Brasil: poder hegemónico o integrador

Hugo Carvajal Donoso*

HUGO Humala atrapado en la red brasileña

La elección presidencial y el triunfo de Ollanta Humala en Perú el pasado mes de julio, desveló ante el concierto internacional las disputas geopolíticas y de posicionamiento, que desde hace décadas vienen suscitando en la región tres actores principales: Estados Unidos de Norteamérica, Brasil y México. La incursión carioca en la campaña electoral del país andino con la participación de asesores del partido de gobierno, no fue un “estreno de Brasil como potencia”, el coloso brasileño viene practicando este comportamiento con ciertos candidatos presidenciales desde 2003,oportunidad en que Lula da Silva expresa simpatía por Néstor Kirchner, en la disputa por la presidencia de la republica que mantuvo frente a Carlos Menem, político considerado por Lula como uno de los “bambinos de oro del neoliberalismo latinoamericano en los años `90, junto al peruano Alberto Fujimori y el mexicano Carlos Salinas de Gortari”(1). El momento en que se definía la implantación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA ) –enero de 2005 debió entrar en vigencia- y se jugaba el destino y carácter del MERCOSUR, no era atractivo a los intereses brasileños, que el futuro mandatario de un país vecino sea proclive a los intereses norteamericanos, había demasiado en juego como para arriesgar que un presidente argentino fuera contrario al proyecto de cohesión geográfica y política del espacio suramericano, que debía marcar la “identidad” de la región. Queda muy claro a partir de ese momento, particularmente para el Partido de los Trabajadores (PT), partido en el ejercicio de gobierno, que la estrategia política tiene afinidades ideológicas y preferencias por ciertos candidatos que conformen gobiernos afines y puedan garantizar de este modo resultados favorables en el corto y largo plazo.



En 2007, Lula respalda a la candidata Cristina Fernández de Kirchner, consecuente con el apoyo brindado cuatro años atrás. El PT no podía quedar indiferente ante la arremetida iniciada por la Venezuela bolivariana de Hugo Chávez con la expansión política lograda en los triunfos electorales de: Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua. La mejor manera de respaldar la gestión del presidente brasileño era construir un círculo propio de adeptos, para relanzar su posicionamiento político en la región y frenar los ímpetus revolucionarios de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA) que venía implantando Chávez desde el 2004.

A los días de ser electo Ollanta Humala, visita a Dilma Rousseff y Lula da Silva en Brasil; el 6 de julio viaja a Washington para reunirse con la secretaria de Estado Hillary Clinton y sostener un encuentro con el presidente Barack Obama en la Casa Blanca, de esta manera se convierte en uno de los pocos presidentes electos-sin asumir funciones- en ser recibido por un presidente; el primero fue Alejandro Toledo Manrique en junio de 2001, posteriormente llega el turno a Lula da Silva cuando en octubre de 2002 fue elegido por primera vez. Estos gestos de la diplomacia estadounidense no son casuales, obedecen a una decisión, volver a centrar más su preocupación e interés en Latinoamérica, luego de las tensiones diplomáticas con Chávez y impasse con Brasil por el golpe de estado en Honduras.

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Los acercamientos entre Perú y Brasil no son recientes, desde el 2001 este convenio binacional viene gestándose en las presidencias de Alejandro Toledo y F.H Cardoso, fue desarrollado por Alan García y Lula da Silva con la suscripción de acuerdos energéticos, infraestructura de caminos y desarrollo industrial. Itamaraty considera al Perú un aliado estratégico y perciben a esta asociación como un eje binacional muy importante para su diplomacia

Los estrategas geopolíticos peruanos, consideraban que era necesario “engancharse indistintamente al tren que jalan las locomotoras de EEUU y Brasil”. El internacionalista Carlos García Bedoya, considera que Perú desde su posición geográfica “en medio del continente y su proyección a la selva podrían contribuir a convertirlo en el pivote de la integración suramericana, en el centro de todo un proceso”. (2) La ejecución de este proyecto de integración entre ambas naciones es beneficiosa, ayuda al Brasil en su aspiración de país Bioceánico y al Perú como “contrapeso a Chile” en su posicionamiento regional y disputa histórica desde el siglo XIX.

