para que el colombiano liquidara. (Arauz -23’ST- había interrumpido uno de los actos académicos).

Bolívar puso a su mejor gente: orquesta, coro y solistas, todos funcionaron de maravilla. La figura – William Ferreira Lizio podría ser, Cardozo o Campos, también, todos ellos jugaron bien. Pero la flor se la llevó Ferreira, con sus cinco goles en una noche inspirada. El árbitro – bien Correcta tarea de Edson Ríos, bien en su forma de medir cuándo era para tarjeta y cuándo no. En ese margen vino la roja a Flores, de la visita.

Fuente: Unitel.

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