Demasiadas veces ya, el gobierno de Evo Morales y el partido oficial han puesto en práctica una estrategia de construcción deliberada de escenarios de violencia. Así se vio en Sucre, Cochabamba, Huanuni y Porvenir, por citar sólo algunos de los casos más relevantes.
Por estos días, la táctica siniestra podría darse una vez más, ahora contra la marcha indígena por el TIPNIS.
La trampa está montada en la zona de Yucumo, Beni, donde los “colonizadores”, afines al Movimiento Al Socialismo y en gran parte asociados al acaparamiento de tierras para la extensión de la producción cocalera, bloquean el paso de la marcha luego de haber cavado zanjas con maquinaria presuntamente facilitada desde esferas públicas.
Pero el bloqueo no se limita a la obstrucción del paso, sino que se ha instalado una suerte de “aduana” donde se requisan cámaras fotográficas, filmadoras y celulares a quienes pretenden atravesarlo.
Lo peor de todo es que ya se han dado los primeros casos de toma de rehenes, como lo confirma el testimonio in situ del fotoperiodista Samy Schwartz, quien da cuenta de cómo se retuvo al dirigente del CONAMAQ David Crispín, quien sólo pudo alejarse tras la llegada del encargado departamental de la Defensoría del Pueblo en el Beni, Luis Revollo.
Demasiados elementos asemejan a la trampa de Yucumo con la de Porvenir, en Pando, por lo que debe alertarse a la comunidad internacional ante posibles enfrentamientos que puedan darse en la zona.
Si así sucede -esperemos que no- se tratará de una confrontación instigada desde el gobierno, ya que el ministro de la presidencia, Carlos Romero, ha justificado y alentado el bloqueo de los colonizadores.
Pero el uso de estas tácticas, que en el pasado se emplearon contra “la derecha” o los “oligarcas separatistas”, ahora se daría contra indígenas ex aliados del MAS. ¿Qué dirán entonces los poderes internacionales que anteriormente avalaron esos procedimientos, cuando se vea el verdadero rostro del régimen cocalero?