Considerar a Humala como un Chavista encubierto, es simplificar demasiado los hechos, probablemente asuma un estilo populista en su gestión, algo completamente previsible en líderes carismáticos de la región con partidos e instituciones nacionales débiles, pero el plan inicial de Brasil es tener un presidente aliado que no interfiera en la expansión de las multilatinas brasileñas, y lo que es fundamental, culminar la carretera interoceánica Brasil-Perú, vital para acceder a los puertos del Pacifico y desde allí a los mercados del Asia. Es más confiable a los intereses de Itamaraty un gobernante como Ollanta Humala que una presidencia de Keiko Fujimori demasiado comprometida con intereses estadounidenses. Hay demasiado camino recorrido y una agenda binacional implementándose: proyección petrolera de Petrobras con el desarrollo de campos gasíferos, carretera interoceánica, futuras inversiones en petroquímica de Braskem en el Sur peruano, acceso a los puertos, construcción de un mega complejo de represas hidroeléctricas en el rio Inambari a cargo de una empresa brasileña que pueda garantizar la generación y exportación de energía para satisfacer la creciente demanda de la industria carioca. Valía la pena enviar a los mejores asesores y apoyar la campaña electoral de Ollanta Humala en su camino a la presidencia del país andino. Por lo tanto, no es que Lula sedujo ideológicamente a Humala y logro su conversión política, como dirían los marxistas, las condiciones estructurales, económicas, empresariales y geopolíticas del Brasil así lo fijaban.

Directrices y precursores de la geopolítica

Posicionar la política exterior como tema de Estado, es la expresión de madurez como nación y de un largo camino institucional que decide recorrer el Brasil. Así actuó en la época del Imperio y desde el inicio de la republica en 1890, decide implementar una escuela de pensamiento, análisis y educación para los gestores de sus relaciones internacionales desde 1824, cuando resuelve crear el archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores. No es una novedad que sus primeros estrategas en geopolítica sean militares de jerarquía, los presidentes y cancilleres tienen origen en esta institución o están estrechamente vinculados a ella. Los precursores de su geopolítica nacional, desde El Varón de Rio Branco, José María da Silva Paranhos Junior, considerado el patrono de la diplomacia brasileña, representan una continuidad de acción y objetivos: expandir territorio y ampliar fronteras heredadas del Tratado de Tordesillas. “Brasil es una creación geopolítica”, como señala acertadamente el ex Canciller boliviano Agustín Saavedra Wiese, es producto del acuerdo de dos reinos: El Español y el de Portugal, ambos interesados en la delimitación de sus fronteras sin conflictos. Adquiere de esa época, el estilo de negociar y concertar antes que confrontar y guerrear, no es fortuito que entre las fronteras más antiguas de Europa se encuentren las que se establecieron con el reino de Portugal.

La expansión geográfica de Brasil estuvo en la mente del Barón de rio Branco, se debe a él la ampliación del mapa y anexión de nuevos territorios disputados a los países vecinos. Desde la época imperial se señalo como enemigo potencial a las Provincias Unidas del rio de La Plata, por lo tanto era necesario apuntalar fronteras y poner límites a la actual Argentina con los países: Uruguay, Paraguay y Bolivia. Las directrices geopolíticas trazadas por los precursores entre 1891 a 1985 son las siguientes:

• Barón de Rio Branco (1845-1912). Historiador e investigador, justifica las anexiones territoriales, agrega más de 900.000 kilómetros cuadrados. Notable estratega geopolítico, impulsor de los tratados de paz con países vecinos.

• Everardo Backheuser (1879-1973). “Las fronteras no son estáticas y se mueven en respuesta a la presión ejercida por las naciones a cada lado de la frontera”.

• “Una nación fuerte inevitablemente moverá su frontera dentro del territorio de su vecino más débil”, Ibíd.

• Mario Trovassos (1891-1973). “Proyección continental del Brasil”. Ocupar el territorio Brasileño “acercándose lo más posible al Pacifico”.

• Golbery do Couto e Silva (1911-1987). “Destino imperial manifiesto”, “doctrina de seguridad nacional”, Impulsó el “Plan Cóndor”, “El camino al pacifico es una necesidad brasileña desde ya”.

• Vasco Leitao da Cunha (1903-1984). “Teoría de los anillos concéntricos”.

• Carlos de Meira Mattos (1913-2007) “Geopolítica pan -amazónica”, “Teoría de la Frontera” y “Proyección mundial de Brasil”.

