Demasiados errores

Recuerdos del presente – Humberto Vacaflor Ganam

El presidente Evo Morales está cometiendo más errores, y con más frecuencia, que su promedio acostumbrado: un respetable promedio.

Es sabido que cuando uno está montado en la nave de la soberbia, los dioses se ocupan de enloquecer la brújula.



La nave, en estas circunstancias, va de tumbo en tumbo. Y eso es lo que está viviendo el presidente Morales.

Los pocos que lo hemos criticado desde el principio, y que no debemos ser confundidos con la muchedumbre de los recién arrepentidos, tendríamos que estar contentos.

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Pero el instinto de contradicción aconseja apartarse de las muchedumbres.

No parece racional que el presidente Morales haya llevado su afán de construir la carretera por el TIPNIS hasta el extremo de hacer apalear a los indígenas.

No puede ser que se haya negado a recibir a los marchistas y luego haya decidido rendirse, mostrando que la solución podía haber llegado mucho antes.

No se puede entender que el presidente inaugure una planta separadora de líquidos en la frontera con Argentina y diga, porque así se lo dictaron, que se trata de la “industrialización” de los hidrocarburos.

Ni se entiende que haya anunciado el descubrimiento de petróleo en el norte de La Paz apoyado en preliminares informes de exploraciones sismográficas.

No puede ser que tras todos estos tropiezos, el presidente anuncie que ha decidido que le construyan un hangar de lujo para su avión de lujo.

O no sabe que su ministro de Economía acaba de anunciar que el déficit fiscal está muy alto o alguien le está ocultando las cifras, además de las brújulas.

Si quiere sobrevivir y cumplir su mandato completo, hasta 2014, el presidente tendría que hacer una revisión de su entorno, todos incluidos.

Se ve que no tiene asesores propios. Que está solo, dando golpes a ciegas como en una piñata. Y no acierta, porque alguien ocultó la piñata.

Aquí encaja una frase de Borges: “Tanta soberbia el hombre, y no sirve más que pa juntar moscas”.

El partido de gobierno se está desmoronando y el programa de gobierno, si alguna vez lo hubo, está en el basurero.

Tengo un amigo peruano, conocido del presidente, que podría ayudarle a salvar lo que se pueda salvar de su gobierno. Necesita por lo menos de alguien que le muestre las piedras que le han dejado en el camino.

Podría ser que este festival de errores sea producto de una confabulación. El problema es cómo identificar a los sospechosos, cuando hay tantos en el entorno.

¿De veras quiere el presidente ir a la re-reelección? Tendría que pensarlo mejor.

Quizá si anunciara que ya no corre, los confabuladores aflojarían la campaña de destrucción.

Necesita de un asesor que sospeche de todas las cifras que le pasan. ¿Es cierto que el PIB está tan alto como dice el ministro del ramo, o es un espejismo?

¿El déficit fiscal es, de veras, el más alto de la historia, en números absolutos?

Debe ser muy complicado gobernar sin brújula.

Pero más difícil es sentir, como pasajero, que la nave no tiene piloto.