• Therezinha Castro (…..-2000). “Teoría de la defrontación”, prolongar Brasil a la Antártida.

• Ramiro Saraiva Guerreiro (1918-2011). Estimulo el “Pragmatismo Responsable”, la diplomacia multilateral y los “fundamentos de la política exterior independiente de Brasil”.

Estas directrices serán traducidas en políticas de estado e implementadas por los gobiernos militares entre 1964 a 1985, se decide impulsar un desarrollo económico acelerado, organizando para ello un consorcio de empresas estatales con el objetivo de potenciar la nación y posesionarla regionalmente, cuidando celosamente la no intromisión de EEUU en el entorno territorial de los países vecinos. Brasil no duda en tensionar la relación con Norteamérica en la década de los 70 y 80 abriendo en plena dictadura militar relaciones diplomáticas con China, naciones árabes, Angola y varios países del Continente Africano, demostrando una vez más su pragmatismo responsable en las relaciones internacionales. Establece los acuerdos necesarios sin estar condicionados por las ideologías y restricciones impuestas por el Departamento de Estado , lo primordial es superar los momentos difíciles que atraviesa el país, originados por la crisis del petróleo de 1973 y la abultada deuda externa que perturbaban seriamente la economía del país. Para los gobernantes cariocas primero están los intereses nacionales, la subordinación a una potencia extranjera nunca será el estilo de la diplomacia brasileña.

En palabras actuales del ex canciller Celso Amorin: “Brasil dejo de tener miedo a su propia sombra” y supero el complejo de “país marginal”. (3)

Los nuevos estrategas del Brasil democrático

Desde el advenimiento de la democracia y particularmente desde la aprobación de la nueva constitución en la Asamblea Constituyente de 1988 resultado de un pacto político; se instala una nueva elite en la conducción de los destinos del Brasil. Queda atrás la época de los estrategas militares y la preeminencia de la Escuela Superior de Guerra, que deposito en la burocracia de Itamaraty la tarea exclusiva para delinear los destinos de la política exterior. Se promueve un acercamiento más estrecho entre necesidades presidenciales del Palacio de Planalto y objetivos institucionales del Ministerio de Relaciones Exteriores, instituyendo el criterio de paciencia estratégica y el estilo de poder suave, remarcando continuamente que Brasil no desea ser una potencia hegemónica aislada de la región. Con ello se quiere despejar las susceptibilidades históricas que generaron la etapa del poder por delegación que le otorgara EEUU y que le identificaron en la décadas de los años 60 y 70.

Se destaca un plantel de nuevos internacionalistas que proyectan la nación en la integración regional como el espacio idóneo para proyectarse globalmente con mayor capacidad productiva y relevancia económica. El país será fuerte a través de la región y sobre esta plataforma se posicionara con autoridad en la política internacional, encarando con más posibilidades de éxito los retos que plantea la globalización.

Desde 1986 a 2011, los cancilleres y un asesor presidencial en relaciones internacionales que tuvo la nación carioca fueron:

• Roberto de Andreu Sodre Costa (1986 – 1990)

• Celso Lafer (1992), segunda gestión (2001 – 2002)

• Fernando Henrique Cardozo (1992 – 1993)

• Luis Felipe Lampreia (1995 – 2001)

• Celso Amorin (2003 – 2010)

• Antonio de Anguiar Patriota, actual canciller

• Marco Aurelio García, desde 2003 continua como asesor.

Son veinticinco años de continuidad institucional y elaboración de conceptos que orientan las relaciones exteriores, asentados como política de Estado, donde pueden existir matices en los temas de la agenda o formarse simpatías circunstanciales de un presidente hacia uno o varios gobernantes de otras naciones, pero lo esencial no sufrirá variantes, nadie se alejara de los lineamientos estratégicos acordados.

Brasil, país continente

En Brasilia en septiembre de 2000, se reúnen los presidentes sudamericanos para conmemorar el quinto centenario del descubrimiento de Brasil, el presidente F.H. Cardoso (1994-2002) inicia la proyección del país en el siglo XXI para incidir en Latinoamérica y el mundo. Consecuente con la nueva corriente geopolítica, se instala el pensamiento de un “regionalismo abierto” que supera la actitud de relación restringida con países vecinos-aliados y separados, para introducir nuevas directrices. Desde ese momento la política exterior se “orienta a transformar las clásica visión de fronteras-separación en modernas fronteras-cooperación como ya había anticipado el canciller José Carlos de Macedo Soares en 1957”. (4)

A esta trascendental cita, asisten los gobernantes de las doce naciones de Suramérica, de las cuales diez limitan con el país anfitrión-salvo Ecuador y Guyana-, la mayoría actuando aisladamente y buscando sus propios objetivos en materia de comercio y relaciones internacionales. El ex canciller Celso Lafer señala muy bien que el motivo fundamental de la reunión “fue profundizar la cooperación ya existente en nuestro espacio común, convirtiendo a tal espacio en proyecto”. Para el gigante brasileño, la geografía de Suramérica es una gran isla de 17,7 Millones de kilómetros cuadrados de extensión territorial, de los cuales el 50% corresponden a Brasil.

El comunicado consideró al evento como de “carácter histórico y pionero en la región, el encuentro representó un importante estímulo para la organización de nuestra convivencia en el espacio común suramericano y para seguir apoyando, en América del Sur, la configuración de un área singular de democracia, paz, cooperación solidaria, integración y desarrollo económico social y compartido”.(5)

También acuerdan vigilar y apoyar a las democracias representativas, el Estado de derecho, la estabilidad política, el respeto de los derechos humanos, el crecimiento económico y la justicia social. El objetivo central es “la consolidación y la instrumentación de la identidad sudamericana”, en esta lógica “articular América del Sur, significa, por lo tanto, fortalecer América Latina y el Caribe”. Desde ese momento se traza la secuencia a seguir, primero se apuntala UNASUR para luego promover la unidad ansiada de Latinoamérica: la Patria Grande.

La simultaneidad: un estilo de trabajo

La crisis económica y financiera mundial, las disputas comerciales, el auge de nuevos mercados internacionales y la pérdida del dominio exclusivo de norteamericana, conducen a que Brasil desde la década de los 90 trabaje sus relaciones internacionales de manera simultánea en todas las áreas geográficas. Logra el entendimiento con Argentina para concretar el MERCOSUR en 1991 incorporando a Uruguay y Paraguay como miembros plenos, luego amplia este acuerdo de integración incorporando en calidad de países asociados a: Bolivia, Chile, Colombia, Perú, Ecuador y México; finalmente en 2007 invita a Venezuela como miembro pleno.

Decide superar la rivalidad histórica con Argentina consolidando una alianza estratégica, para viabilizar el objetivo principal del Comunicado de Brasilia: la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR); las gestiones se agilizan gracias a la cercana relación personal que logran entablar Lula y Kirchner. Brasil demuestra con gestos políticos que no quiere ser hegemónico, aplica una redistribución de funciones en diferentes espacios territoriales, viabilizando la participación de personalidades políticas de varios países. Establece la presidencia pro tempore en Chile a cargo de la presidenta Michelle Bachelet, en 2010 promueve a Néstor Kirchner a la secretaría general, en Ecuador la sede de la secretaria general, el Banco del Sur con asiento en Venezuela y el Paramento de UNASUR en Bolivia.

Los presidentes pasan, pero la política internacional permanece, lo que inicia Cardoso en Brasilla el año 2000, es culminado por Lula en mayo de 2008 mediante la firma del Tratado Constitutivo de UNASUR. Estas acciones, fruto de una diplomacia institucionalizada y con intereses nacionales precisos, hacen de Brasil un país referente en la región.

La Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), celebrada en Costa do Sauípe, en diciembre de 2008, muestra que el liderazgo brasileño es indiscutible, marca los pasos a seguir y los tiempos de las definiciones. La CALC debía aprobar sus estatutos en la reunión a desarrollarse en Julio 2011, una fecha emblemática por el bicentenario de la independencia Venezolana, por razones de salud del presidente Chávez, fue postergada sin fecha. El presidente Lula señalo, “es la primera vez en dos siglos que la región une sus fuerzas”, remarcando que entre los objetivos fundamentales esta la unión para tener mayor fuerza negociadora en los foros mundiales y una amplia capacidad para superar la crisis económica internacional provocada por las naciones desarrolladas.

El modelo de las relaciones exteriores es dinámico y flexible, cuando se necesita recursos energéticos se potencia a Petrobras para que se asiente en campos petroleros del exterior, Itamaraty elabora una estrategia de seguridad energética mientras Brasil no pueda abastecerse con hidrocarburos extraídos en su territorio; la empresa operara en otras naciones y hará lo preciso para garantizar el suministro de petróleo y gas a los centros de consumo brasileños. Para este cometido se recomponen los vínculos con Hugo Chávez y Evo Morales, las necesidades internas del país obligan en ciertos momentos a acomodar y flexibilizar las directrices de la política exterior.

Consecuente con las circunstancias, el pragmatismo responsable exige abrir los ejes binacionales que sean útiles a la geopolítica de expansión brasileña. Es así que podemos establecer los siguientes acuerdos y objetivos fundamentales:

• Eje Brasil – Argentina. Consolidar MERCOSUR y UNASUR.

• Eje Brasil – Perú. Lograr cualidad “bioceánica” y “Seguridad energética”

• Eje Brasil – Colombia. Controlar al narcotráfico y el Amazonas

• Eje Brasil – México. Consolidar la CLAC y una Política energética continental.

• Eje Brasil – Venezuela. Hacer de las Américas la nueva capital mundial de la energía.

Para ordenar la región, asume un liderazgo cauteloso, superando viejas rivalidades míticas, como los que mantuvo con Argentina o México; abre un abanico de relaciones radiales, no para ser hegemónico, lo hace con el propósito de crear cuantos mecanismos regionales sean necesarios para garantizar la identidad y unidad de Latinoamérica y el Caribe.

La cooperación internacional para consolidar su liderazgo

Esta política es conducida desde el ministerio de relaciones exteriores por la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC), financiada por el Banco Nacional de Desarrollo (BNDES) y es complementaria al estilo de “poder suave” de la geopolítica brasileña. Se ha invertido “más de 5.000 millones de dólares en ayuda internacional: 3.200 millones en préstamos y cancelación de deudas a países pobres, y 1.900 millones en proyectos de asistencia” (6); la cooperación se centra en un 76% en América Latina, un 16,4% en Asia, y un 7,2% en África, continente en el que tiene cada vez más presencia, para abrir mercados y explotar recursos naturales a través de sus empresas.

Con este estilo se expande sin concitar rechazos. Busca blindar sus fronteras con países limítrofes que viven con crónicas inestabilidades políticas, actividades ilícitas vinculadas al narcotráfico y el contrabando, por ello desea intermediar en la lucha contra el tráfico de drogas en Bolivia, principalmente después que fuera expulsada la agencia estadounidense –DEA- de ese país.

Producto del crecimiento sostenido desde mediados de los años 90, los brasileños cuentan con más recursos para su diplomacia suave, por ello no es casual ver al ex presidente Lula viajar como emisario o embajador político a varias naciones de Latinoamérica y África. En los primeros nueve meses de 2011 visito o recibió personalmente a la mayoría de los presidentes y lideres, fue en marzo a: Portugal, Paraguay y Uruguay; en junio a: Nicaragua, Panamá, Bahamas, Cuba y Venezuela; en julio visita chile, y en agosto llega a Colombia, Bolivia y Costa Rica. El mes de marzo durante la última visita del presidente estadounidense Obama, opta por no asistir al almuerzo de recepción, en protesta por la indefinición norteamericana para que Brasil ocupe un asiento en el consejo de defensa de las Naciones Unidas.

Lula como todo político de raza, no le interesó ser postulado a un organismo internacional, asume el rol del nuevo Líder Latinoamericano, esperó con paciencia activa el momento apropiado para desempeñar este papel. La vejez de los hermanos Castro y la degradación de la economía cubana; la enfermedad terminal que afecta a Hugo Chávez; la muerte intempestiva de Néstor Kirchner, la corrupción del régimen sandinista de Nicaragua y el hundimiento de la imagen del presidente Morales de Bolivia, allanan el horizonte y liderazgo indiscutible de Lula en Suramérica, lo que le permite acercarse a políticos y empresarios mexicanos con el respaldo del Grupo Económico Salinas, concurriendo como disertante principal a una conferencia patrocinada por el consorcio empresarial en las Bahamas en junio pasado.

Séptima economía del mundo

Una vez superada la crisis económica con la ejecución del plan Real en el gobierno de Itamar Franco (1992 – 1994), concebido por Fernando Henrique Cardoso cuando se desempeño como ministro de Finanzas, el país inicia una etapa de estabilidad y desarrollo económico. Cardoso, autor intelectual de la nueva economía brasileña, asumirá la presidencia de 1995 a 2002 y continuara con el plan delineado. Se produce la apertura económica, el proceso de modernización y privatización de las empresas, estimulan la inversión de capitales nacionales y externos en las compañías estatales; todas actúan bajo modalidades de competitividad y eficiencia sin que el Estado pierda el seguimiento estratégico de las mismas, en este aspecto no se sigue la línea trazada por el consenso de Washington; el modelo implementado es más bien heterodoxo con fuertes raíces nacionalistas heredadas desde la década del los 40. Helio Jaguaribe caracteriza este proceso como el del nacionalismo económico en la lógica moderna de un nacionalismo efectivo, donde los recursos naturales deben servir al desarrollo de Brasil y no al enriquecimiento de potencias o empresas extranjeras.

La sostenibilidad de la economía se pactó con los partidos políticos, nace una nueva política estatal: el modelo económico con consenso político. Será el Gobierno de Luis Inácio Lula Da Silva el que le de mayor legitimidad social, ampliando la cobertura del bono escolar y denominándolo bono familia, beneficiando directamente a 30 millones de personas, disminuyendo el número de ciudadanos en el umbral de la extrema pobreza, acrecentando la movilidad social, ampliando el mercado nacional, fundamental asiento de la economía, llegando este a representar el 80% de la producción nacional, mientras que el mercado de exportación llega al 20%, de acuerdo a cifras proporcionadas por Marcos Aurelio García. El no depender de mercados externos es una de las fortalezas de la economía brasileña.

Brasil con una población de 194.946.470 millones de habitantes y una extensión territorial de 8,51 Millones de kilómetros cuadrados, se muestra como un lugar idóneo para atraer capital externo, de acuerdo a datos de la CEPAL, llegaran al país 288.017 de millones de dólares de inversión extranjera directa entre los años 2000 a 2010 (7), atraídos por la estabilidad política, el modelo económico, la oportunidad de negocios y la credibilidad jurídica; la nación carioca consolida la quinta posición a nivel mundial como receptor de inversión del exterior según el world the investiment report de 2011 de la UNCTAD. El último informe del banco Mundial en 2010 señala a la economía de Brasil como la séptima del mundo, con un PIB de 2.087.889.553.822 dólares americanos, desplazando a Italia al octavo puesto.

Estas cifras nos señalan la importancia que tiene en el mundo la economía brasileña, el peso gravitante que ejerce en la región y su creciente protagonismo en la globalización.

La expansión empresarial

Las empresas brasileñas invierten preferentemente en el continente americano-incluido Canadá y EEUU, la suma de 82.563 millones de dólares en el periodo de 2000 -2010 (8), utilizando al Banco Nacional de Desarrollo Económico Social-BNDES- como instrumento financiero. Emplean una política de internacionalización empresarial con moderna gerencia, respaldada completamente por la diplomacia de Itamaraty y la Presidencia de la Republica; tanto F.H. Cardoso como Lula da Silva no dudan en realizar las gestiones necesarias para abrir campo a las inversiones empresariales, así como para apaciguar los conflictos que puedan surgir durante el desarrollo de sus actividades económicas.

La empresa semipública Petrobras abandera este proceso de internalización llegando a establecer operaciones en 28 países con un presupuesto de 224.700 millones de dólares para la gestión 2011-2014, con utilidades en 2010 que llegan a 21.119,5 millones de dólares; a continuación se ubica la empresa minera Rio Doce Vale con un patrimonio de 228.000 millones de dólares, con utilidades de 18.047 millones, en tercer lugar se ubica la cervecera Ambev (9). De las 500 empresas clasificadas en el Ranking de América Latina por la revista América Economía, corresponden a Brasil un total de 223 empresas, representando el 44,6% del universo seleccionado; las ventas totales en el mismo periodo alcanzan a 1.162.356,3 millones de dólares, duplicándolas con relación a 2005 cuando las ventas alcanzaron los 534.077,5 millones de dólares. México, la otra potencia de la región, tiene 118 empresas, lo que representa el 23,4% del total, y las ventas de las empresas del país azteca llegaron a los 600.552,6 millones de dólares.

La relación con los Estados Unidos y la estrategia militar

Brasil atravesó diferentes fases en su relación con el Departamento de Estado norteamericano, desde la época de los gobiernos militares se tenía claro que la mejor política era la de entablar acuerdos que respeten la preeminencia geográfica brasileña en Suramérica. Sin embargo hubo una política pendular, en ciertas ocasiones se estaba cerca de los países vecinos y en otros más próximos a la política estadounidense, especialmente en el periodo de las dictaduras y el auge de la guerra fría, época en la que Brasil pareció asumir las características de un poder delegado y fue caracterizado como nación subimperialista, pero en ningún momento adquiere los rasgos de plena sumisión tal como aconteció con otras naciones del área.

Las dictaduras militares, particularmente las de Joao Batista Figueiredo implementan una política de apertura internacional contrastando a EEUU y los países desarrollados, inician las relaciones sur-sur, la inserción en el África, requieren créditos para el desarrollo económico y demandan la suspensión de las barreras impuestas al comercio internacional. Destaca en la elaboración de estos lineamientos en el Ministerio de Relaciones Exteriores el canciller Ramiro Saraiva Guerreiro (1979-1985), adscrito a la corriente del pragmatismo responsable y la diplomacia multilateral que ejecuta Brasil.

Brasil en varias ocasiones tensiono sus relaciones con los EEUU, pero en ningún momento predomino una lógica de ruptura, siempre fue consciente que no podía transitar de espaldas al poder estadounidense. Las principales reivindicaciones son: Conseguir un asiento en el consejo de seguridad de las Naciones Unidas, negociar acuerdos comerciales favorables, eliminación de los subsidios al sector agropecuario y oponerse a la incursión de tropas militares norteamericanas en los países de la región; por esta razón no duda en colocarse a la cabeza del contingente militar de la ONU para la reconstrucción y paz en Haití.

Con la finalidad de potenciar su capacidad militar suscribe un convenio con Francia en septiembre de 2009, acordando la compra de aviones caza, la instalación y equipamiento de astilleros para fabricar tres submarinos convencionales y uno nuclear, logrando la transferencia de tecnología francesa que permita su construcción en territorio brasileño.

Este acuerdo origina un impase con EEUU y ocasiona la suspensión temporal de la adquisición de los aviones a Francia, luego de arduas negociaciones en abril de 2010 firma un convenio militar con Norteamérica, arreglo en el que Brasil logra insertar una clausula de respeto a su soberanía.

El entonces ministro de defensa Nelson Jobin en octubre de 2010 “defendió la creación de una estrategia subcontinental de disuasión”, justificando con esta política, la adquisición de material bélico que del año 2000 al 2010 alcanzo el monto de 29.124 millones de dólares; con el objetivo de: defender la extensa costa litoral, la plataforma marítima donde se encuentran ubicadas las reservas petroleras estimadas en 50 mil millones de barriles de petróleo, los acuíferos guaraní y el bosque amazónico.

Coincidencias históricas y afinidades políticas

El fracaso de políticas económicas vinculadas al llamado neoliberalismo, el descuido de la región por parte del Departamento de Estado al priorizar su lucha contra el terrorismo internacional, la explosión del sistema de partidos políticos como consecuencia de malas prácticas en la gestión de la administración pública, entre otros aspectos, originan una debacle de los partidos políticos tradicionales y la virtual desaparición de una elite política que gobernaron los países de la región. En ese momento histórico, enero de 2003, arriba al palacio de Planalto el presidente Lula da Silva, y sin vacilar comienza a cooperar a sus potenciales aliados para que estos le faciliten el trabajo en conseguir las metas y objetivos que se diseñaban en Itamaraty. Los congresos del PT se convierten en lugar de encuentro de una nueva elite política que viene desplazando a los partidos y lideres con una “larga historia en la que el autoritarismo político sirvió de pretexto para profundizar la exclusión social y económica” (10), la opción del PT no daba lugar a dudas de quienes serian los elegidos para beneficiarse del apoyo partidario. En adelante se apuntalara a: Lugo en Paraguay, los Kirchner en Argentina, Mujica en Uruguay, se priorizara el vinculo político con la Concertación de partidos por la Democracia en Chile, y se recompondrá la relación con Evo Morales de Bolivia, que fue afectada luego de la nacionalización de los hidrocarburos en 2006 y la ocupación militar a los campos de Petrobras. Con Hugo Chávez restablece los vínculos políticos e invita a Venezuela a formar parte del MERCOSUR a partir de diciembre de 2006, luego que la Republica Bolivariana abandonara la Comunidad Andina de Naciones (CAN) en abril de 2006, en protesta por los Tratados de Libre comercio (TLC) que suscribieran con EEUU, tanto Perú como Colombia.

Los desafíos de Brasil

Atender la deuda social, no se concibe una potencia regional y actor global con un gran número de pobres e inseguridad ciudadana, como bien señala el sociólogo Marco Aurelio García: a Brasil no le sirve un país rico, lleno de gente con hambre.

Desarrollar una industria con mayor tecnología e innovación, por el momento esta se encuentra encapsulada en algunos sectores: hidrocarburos, aeronáutica, biocombustibles y alimentos.

Dar mayor valor agregado a su producción, las exportaciones son básicamente materias primas, productos agropecuarios y alimentos.

Consolidar a las “Américas como la nueva capital mundial de la energía, de acuerdo al criterio de Amy Myers en Foering Police, consolidando acuerdos de cooperación tecnológica, productiva y de comercialización con: EEUU, México, Venezuela, Argentina y los países productores pequeños del área.

Consolidar las alianzas estratégicas con Argentina y México, para impulsar la identidad de la región, un proyecto de integración solidario y de complementación económica.

Desarrollar institucionalmente los múltiples mecanismos de integración regionales: MERCOSUR, UNASUR y CALC.

Adecuada implementación de los consejos e instancias orgánicas estatuidas: Banco del Sur, Consejo de Defensa, secretaría general de UNASUR, Parlamento suramericano, y otros.

Convivencia complementaria con organismos internacionales vigentes como la Secretaria General para Iberoamérica (SEGIB), Organización de Estados Americanos (OEA), Comunidad Andina de Naciones (CAN) y sus administraciones constituidas.

Administrar su participación simultanea y no excluyente en los foros mundiales: BRIC, IBSA, G-20, Grupo de Rio, etc.

Equilibrar sus relaciones internacionales entre los EEUU, Turquía, Irán, países árabes, Unión Europea, Rusia, India y China para posicionarse como actor global.

Lograr un asiento en el Consejo de seguridad de la Naciones Unidas.

Controlar el narcotráfico y evitar la proliferación de mafias criminales organizadas en países de la región.

Citas

1.-Le Monde Diplomatique, “Brasil ante las elecciones Argentinas” Darío Pignotti, No 101, Noviembre 2007, Publicado en edición Cono sur, http/www.insumisos.com/diplo/NODE/1972.HTM.

2.- Francisco Durand, “El eje Lima-Brasilia (donde algunos entran en arcos y salen con flechas)”, revista Nueva Sociedad No 219, enero-febrero 2009, Caracas, pag. 121.

3.- Marco Aurelio Weissheiner, “Celso Amorim: Brasil supero el complejo de país marginal”, 7 de abril de 2011.

www.amersur.org.ar/PolInt/weissheimer1104.htm

4.- Celso Lafer. “La Identidad Internacional de Brasil”. Fondo de cultura 2002 Buenos Aires.

http//www.lanacion.com.ar/222626-desafios-del-coloso-sudamericano.

5.- Comunicado de Brasilia 1 de septiembre de 2000, pag. 1

6.- Alberto Armendariz “Consolidarse como potencia, la apuesta millonaria de Brasil”, 24 de Abril 2011, www.lanación.com.ar/1367873.

7.- La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe en 2010, CEPAL-2011

Cuadro 1-A-2 pag. 65, se sumaron las cifras de IED 2000 al 2010.

8.- Ibíd., cuadro 1-A-5, pag 72

9.- Revista América Economía, Ranking las 500 mayores empresas de América Latina, 22 de agosto de 2011, Santiago de Chile.

10.- Marcel Fortuna Biato, revista Política Exterior No 131, Sept. /Oct. 2009. “La política exterior de Brasil: ¿Integrar o Despegar? http//www.politicaexterior.com/archives/5831.

*Sociólogo, fue ministro de educación y presidente de la Cámara de Diputados de Bolivia